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Columna
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Bronca

El estilo aznarista hace escuela. Un estilo bronco, provocativo, prepotente, retador, humillante para el adversario político. Eso parece, al menos, el estilo del responsable de Haciendas Territoriales, Rafael Cámara, que bajó a Andalucía con mentalidad provocativa: no se pagará la deuda histórica al pueblo andaluz si antes no retira la Junta los recursos en el Supremo. ¿Se deben o no se deben 720 millones de euros al pueblo andaluz? Pues si se deben, los pagan. En ese mismo momento, los recursos caen en la papelera. Cumplan primero con Andalucía y luego exijan.

Vendrá ahora la candidata Martínez, también en el estilo aznarista, a mantener que la Junta, o sea Chaves, lo único que busca es la confrontación con el Gobierno central. Lo dicho: paguen y aquí paz y mañana no sabemos si gloria. Rafael Cámara no esperaba, es cierto, encontrarse a la consejera Magdalena Álvarez en su salsa natural. Es muy difícil que a la consejera se la acojone en estas lides, porque domina el patio como nadie y, además, sabe el terreno que pisa. Que Cámara hablara de reunión atroz, difícil, inaceptable no evidencia más que una actitud claramente definida por Magdalena Álvarez: "Cámara llegó en tono amenazante y así se fue". Por lo visto hay quien todavía en el Gobierno central piensa que a Andalucía se le puede seguir tomando el pelo o a chirigota.

Y para broncas, las que se avecinan en algunos ayuntamientos del litoral andaluz. Días atrás, en una urbanización cinco estrellas de Marbella, hubo reunión de promotores inmobiliarios, de urbanizadores y algunos políticos, de ellos tres que estuvieron a las órdenes de Jesús Gil, para preparar estrategias porque el chollo, tal y como está el patio, se les puede terminar. Habrá que estar preparados porque los cheques-ladrillo pueden empezar a funcionar de otra manera.

Y ha habido otra reunión, en Mijas- Costa, donde promotores, constructores y urbanizadores quieren salir a la luz pública diciendo que esta guerra no va con ellos, que son serios, cumplen la ley y no entraron en el juego político de comprar voluntades.

Vamos a tener un verano con altas temperaturas, climatológicas y de las otras. Al tiempo.

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