Cinco años de autonomía antes del referéndum decisivo
La palabra "autodeterminación" puede disgustar a las autoridades de Rabat, que no admiten que se ponga en tela de juicio su soberanía sobre el Sáhara Occidental. Pero las condiciones en las que se celebraría el referéndum en el que los habitantes de la ex colonia española se pronunciarían sobre el estatuto definitivo del territorio facilitarían, probablemente, la victoria en las urnas de la tesis marroquíes.
Aun así, Rabat no quiere correr el menor riesgo porque duda, acaso, de su capacidad de llevar a buen puerto la negociación o teme que otras regiones, empezando por el Rif, reivindiquen para sí la autonomía del Sáhara. De ahí su rechazo al plan que les sometió en enero el ex secretario de Estado norteamericano. El Polisario, en cambio, lo acepta como base de discusión.
Esta quinta propuesta para resolver el contencioso del Sáhara, que empezó hace 28 años con la anexión por Marruecos de gran parte de la colonia española, prevé primero la elección de la Autoridad del Sáhara Occidental (ASO) y de una asamblea legislativa con el censo, actualizado, elaborado por España en 1974. Esos 86.000 electores votarían, presumiblemente, a candidatos afines al Polisario.
Competencias
Las competencias de la ASO abarcarían desde el presupuesto hasta la fiscalidad, pasando por la seguridad interior y el mantenimiento del orden. El poder judicial sería totalmente independiente del marroquí.
Rabat seguiría, por su parte, encargado de los servicios aduaneros, las relaciones externas, la defensa y la seguridad nacional, con la que tendría derecho a abortar cualquier intento de secesión.
Tras cuatro o cinco años de autonomía se celebraría el referéndum de autodeterminación, en el que los votantes deberían elegir entre la plena integración en Marruecos, la autonomía bajo soberanía marroquí y la independencia. Si ninguna de estas opciones cosechase más del 50% de los sufragios, tendría lugar una segunda vuelta entre las dos opciones más votadas.
Al censo inicial de 86.000 electores se añadirían, en el referéndum, varias decenas de miles de marroquíes que demuestren que residen permanentemente en el Sáhara desde antes de diciembre de 1999. Ni que decir tiene que no serían partidarios de la independencia.
El Polisario afirma temer la etapa autonómica, cuando sus líderes regresen del exilio. Rabat, dice, podría aprovecharlo para liquidarles. El plan prevé, no obstante, una reducción de la presencia militar marroquí en el Sáhara y el acuartelamiento de las tropas de Rabat y del movimiento independentista saharaui.
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