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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Vuelo sin descanso

Cada nuevo dato que se conoce sobre el vuelo del Yakovlev 42 que se estrelló en Turquía el 26 de mayo con 62 militares españoles a bordo pone en evidencia las precarias condiciones de seguridad en las que se realizó el viaje de regreso a España del contingente español en Afganistán. A la avería de la caja negra que registra la voz de los pilotos en cabina, se añade el dato de que la tripulación llevaba volando al menos 28 horas sin descanso cuando se estrelló el aparato, según ha revelado en Madrid el presidente de la comisión turca que investiga el accidente.

Incluso antes de que las conclusiones de la investigación sean definitivas, los datos que han transcendido refuerzan la exigencia de aclarar cuanto antes el sistema de contratación de ese vuelo -y en general del transporte de tropas españolas en misiones de paz- y colocan al ministro Trillo en una situación cada vez más díficil dada la falta de respuesta política ante lo sucedido. Quizás ello explica la persistencia del malestar militar con el ministro, puesto ayer de manifiesto en Rota con el abucheo que sufrió por parte de familiares del contingente que regresaba de Irak.

El Ministerio de Defensa se limitó a puntualizar ayer en un comunicado que "el avión contaba con doble tripulación reforzada, cinco pilotos", y que se cumplió con la previsión de periodos de descanso de las tripulaciones. Pero la cuestión es que la normativa española no autoriza un vuelo de 28 horas sin interrupción, incluso con dos tripulaciones para turnarse en los mandos del aparato, como el que realizó el Yakovlev 42 a lo largo de unos 13.000 kilómetros desde su despegue en Ucrania en la medianoche del 25 de mayo hasta que se estrelló en Turquía en la tarde del día siguiente, con cinco escalas de apenas una hora y otra de cuatro horas en Kabul.

No es serio, como parece desprenderse del comunicado de Defensa, que se pretenda considerar como periodos de descanso las pequeñas escalas realizadas por el Yakovlev 42 en su largo viaje de 28 horas de duración y 13.000 kilómetros de recorrido. El descanso a bordo no interrumpe legalmente el periodo de actividad de las tripulaciones, como tampoco las escalas en tierra de tiempo muy limitado, destinadas a repostar combustible y a revisar el avión. No es extraño que la fatiga de los pilotos se perfile como una de las causas de la catástrofe. ¿Por qué no se exigió a la compañía ucrania un plan de vuelo que se atuviera a la normativa española que limita el periodo de actividad de las tripulaciones a un máximo de 18,5 horas en las mejores circunstancias? Es una incógnita más de las muchas que Trillo debe resolver con precisión mañana, cuando comparezca ante la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados.

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