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La falta de refrigeración provoca un calor sofocante en las multiestaciones

Los responsables de las multiestaciones admiten que existe un problema de refrigeración

El intercambiador de transportes de la avenida de América es como un horno en el que los viajeros que esperan el autobús se cuecen lentamente. Son las dos de la tarde, y mientras el termómetro de la calle de Francisco Silvela marca 35 grados, en los andenes hay 33. El calor sofocante se repite en la multiestación de Moncloa, donde, en las dársenas, se soportan temperaturas de 31 grados. Los gerentes de ambas infraestructuras admiten los problemas de refrigeración y prometen solventarlos, "este verano" en el de la avenida de América y "en los próximos meses" en el de Moncloa.

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Ángel Viejo, un estudiante de 20 años, llega corriendo al intercambiador de la avenida de América para tomar el autobús de Coslada y explica que va con el tiempo justo para no tener que esperar aguantando el calor de la estación. En el Nivel 2 del intercambiador, donde se encuentran algunos autobuses urbanos y también los que conectan la capital con los municipios del Corredor del Henares, los abanicos aparecen por doquier. "Lo mejor es el aire propio", sostiene Carmen Moreno, de 74 años, mientras espera para trasladarse a Mejorada del Campo. "Podían dejarnos entrar al autobús", subraya esta mujer, que afirma utilizar este servicio todos los días.

Junto a ella está Milagros Iglesia, de 46 años, que con su abanico en movimiento mantiene que una solución para reducir el calor de la estación sería que los autobuses mantuviesen los motores apagados mientras aguardan la salida. Milagros confiesa que tiene un pequeño truco para engañar al bochorno que se ha instalado en los andenes: "Suelo esperar en la planta de arriba porque hace menos calor".

En la zona comercial situada en el Nivel 1 de la estación la temperatura es menos sofocante que la de un piso más abajo. Los grados empiezan a aumentar y el aire pesa cuando se cruzan los pasos que comunican con los andenes de largo recorrido (también en el Nivel 1) y con los urbanos y de cercanías (ambos en un piso inferior). En estos últimos, la línea que marca el área donde debe usarse el abanico es una puerta de hierro por la que se accede a las dársenas donde están los autobuses.

También en las escaleras mecánicas que comunican unas plantas con otras los viajeros sienten el golpe de calor. En ellas se encuentra Maite Jiménez, de 44 años, equipada con otro abanico a la espera del autobús que la lleve a San Fernando de Henares. "Todos los días hay que venirse con él y con una botella de agua", asegura.

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El gerente de este intercambiador de la avenida de América, Juan Urzaiz, explica que ya han comenzado a instalar un sistema de refrigeración que hará descender seis grados la temperatura actual y que esperan tenerlo listo en agosto. Argumenta asimismo que el problema no se debe a una falta de inversión, sino a la dificultad de encontrar soluciones: "He gastado 36.000 euros en métodos para reducir el calor que después no han funcionado", afirma el gerente, que subraya que por este problema sólo reciben tres reclamaciones al día "frente a las 100.000 personas diarias que pasan cada jornada por estas instalaciones".

En los andenes de largo recorrido, situados en el Nivel 1 y que unen Madrid con Burgos, Bilbao y Santander, entre otros destinos, María José Sancho espera la llegada de una amiga. Sancho, que vive en el barrio de Prosperidad, el mismo donde está ubicada la estación, insiste en que el calor no es el único problema de esta infraestructura inaugurada hace tres años, en enero de 2000. "Varias vecinas estamos recogiendo firmas para enviarlas a la Comunidad, porque el aparcamiento de residentes ha provocado filtraciones de agua", asegura. Denuncia asimismo que los ascensores están constantemente estropeados porque se utilizan como montacargas y que los vecinos de las casas colindantes se tragan todo el humo.

Urzaiz replica que no existen filtraciones y que el sistema de expulsión de los humos cumple las ordenanzas municipales. "Hace ocho meses tuvimos una inspección de Trabajo por una denuncia de CC OO y se comprobó que estábamos por debajo de los mínimos permitidos", afirma. En cuanto a los fallos de los ascensores, el gerente mantiene que se debía a "un problema de mantenimiento ya resuelto".

El calor sofocante se repite en el intercambiador de Moncloa. Mientras el termómetro situado junto al Arco de la Victoria marca 30 grados pasadas las dos y media de la tarde, en los andenes subterráneos hay 31. Una mujer de 44 años explica que espera sentada el autobús que le llevará a la sierra oeste de Madrid porque con tanto calor se marea. "Ya me pasó una vez en el de la avenida de América y desde entonces siempre vengo con una botella de agua", asegura.

El gerente de esta infraestructura reconoce las elevadas temperaturas, pero explica que es complicado encontrar una solución. "Es cierto que no hay climatización, pero es que resulta muy difícil conseguirla, porque el aire frío se perdería por las salidas que hay a la calle", afirma. Explica además que han pensado otras medidas como la instalación de una burbuja de metacrilato que aísle a los viajeros y que esté climatizada. "El problema entonces sería el acceso a los autobuses", reflexiona.

El gerente insiste en que preferiría que la temperatura fuese más agradable, "porque recibimos quejas y hemos tenido algunos desmayos, pero esto no es como la Estación Sur, que tiene zonas diferenciadas para esperar o tomar el autobús". Responsables del Consorcio Regional de Transportes indican que el proyecto para ampliar el intercambiador de Moncloa, previsto para los próximos meses, incluye la instalación de un sistema de refrigeración.

Moncloa, una macroestación que se ha quedado pequeña en ocho años

La macroestación de Moncloa se ha quedado pequeña ocho años después de su inauguración. Con tres plantas, se construyó para comunicar Madrid, a través de la carretera de A Coruña, con los municipios de la zona oeste, como Las Rozas, Majadahonda o San Lorenzo de El Escorial. Cada día la utilizan 300.000 viajeros y en sus 15 andenes de registran 4.000 salidas de autobuses. En ella confluyen, además, dos líneas de metro, la 3 (Legazpi-Moncloa) y la 6 (circular).

Los primeros síntomas de saturación comenzaron a registrarse hace ya un lustro. En 1995, cuando se abrió, tenía 54.325 usuarios, una cifra que se elevó a 70.377 en 1996 y que en 1998 llegó a los 81.044. Una progresión galopante que, además, ha seguido en aumento.

El abarrotamiento que sufre esta estación es ya un tema de debate. De hecho, la candidata del PSOE a la alcaldía de Madrid, Trinidad Jiménez, prometió durante la pasada campaña electoral la ampliación urgente de este intercambiador y la apertura de otro similar en la cercana estación de Príncipe Pío.

La multiestación de la avenida de América es más nueva. Se inauguró en enero de 2000 tras meses de obras en los que está zona de la ciudad sufrió continuos problemas de tráfico. Dotada de cuatro plantas subterráneas, con ella se pretendía retirar de la superficie un total de 3.300 autobuses diarios. En su primer año de existencia se incrementó en un 30% el número de viajeros que la utilizan.

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