El cura de Maruri se despedirá el domingo de sus feligreses
El Foro El Salvador culpa al PNV de su marcha
El cura de la localidad vizcaína de Maruri, Jaime Larrinaga, el primer párroco rural vasco obligado a llevar escolta por sentirse amenazado por ETA, ha decidido abandonar su actual destino. Fuentes del Obispado de Bilbao enmarcaron "el cambio de destino" dentro de la "normalidad" habitual de este tipo de actuaciones en la Iglesia. Por contra, el Foro El Salvador atribuyó la despedida de Larrinaga de sus feligreses a la "presión del nacionalismo".
El nuevo destino ha sido "pactado" entre Larrinaga y el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, y su obispo auxiliar, Carmelo Echenagusia, según fuentes conocedoras de los contactos. "Todos los años durante estos meses se producen cambios de destino. Algunos curas piden licencias para estudiar fuera o solicitan otras diócesis. Es en ese marco de normalidad, reserva, paciencia y tranquilidad típico de la iglesia en el que se ha producido el cambio", indicaron las mismas fuentes. El nuevo destino de Larrinaga se publicará en septiembre en el Boletín Oficial del Obispado.
La versión ofrecida por el Foro el Salvador, del que fue fundador el propio Larrinaga, difiere notablemente. "Las circunstancias, debido a la presión del nacionalismo, han envenenado las relaciones sociales de este pueblo, y Jaime no puede realizar sus labores normales de sacerdote", aseguró ayer el portavoz del Foro El Salvador, José Luis Orella, organización que agrupa a sacerdotes vascos no nacionalistas y que ha apoyado en todo momento a Larrinaga. Orella culpó de la situación al PNV, al considerar que fue esta formación política, y no la izquierda abertzale, la que inició la campaña, "convirtiendo a un sacerdote en diana, marginándole y persiguiéndole porque no sigue sus criterios ideológicos. Eso es totalitarismo", calificó.
Al conocerse, hace ahora un año, que su situación de amenazado le obligaba a llevar un guardaespaldas, se produjo un cruce de acusaciones y reproches entre Larrinaga y los defensores del párroco y el alcalde de Maruri, Joseba Alzaga (PNV) y la Junta Municipal peneuvista. Con todo, Larrinaga no es el único cura con escolta en Euskadi.
La noticia, que provocó una polémica considerable y movilizó a todo el constitucionalismo y sus foros cívicos, le sorprendió entonces al obispo de Bilbao en unos encuentros religiosos en Canadá. Aunque intentó ponerse en contacto con Larrinaga desde el primer momento, sólo le fue posible trasladar su solidaridad días después. Durante ese verano y el otoño pasado la polémica siguió creciendo e incluso se celebraron concentraciones a favor y en contra del párroco los domingos, coincidiendo con sus misas en la localidad vizcaína.
Semanas después, en el primer encuentro que mantuvieron Blázquez y Larrinaga en la capital vizcaína, el obispo le ofreció a Larrinaga trasladarse a vivir a una de las cuatro residencias sacerdotales que existen en Bilbao o a algún piso-comunidad en donde conviven varios sacerdotes. Larrinaga prefirió mantenerse firme en sus convicciones y en su lugar de residencia. Pero entre sus allegados comentan que sintió un gran "vacío" y un "golpe brutal" cuando un grupo de padres pidió que no celebrara la catequesis de sus niños y, posteriormente, la primera comunión.
El filósofo Fernando Savater también culpó ayer a la "presión nacionalista" de la marcha de Larrinaga de su parroquia. Larrinaga se despedirá el próximo domingo desde el altar de sus feligreses.
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