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LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VASCO

Anasagasti niega que el cura de Maruri sea "un hombre de paz" el día de su despedida

Jaime Larrinaga pide a los nacionalistas que no traten de imponer sus opiniones

En el día en que Jaime Larrinaga ha oficiado su última homilía como párroco de la localidad vizcaína de Maruri, de la que ha decidido marcharse por las presiones recibidas por sus críticas al nacionalismo y a la Iglesia, el portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, Iñaki Anasagasti, ha negado que Larrinaga sea un "hombre de paz". Anasagasti se ha referido a la polémica creada tras el anuncio de la marcha del párroco y ha tachado de "lamentable" la "manipulación" que se ha dado en torno suyo.

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Anasagasti ha acusado a Larrinaga, que hoy se ha despedido de sus feligreses, de "enfrentar" a los ciudadanos de su pueblo, después de asegurar que "no ha sido un hombre de paz". A su juicio, una persona que ejerce una misión pastoral "tiene que trabajar por la paz, no tiene que trabajar por el enfrentamiento".

Muy distinta es la opinión que el propio párroco tiene de su labor, que hoy ha abandonado tras 36 años. Larrinaga se ha despedido hoy de sus feligreses en la misa dominical y ha asegurado que ha sido su postura contra el terrorismo "una de las causas principales de mi persecución", lo que obligó a que se le proporcionara una escolta, convirtiéndose en el primer religioso en hacer uso de este servicio. Larrinaga ha oficiado su última misa ante cientos de personas que han llenado la iglesia de San Lorenzo. Entre los asistentes al oficio se encontraban el presidente del PP del País Vasco, Carlos Iturgaiz, así como otros cargos de este partido como Antonio Basagoiti y Marisa Arrúe, y representantes de foros y plataformas cívicas como Ermua y Basta Ya, entre ellos el poeta Vidal de Nicolás, el escritor Iñaki Ezkerra y la profesora universitaria Gotzone Mora.

Un estorbo para el poder

En los momentos finales de la misa Larrinaga ha afirmado que "nunca" olvidará Maruri y ha defendido que "ante el terrorismo hay que estar con ellos o contra ellos. Yo hace tiempo decidí estar en contra y ésa ha sido una de las causas principales de mi persecución". En un texto leído "a modo de despedida", el párroco ha reprochado a "un sector de la feligresía" que tratara de "imponer un modelo determinado a todos los demás, fundamentándose en un sentimiento e interpretaciones sesgadas y no en objetivas realidades". A su juicio, este sector se ha dedicado a "provocar, perturbar y descalificar a los portadores de otras opiniones". Larrinaga ha pedido a los que se llaman nacionalistas democráticos que manifiesten esta condición "con más claridad".

Tras agradecer las muestras de apoyo públicas y en privado, Larrinaga ha afirmado que "la agresividad ha llegado a unos extremos tan notables, como el lanzar amenazas públicas e institucionales, que impiden una convivencia respetuosa entre los ciudadanos de esta bonita localidad". Ante ello, se vio obligado a "denunciar públicamente las injusticias y calumnias", algo que "no interesa a los poderes públicos", para los que se considera "un estorbo".

Larrinaga también ha tenido palabras para la Iglesia, a la que ha pedido que haga "especial hincapié en analizar la situación creada y evitar que, en nombre de Dios, se impongan unos modelos de sociedad determinados". Igualmente, le ha reprochado el escaso apoyo brindado a las víctimas del terrorismo: "La Iglesia no ha sido fiel a su esencia: dar calor".

Antes de la misa de despedida, el presidente del PP del País Vasco, Carlos Iturgaiz, ha declarado que que "hoy es un día muy triste", ya que tras el "acoso brutal que ha recibido Larrinaga" durante tanto tiempo, "Arzalluz y ETA pueden frotarse las manos: han echado al cura de Maruri".

Larrinaga ha anunciado que se tomará un año sabático, que aprovechará para viajar a Roma y hacer cursos y que volverá después a otra Iglesia del País Vasco, que no ha desvelado.

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