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Reportaje:MUJERES

Biotecnología en femenino

En 1992, Ingenasa era una empresa quebrada cuyo único accionista y cliente estaba en suspensión de pagos, con una deuda de 200 millones de pesetas, una facturación anual de 60 y un mercado extraordinariamente competitivo. Once años después es una empresa en expansión, con una facturación en los tres primeros meses de 2003 semejante a la de todo 2002 (1,5 millones de euros) y que "como no sabemos vivir sin deudas, ahora que pagamos la que teníamos nos metemos en otra porque compramos nueva sede".

Carmen Vela, la directora general de Ingenasa, y todo el equipo de esta pequeña empresa llevaron adelante la difícil recuperación, en cuyo camino, entre Bruselas y Madrid, Vela aprendió que la discriminación de las mujeres en el mundo científico industrial existe y alcanza cotas notables.

Vela ha sido una de las 12 redactoras del informe ETAN (2000), un estudio patrocinado por la UE para conocer la presencia de las mujeres en el mundo de la ciencia
En Ingenasa "casi tenemos que hacer discriminación a favor de los varones; en total somos 26 personas y sólo hay siete chicos", dice Carmen Vela

"Al principio no me daba cuenta. Me da un poco de vergüenza reconocerlo, pero yo no sentía discriminación, no percibía lo que ahora sé. Pero empecé a ver datos, a leer informes y estadísticas, y ahora soy consciente de la enorme discriminación y de la necesidad de hacer algo para cambiar esto". La biotecnología y su enorme empuje personal habían colocado a Vela en el sitio idóneo para percibir el problema. En el centro de la ciencia europea, un lugar reservado tradicionalmente a los varones.

En 1994 se creó la primera Asamblea Europea de las Ciencias y las Tecnologías (ESTA), un órgano asesor de la UE. Sus miembros fueron propuestos por la Comisión, por los Estados miembros y por grandes instituciones científicas europeas. Estaba compuesto por 100 varones y 4 mujeres. "En la siguiente convocatoria, dice Vela, la cosa cambió un poco porque había 61 miembros y 5 éramos mujeres. Nunca he sabido quién me propuso para pertenecer a este comité, pero al llegar creí que me moría porque todos tenían currículos tremendos. Pero lo más tremendo era la proporción de hombres y mujeres".

Vela también ha sido una de las 12 redactoras, única española, del informe ETAN (2000), un estudio patrocinado por la UE para conocer la realidad de la presencia de las mujeres en el mundo de la ciencia. Originariamente se pretendía analizar los datos tanto en la investigación pública y en la Universidad como en la empresa privada, "pero", dice Vela, "había tan pocos datos del sector privado que resultó imposible, y en muchos casos sigue sin haberlos. En enero de 2003 presentamos el informe Strata-Wir sobre las científicas en el sector industrial y, desafortunadamente, tampoco hay muchos datos. Parece que es muy difícil poner una efe o una uve en una estadística, y no se hace, excepto en las cosas relacionadas con la UE, que sí lo exigen. Creo que la Comisión va muy por delante de los países".

En su propia empresa, Ingenasa, "casi tenemos que hacer discriminación a favor de los varones. Como nos nutrimos de licenciados en químicas, farmacia, biología y veterinaria, y el número de alumnas es mayor, y tienen mejores expedientes, sin hacer discriminación a favor de las mujeres, lo natural es que haya más. Somos en total 26 personas, siete de ellas chicos, lo que representa un 73% de mujeres. Y de los 13 investigadores, ocho son mujeres". Ingenasa fabrica kits de diagnóstico para sanidad animal, para unas sesenta enfermedades, y hace investigación en terapia biotecnológica fundamentalmente para animales y con alguna extensión para la sanidad humana.

La empresa fue creada por el INI en 1981, para hacer una compañía biotecnológica asociada a un centro de investigación, "que en nuestro caso era el Centro de Biología Molecular. Yo estaba allí, con Eladio Viñuela, trabajando en peste porcina africana, que entonces era un problema bastante grave, y en Ingenasa empezamos a trabajar en ello. Por eso siempre nos hemos dedicado a la sanidad animal".

En 1984, el INI decidió desinvertir en biotecnología "y pasamos un año fatal, hasta que en 1985 nos compró Unión de Explosivos Riotinto, lo que tuvo ventajas e inconvenientes. Por una parte, todo era más fácil, porque había dinero y teníamos un cliente único, pero, por otra, cuando UER, ya Ercros, presentó suspensión de pagos, nos quedamos sin cliente. Entonces compramos la empresa por una peseta, más la deuda de 200 millones de pesetas, bastante para una empresa con una facturación anual de 60 millones".

Finalmente, tras no pocos problemas burocráticos, pudieron quedarse definitivamente con la empresa y, con un enorme esfuerzo, incluido el de pasar muchos meses sin cobrar, sacarla adelante. "Decidimos que podíamos vender lo que sabíamos hacer, que eran kits para diagnosticar enfermedades de animales, tanto en el sector ganadero como en el de las mascotas". Así, en 1995 ya pagaban las nóminas con normalidad, en 1996 salieron de la quiebra técnica "y este año 2003 terminamos de pagar la deuda, así que hemos comprado nuevas instalaciones, porque parece que no sabemos vivir sin deudas".

Proyecto de la UE

La alta cualificación tecnológica de Ingenasa, además del empuje personal de Vela, les permitió ser la primera empresa española que obtuvo un proyecto de investigación de la UE, "en la primera convocatoria especial para Grecia, España y Portugal, tras la ampliación". Vela ha tenido siempre contacto con la UE, y por ello participó en los primeros grupos de trabajo sobre mujer y ciencia que organizó la comisaria Edith Cresson.

"Me di cuenta de la discriminación un día que me llamaron para hacer una presentación en Bruselas, y dije que si no iba yo, podría ir otra persona, un hombre, y me dijeron que no, que Cresson quería que fuera yo, la directora". Desde aquello hasta las gráficas embudo "en las que en la parte ancha están los niveles primeros, como, por ejemplo, graduados, con más del 51% de mujeres, y en el cuello del embudo, los altos cargos en las empresas, que son entre el 1,5% y el 5%. Viendo los datos, quien es capaz de pensar se da cuenta de que la discriminación existe, y es mayor cuanto más alto es el nivel". Se trata de cifras en las que ningún país europeo puede sacar pecho; por ejemplo, para una media europea del 5%, Alemania y Holanda tienen entre el 1,5% y el 5% (sin muchos datos), y España, el 4%. En Estados Unidos y Canadá, los datos, al menos en lo que se refiere a presencia de mujeres en altos cargos científicos, comités de selección y tribunales, la proporción es mejor, con un 33% entre los directivos de la National Science Foundation, frente al 0% de mujeres en la dirección de la European Science Foundation.

Los políticas públicas pueden ser útiles, "pero en el sector privado es más complicado. Sin embargo, muchas empresas grandes se están dando cuenta de lo beneficiosa que resulta la diversidad, que a la larga es mucho más rentable. Así que creo que poco a poco las cosas pueden ir cambiando, siempre que trabajemos por el cambio. Eso exige elaborar informes llenos de datos, de los que soy una apasionada defensora, y establecer recomendaciones, y tratar luego de que se lleven a la práctica. Viendo la historia, es evidente que la discriminación ha sido grande y que hay cosas que se han hecho muy mal, pero creo que no es hora de buscar culpables, porque las mujeres también han estado en la historia, sino de encontrar soluciones".

Carmen Vela, directora de Ingenasa, en el laboratorio de la empresa.
Carmen Vela, directora de Ingenasa, en el laboratorio de la empresa.GORKA LEJARCEGI

Una llamada de alerta europea

MÁS DE LA MITAD de las personas que se gradúan en carreras científicas son mujeres, pero muy pocas de ellas consiguen llegar a la industria. Carmen Vela es una de las 17 europeas que han elaborado el informe Mujeres en la investigación industrial: una llamada de alerta para la industria europea, conocido como Strata-wir. "Una de las conclusiones del informe, dice Vela, es que sólo en torno al 13% de los investigadores en la industria europea son mujeres y, aunque suponen la mayoría de los licenciados, se pierden para carreras largas en ciencia y tecnología".

Según este informe, en España, el 57,3% de los licenciados en carreras científicas o ingenierías son mujeres, a mitad de camino entre el 65% de Portugal y el 50,3% de Alemania. Las científicas e ingenieras obtienen con más frecuencia que los varones contratos temporales, especialmente en el sector público, dice el informe, aunque con sustanciales diferencias entre los países; Bélgica, Italia, Luxemburgo y Portugal se encuentran a la cabeza de esta temporalidad.

Entre las recomendaciones de este informe destaca la de animar a los Gobiernos para que legislen de manera que a igual trabajo corresponda igual salario, algo de lo que aún se está lejos. Que se hagan estadísticas desagregadas por sexos para conocer la magnitud del problema, y que se usen esas estadísticas para desarrollar políticas correctoras. "Las mujeres", dice el informe, "son la mayoría entre los licenciados y están llegando a ser la clave en las tomas de decisión de compra como consumidores. Para asegurar la competitividad de la industria europea a escala global, las organizaciones necesitan asumir el desafío y cambiar. Recomendamos que los Gobiernos y el sector industrial aborden estas buenas prácticas y las adopten. Mediante una acción concertada, la industria europea estará mejor preparada para hacer frente a los desafíos de mañana".

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