La compañía será multada por su oferta a los locutorios, pero sus rivales le pagarán más por usar su red

Ayer fue un día gris para los operadores de telecomunicaciones. Por una parte, para Telefónica, porque sus prácticas de aplicar descuentos encubiertos a los locutorios que sólo tengan líneas con esta empresa serán sancionadas. Fuentes próximas a la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) indicaron que la multa, en la banda baja del abanico de sanciones al que se arriesgaba, asciende a ocho millones. Y, por otra parte, sobre los operadores alternativos cayó como un jarro de agua fría la nueva Oferta de Interconexión de Referencia (OIR) aprobada por el órgano regulador, que fija los precios que pagan los operadores alternativos por usar la red del ex monopolio.

Esta compleja oferta, un instrumento pensado para ir introduciendo competencia en el mercado de forma paulatina y que se desarrolla a lo largo de centenares de páginas, subirá un 10% de media (entre un 8% y un 12%, según los casos) en los contratos de uso de la red por capacidad.

Los operadores alternativos encajaron mal el golpe, porque la modalidad de interconexión por volumen (contratar capacidades por anticipado) es una de sus armas más efectivas para competir con Telefónica. Pese a que temían una subida aún mayor, del 15%, que a Telefónica le hubiera sabido a poco, estudian llevar la decisión a la Comisión Europea.

La modalidad de interconexión por capacidad, una figura inédita en la UE, no ha funcionado de forma efectiva hasta enero de 2003. Así, con la subida de precios contemplada por la CMT -que entrará en vigor en un plazo aproximado de dos meses, después de que, sobre la base de la nueva OIR, Telefónica realice su oferta comercial y la remita al regulador- los rivales del primer operador topan con un obstáculo en su batalla para continuar hincándole el diente al mercado.

El éxito de la introducción del sistema de interconexión por capacidad, que coexiste con el alquiler de la red de Telefónica en función de los minutos que se contraten, ha sido rotundo. Y, paradoja, ahí parece radicar el problema.

En los despachos de la CMT existe cierta preocupación, no por su éxito en sí, sino por los desequilibrios detectados en la intensidad y velocidad de su implantación. A finales de este año, se calcula que puede representar en torno a un 50% de toda la interconexión. El regulador insiste en que de lo que se trata es de que los operadores alternativos, al margen de usar la red de Telefónica, inviertan en su propia red y en que ofrezcan a sus clientes acceso directo.

La tesis de la CMT pasa por que exista un equilibrio entre la interconexión por capacidad y la interconexión por minutos contartados. Este último sistema, que complica más las cosas a los operadores alternativos para gestionar el tráfico y en el que chocan con las ofertas comerciales imbatibles de Telefónica, se potencia.

Así, las tarifas de interconexión por minutos bajan también entre un 8% y un 12%. No es el único desincentivo para la contratación por capacidad. Los rivales de Telefónica se llevaron las manos a la cabeza, porque les van a subir los costes por acabar usando más más capacidad de la que se había contratado. El llamado desbordamiento puede llegar a costar hasta cinco veces más, según lo que se pase el operador. El regulador quiere combatir que se contrate poco volumen para luego utilizar más sin penalización.