Recuperar el Francés

Parece una aspiración legítima y positiva de nuestro Gobierno situarnos entre los países europeos más avanzados. Si queremos estar a su altura, tendremos que equiparar el sistema educativo al de nuestros socios en la UE. Pues bien, en la mayoría de ellos se ofrece la enseñanza de, al menos, dos lenguas extranjeras obligatorias y varias optativas. Nuestro sistema, en cambio, va camino de ofrecer una sola lengua, el Inglés, como idioma obligatorio, eliminando opciones que hasta ahora, no sin cierta dificultad, eran posibles. ¿Cómo es posible que en nuestra Comunidad sólo se pueda estudiar Alemán en dos institutos, Italiano en otros tantos, y se pretenda poner trabas a la opción del Francés como primera lengua? ¿Por qué ha desaparecido casi completamente en Primaria? Es preciso tener en cuenta las necesidades, sociales y de desarrollo, de la Comunidad Valenciana. Pretendemos ser una Comunidad moderna, abierta e industrial, que basa su riqueza en las relaciones comerciales internacionales, la exportación y el turismo. La misma sensibilidad que se advierte en la incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación debiera tenerse en la promoción de lo que, sin duda, es también un indicador de modernidad característico de las sociedades avanzadas: el conocimiento y uso de lenguas extranjeras. Debo recordar además que Francia es nuestro primer proveedor y primer cliente, y es también el país que más industria tiene implantada. Pues bien, volviendo la espalda a esta realidad, la Administración educativa, a lo largo de los últimos cursos, ponía continuas trabas a las posibilidades de estudiar francés en el sistema público, llegando a plantear la posibilidad de su supresión.Pero, además, ampliar el estudio de lenguas extranjeras y respetar la oferta de Francés como primer idioma en todos los centros tiene otras ventajas: podría paliar los problemas de muchos alumnos que tienen dificultades en las áreas lingüísticas y que mejorarían gracias al trabajo en una lengua tan cercana al valenciano y al castellano; disminuiría la ratio profesor-alumno en las clases de Inglés, con lo que se ganaría en eficacia; y se rentabilizaría una plantilla de profesorado perfectamente formado, siempre a la vanguardia de la innovación pedagógica.