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Gil fuerza el relevo de su sucesor en Marbella con apoyo de ediles socialistas

El ex alcalde admite que la censura contra Julián Muñoz se debe al cambio de política urbanística

Jesús Gil no ha permitido que su sucesor en la alcaldía de Marbella, Julián Muñoz, vuele solo. El anuncio en la noche del jueves de la destitución del gerente de Urbanismo, Juan Antonio Roca, principal hombre de confianza del ex alcalde, fue el detonante para la ruptura final de las tensas relaciones que ambos mantenían desde meses atrás. Pocas horas después, ocho de los 15 ediles del GIL, los más cercanos a Jesús Gil, firmaban un sorprendente acuerdo para la moción de censura con los tres concejales del Partido Andalucista (PA) y los cinco del PSOE. Éstos fueron expulsados anoche del partido.

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El acuerdo para la moción de censura se firmó a las cinco de la madrugada de ayer en el Club Financiero Inmobiliario, sede de las empresas de Gil en Marbella, ante un notario de Estepona, y fue registrado en el Ayuntamiento seis horas más tarde.

Cinco de los ocho concejales gilistas firmantes, entre ellos la candidata a alcaldesa, Marisol Yagüe, están acusados por la Fiscalía Anticorrupción de malversar 91 millones de euros de las arcas municipales. También está inmerso en este proceso el hasta ayer gerente de Planeamientos 2000, Juan Antonio Roca, quien se encuentra en libertad bajo fianza -estuvo una semana en prisión- por el desvío de 30 millones de euros a cuentas particulares de Gil mediante la emisión de facturas de sociedades a nombre de su madre. Roca ha sido desde 1992 el brazo derecho de Gil y el autor de los convenios urbanísticos y de los planes de ordenación rechazados por la Junta.

Restaurar la legalidad

Gil, cuyas desavenencias con Muñoz ya se evidenciaron en la elaboración de la lista electoral, no ha perdonado a su sucesor el cambio de rumbo en la política urbanística municipal. Después de que el pasado 21 de julio la Comisión Provincial de Urbanismo de Málaga suspendiera por tercera vez en cinco años el Plan General de Ordenación Urbana de Marbella elaborado por el consistorio bajo la dirección de Roca, Muñoz anunció que aceptaba las directrices de la Junta y que iniciaría los trámites para la redacción de un nuevo documento, y que no volvería a dar más licencias de obras que contravinieran el plan vigente, de 1986, para restaurar la legalidad urbanística en la ciudad. La Junta tiene impugnadas unas 150 licencias de obras concedidas contra las directrices de ese plan, que Gil nunca reconoció como válido mientras estuvo en la alcaldía.

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El propio Gil lo reconoció así. "Marbella, que vive de los convenios y de las licencias, no puede estar con el PGOU de 1986 porque es la asfixia", dijo. En rueda de prensa para explicar las razones de la censura, Gil criticó el entendimiento entre Muñoz y la Junta y dijo que "la situación es una bomba que puede explotar en cualquier momento porque si no hay licencias ni convenios no hay dinero para cubrir las necesidades". Aseguró que si se para la actividad urbanística, sobrarían en la ciudad unos 60.000 obreros.

Gil negó haber intervenido en las negociaciones con PSOE y PA y que fueron los firmantes de la moción quienes le dijeron que querían pasar al Grupo Mixto por discrepancias con el alcalde. Además de la política urbanística, los ediles afines a Gil no quieren, como pretende Muñoz, que el Ayuntamiento se declare perjudicado ante el Tribunal de Cuentas por la no justificación de gastos por 21 millones.

La participación del PSOE en la moción, que sorprendió a la dirección provincial y regional del partido, es muy llamativa por cuanto se suma a un pacto justamente con la facción del GIL contraria a la línea de entendimiento entre Muñoz y la Junta, cuando hasta ahora los socialistas habían sido muy beligerantes con la política urbanística del Ayuntamiento y han recurrido en numerosas ocasiones a los tribunales. La portavoz socialista, Isabel García Marcos, que será primera teniente de alcalde, justificó la decisión en buscar la "gobernabilidad y la estabilidad del municipio" ante la evidente fractura del GIL. Según el acuerdo, el área de urbanismo será dirigida por una comisión en la que estarán los tres grupos políticos firmantes de la moción de censura.

Si ésta prospera en el pleno del próximo día 13, Yagüe será investida alcaldesa. Número cuatro en la lista del GIL en las elecciones del 25 de mayo, Yagüe es concejal desde que Gil accedió a la alcaldía en 1991.

El alcalde de Marbella, Julián Muñoz, a su llegada ayer al salón de plenos del Ayuntamiento.
El alcalde de Marbella, Julián Muñoz, a su llegada ayer al salón de plenos del Ayuntamiento.EFE

"No he querido ser una marioneta"

"Si se desatan los caballos esto puede no tener freno". El alcalde de Marbella, Julián Muñoz, consideró la presentación de la moción de censura una declaración de guerra personal de su antecesor, Jesús Gil, y se mostró dispuesto a aceptar el reto. "Si quiere guerra, estoy preparado, puedo morir en ella, pero me lo llevo a él por delante". Aseguró que tiene el respaldo de "mucha gente que está imputada por su culpa".

Muñoz no duda de que sus acuerdos con la Junta de Andalucía para iniciar la redacción de un nuevo Plan de Ordenación Urbana y la destitución del gerente de Urbanismo Juan Antonio Roca han sido determinantes para la ruptura, pero que el motivo de fondo de la reacción de Gil es que no le ha "permitido que gobierne desde fuera". "He ejercido con toda la autoridad que el pueblo me ha dado y no he sido una marioneta, por eso empezaron las desavenencias".

Muñoz y los seis concejales que siguen fieles a él han decidido también pasarse al Grupo Mixto. "Por lealtad con nosotros mismos", adujeron. Así el GIL se queda sin representantes en el consistorio marbellí.

Sobre el futuro dijo que no tiene decidido si seguirán en la oposición o se marcharán, pero ratificó su disposición a sacar a relucir todos los trapos sucios del consistorio. Ayer mismo desveló que durante su etapa de concejal de Urbanismo cuando Gil era alcalde, no tenía conocimiento ni de las licencias que se concedían ni de los convenios urbanísticos que firmaba el Ayuntamiento. "Los concejales sólo levantábamos la mano para votar".

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