La agonía de un gran hospital
La ciudad sanitaria La Fe languidece a la espera de la construcción del futuro centro mientras se suceden los achaques
La semana pasada, mientras los valencianos sufrían el mes de junio más caluroso de los últimos años con temperaturas de hasta 35 grados y una humedad bochornosa, el hospital La Fe de Valencia daba nuevas muestras de sus achaques. En los quirófanos de rehabilitación se tenían que realizar intervenciones a 30 grados, un valor por encima del umbral recomendado por la Organización Mundial de la Salud, y el calor se dejaba sentir también en la sala de autopsias y en distintas consultas del hospital, como en las de medicina interna. En algunas habitaciones, no era extraño ver ventiladores traídos por los familiares de los enfermos para hacer más llevadera la convalecencia.
Sin embargo, no todo era exceso de calor. Médicos que dormían durante la guardia necesitaban hasta tres mantas para combatir el intenso frío que salía de los equipos de aire acondicionado. En otros pabellones, las temperaturas eran tales que personal del hospital echaba mano de calefactores para atenuar el frío de los pacientes que tenían que desprenderse de su ropa para someterse a exploraciones.
Los testimonios recogidos entre personal sanitario y no sanitario del centro sobre los problemas relacionados con la refrigeración no son nuevos. Repetidas inversiones -entre las últimas una de 1,38 millones de euros hace dos años para remodelar el aire acondicionado- no han dado los frutos esperados. Pero tampoco a la hora de hacer frente a otros problemas de mantenimiento que atenazan al centro sanitario de referencia de la Comunidad Valenciana.
El lunes pasado, la rotura de una tubería en la zona de Nefrología del pabellón central volvió a incidir sobre las dolencias de un hospital inaugurado en diciembre de 1968 que apura sus últimos años de vida. El incidente provocó la inundación de los quirófanos de Urgencias y el área de Radiología, lo que obligó a desviar a los enfermos a otras estancias. Aún estaba fresco un incidente similar ocurrido en mayo. Entonces, la rotura de una tubería de un equipo del aire acondicionado inundó también las urgencias del Pabellón central, aunque esta vez sólo se afectó la sala de espera.
También en mayo, los problemas se centraban en el falso techo. Un trozo de escayola de una habitación de la tercera planta del pabellón central del Hospital La Fe de Valencia se desprendió sin causar daños personales, ya que el único enfermo de la habitación no se encontraba dentro. Meses antes, el desprendimiento fue en unos vestuarios y lesionó a una enfermera. En total, desde 1998 estos episodios se han producido hasta en 33 ocasiones.
El hospital La Fe se ha convertido en un gran centro sanitario en situación terminal con fecha de caducidad. En 1998 un estudio dictaminó su muerte y la construcción de un nuevo edificio para reemplazarlo. Las conclusiones del informe elaborado por una consultora sólo salvaban algunas edificaciones al entender que la mala calidad del inmueble, por un lado, y la falta de funcionalidad y la imposibilidad de amoldar el edificio sanitario levantado a finales de la década de 1960 a las necesidades de un hospital de principios del siglo XXI eran insalvables. El nuevo hospital, que se emplazará en Campanar, acabará de construirse en 2009 si se mantienen los plazos y entrará en funcionamiento en 2010. Muchos de los trabajadores del hospital se preguntan que será del centro actual hasta entonces.
"Hasta ahora no se ha hecho mucho más que poner parches sobre los problemas", comenta un médico que trabaja en el centro desde hace varias décadas. Esta sensación es compartida por otros especialistas de diversos pabellones con los que ha consultado este diario. Además, apuntan que el centro "ha rendido al 130% a lo largo de muchos años" y sin embargo no se ha respondido a esta actividad con un esfuerzo de mantenimiento y de inversión proporcional a la elevada actividad que ha mantenido. "Esto ha sido una caja a la que se le han ido añadiendo equipos, funciones y actividad hasta llegar un momento en el que no da más de sí", comentaba otro.
Los médicos destacan que los problemas no alcanzan a cuestiones de equipamiento sanitario ni tecnología y que, pese a todo, se mantiene la calidad de la asistencia, algo en lo que coinciden los pacientes preguntados por este diario. Pero sí lamentan que en 35 años no se hayan realizado obras de importancia destinadas a adaptar una estructura superada por la evolución de la medicina, lo que en este último tramo de vida del hospital está pasando factura como reflejan las más de 12.500 averías que se producen al año.También destacan que esta sucesión de problemas afectan directamente al funcionamiento diario del hospital.
Esta reclamación la recoge también un representante sindical de UGT que trabajó 25 años de mecánico del hospital. Frente a una plantilla de 300 personas hace 10 años, actualmente los fontaneros, carpinteros, electricistas, mecánicos, albañiles, tapiceros, pintores y resto de personal de mantenimiento es de 151, junto a 24 interinos. "No se cubren las vacantes y eso se nota", señala, lo que plantean como un ejemplo de la falta de interés por el cuidado del centro. Parte del problema sería éste, junto a la falta de inversión. En esta atribución de culpa por el estado del hospital, desde USO-CV se apunta al abuso de los contratos con empresas privadas para realizar obras, que en muchos casos no resuelven los problemas y con los que tienen que cargar más tarde el personal de mantenimiento del hospital, saturado por las plantillas ajustadas.
"En estos siete años hay que gastarse dinero en el hospital de Campanar porque es el único que tendremos" reclamaba un médico. El Diari Oficial de la Generalitat Valenciana (DOGV) publicaba la semana pasada un nuevo parche: dos concursos para la sustitución de los falsos techos (300.000 euros) y de climatizadores del hospital (100.000 euros).
Relevo físico y relevo humano
El relevo físico del hospital La Fe está claro. El proyecto que prevé levantar un nuevo complejo sanitario en Malilla costará 293 millones de euros (53 de ellos en equipamiento y tecnología). El futuro hospital tendrá 993 camas individuales, 195 locales de consultas externas, 35 quirófanos, 1.950 plazas de aparcamiento, 41 salas de radiología y 39 boxes de urgencias repartidos en 161.485 metros cuadrados de superficie asistencial. Ocupará una extensión de 129.390 metros cuadrados frente a los 80.000 del solar de Campanar. Sin embargo, la fórmula que la Consejería de Sanidad elegirá para llevar adelante el relevo humano es aún un misterio. El ex consejero del departamento, Serafín Castellano, insistió en numerosas ocasiones en que el futuro hospital bebería directamente del caudal de experiencia acumulado desde 1968 en Campanar. Sin embargo, los responsables sanitarios cuentan con un problema para hacer esto posible. Especialmente entre el personal médico, la media de edad es muy elevada y hay servicios en los que el 90% de los facultativos están entre los 55 y los 59 años. Dentro de 7 años, la fecha de entrada en funcionamiento del hospital, estarán al borde de la jubilación y sin una generación de especialistas detrás de ellos que hayan podido empaparse de la cultura del hospital y con fuerzas para implantarla en el nuevo centro sanitario. "Hace años que se tenía que haber preparado este relevo", lamentaba un médico.
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