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El riesgo de una operación nunca intentada

La muerte de las siamesas iraníes Ladan y Laleh Biajní sacudió a la comunidad médica internacional. Los especialistas debaten ahora los pros y contras de una operación que jamás se había intentado antes en siamesas adultas.

Para el doctor Pedro Olivares, neurocirujano del hospital madrileño La Paz, que integra el equipo del doctor Juan Tovar, responsable de varias separaciones exitosas de siameses, "la decisión estuvo bien tomada". "No creo que esto haya sido un experimento. El equipo era idóneo y los riesgos estuvieron muy bien analizados. Se habían realizado todos los estudios necesarios y un equipo de médicos con gran experiencia internacional decidió operar. Pero nadie sabe con qué va a encontrarse hasta que está allí". Para Olivares, "ésta es más bien una experiencia de la que hay que aprender para el futuro".

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"No dudo de que hubiese suficientes posibilidades de éxito en la intervención quirúrgica realizada en Singapur. Pero los médicos lo tenían muy difícil", afirmó Antonio Hernández Orgaz, jefe de la sección de Cirugía Pediátrica del hospital infantil Virgen del Rocío, de Sevilla. Para él, "el error más grave puede haber sido pretender salvar a las dos. Quizá, si se hubiesen planteado desde el principio salvar a una sola, ahora no estaríamos hablando de fracaso". El cirujano sevillano realizó con éxito, en noviembre pasado, junto a otros 25 médicos, una operación para separar a dos siamesas gaditanas unidas por un tercio del abdomen. Hoy mantiene la tesis de que la edad de las protagonistas "debe haber sido determinante para el resultado de la operación".

"Circo"

Para el neurocirujano Francisco Villarejo, miembro del Servicio de Neurocirugía del Hospital Niño Jesús, de Madrid, el fallecimiento de las siamesas "era previsible". Este experto, que hace 22 años separó a siameses de tres meses, denunció el "circo" que, en su opinión, se ha creado en torno a la operación. "Ha habido un afán de publicidad y una falta de discreción notable respecto a la intimidad de ambas pacientes", destacó. En cualquier caso, Villarejo considera que esta operación "era muy compleja" dado que ambas pacientes compartían parte de la vena sagital en el cerebro. Villarejo destacó que la separación de los cerebros implicaba alto riesgo de hemorragia, alteración de los factores de coagulación y trombosis. A su juicio, estos factores que han desencadenado el fallecimiento. Villarejo, con todo, consideró que la intervención quedaba dentro de los límites marcados por la ética médica, dado que las siamesas no tenían inconveniente en asumir los riesgos, lo hicieron por su propia voluntad y no deseaban continuar viviendo unidas.

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