El electorado de HB da la espalda a ETA de manera mayoritaria

El factor aglutinante que ha desempeñado ETA en su ámbito político se sigue resquebrajando. El Euskobarómetro de mayo, una encuesta independiente realizada por la Universidad Pública vasca, señala que la mitad de los votantes de Batasuna de 2001 rechaza la utilización de la violencia para lograr fines políticos. La imagen del activista de ETA como patriota sólo la sostiene el 3% de los encuestados, mientras que para el 37% son unos locos, y para el 17%, unos criminales.

El catedrático de Ciencia Política y director del Euskobarómetro, Francisco Llera, apuntó ayer como uno de los datos más sobresaliente del estudio que la subcultura de la violencia está cediendo terreno incluso dentro del ámbito político que históricamente ha apoyado el recurso a las armas para obtener réditos. Por tercera oleada consecutiva, el apoyo total a ETA en el País Vasco es prácticamente inexistente, mientras que el rechazo total ha pasado del 23% en 1981 al 60% actual. "Esto no es algo coyuntural, se ha convertido en un patrón consolidado", según Llera, que presentó los resultados de la encuesta con el rector de la Universidad, Manuel Montero.

Junto a la deslegitimación de la violencia y del activista de ETA, el estudio revela un deslizamiento del ámbito político de la violencia hacia opciones del nacionalismo democrático, algo que ya tuvo su reflejo en las elecciones autonómicas de 2001 con el trasvase de votos a la coalición PNV-EA y que se ha consolidado en los pasados comicios locales, también con la irrupción electoral de Aralar.

Atendiendo a los resultados de la encuesta, cuyo trabajo de campo se efectuó entre el 1 y el 15 de mayo (precampaña electoral), no sólo se ha enfriado la adhesión a la Constitución y al Estatuto de Gernika entre los vascos, sino que el sentimiento nacionalista ha subido siete puntos, para situarse en el 43%. El cuerpo social constitucionalista se ha retraído y, por el contrario, el gobierno tripartito (PNV, EA e IU) recupera apoyos. Un 45% considera el Gobierno de coalición positivo, frente al 23% que lo tacha de negativo.

Junto a la evolución del electorado de HB, hay otro dato sobresaliente. El 65% de los encuestados se declara insatisfecho con el funcionamiento de la democracia. "No se trata de una deslegitimación del sistema", interpreta Llera, pero, a su juicio, es una muestra clara de la apreciación de los ciudadanos de que "las instituciones no resuelven los problemas" y que los políticos, en muchas ocasiones, los empeoran.

Crispación social

El optimismo económico que mantienen los vascos (49%) contrasta con el pesimismo político. Se aprecian tres datos muy negativos. Aumenta muy significativamente la crispación social (71%), visible en las cuadrillas de amigos o las familias, que se atribuye al desacuerdo entre nacionalistas y no nacionalistas (39%) y al inmovilismo del Gobierno central (el 20%), según el estudio. Hay un riesgo de descapitalización humana, ya que casi dos de cada 10 vascos se muestran dispuestos a marcharse de Euskadi. Y, finalmente, un sentimiento mayoritario de que, tal y como denuncia reiteradamente el nacionalismo, se está produciendo un retroceso democrático y una regresión autonómica (un 59% apoya esa tesis frente a un 25% que la rechaza). El cierre del diario Egunkaria es tildado de error (73%) y de actuación ilegítima (66%), y la ilegalización de Batasuna, de perjudicial y antidemocrática de manera mayoritaria.

El alivio que ha supuesto la falta de atentados en el momento de la encuesta ha provocado que la gente se sienta más libre (el 43%) para hablar de política, algo más evidente entre los nacionalista (55%) que entre los que no lo son (31%). El juicio negativo sobre la actuación del Gobierno central y su presidente se dispara 10 puntos, mientras que en Euskadi sólo aprueban el lehendakari, Juan José Ibarretxe, y el presidente del Parlamento vasco, Juan María Atutxa.