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Reportaje:

Los chiíes quieren elecciones

Los líderes de la rama predominante del islam en Irak esperan la formación de un Gobierno que refleje su mayoría

La lentitud con que EE UU conduce la transición política en Irak exaspera a la mayoría chií. Sus principales líderes religiosos agradecen a Washington el haberles librado de la tiranía de Sadam Husein, especialmente cruel con los chiíes, pero exigen que se convoquen cuanto antes unas elecciones para formar un Gobierno y llenar el vacío de poder dejado por el dictador.

"Cualquier decisión debe ser sometida al pueblo iraquí, no impuesta por EE UU", opina el ulema Mohamed al Fadhi, de la mezquita del Imam Husein, en el barrio bagdadí de Al Beya. "Lo más importante ahora es que se convoquen elecciones para elegir a un Gobierno que ponga fin a los robos y a los saqueos". Al Fadhi se queja de que en Bagdad y otras ciudades están reproduciéndose muchos de los "malos hábitos" del régimen anterior como los sobornos y la venta de bebidas alcohólicas. También le preocupa que muchos funcionarios no hayan recibido sus salarios, que haya aumentado la inseguridad ciudadana y que los cortes de luz y de agua potable sean tan frecuentes. ¿Qué puede pasar si la situación no mejora pronto? "Los iraquíes son pacientes", explica el religioso. "Hemos tenido que soportar 40 años de régimen baazista, pero ahora pedimos que EE UU cumpla lo prometido".

Los vecinos que acuden a la oración del mediodía se suman a la conversación en el porche de la mezquita y asienten cada vez que su guía espiritual, un hombre grande, de piel tostada y enormes manos, expresa sus puntos de vista. "Nosotros decimos a nuestros fieles que no es el momento adecuado para una yihad [guerra santa] contra EE UU, pero es necesario un Gobierno ya o habrá caos durante mucho tiempo", dice Al Fahdi. A la pregunta de si el objetivo de los chiíes de Irak es instaurar un Gobierno islámico, responde: "Preferimos un ateo que gobierne con justicia a un religioso que permita la delincuencia".

Uno de los vecinos interviene. "En Irak nunca ha gobernado la mayoría y ahora necesitamos un Gobierno que la represente, como en España, en el Reino Unido o en EE UU", dice. "Somos musulmanes y chiíes. Los principios democráticos del islam son más antiguos que los de Occidente".

Mientras se seca el sudor de la frente, Al Fahdi explica que hoy viajará a la ciudad santa de Nayaf, al sur de Bagdad, para escuchar al máximo guía espiritual de los chiíes de Irak, el gran ayatolá Alí Sistani, que ha emitido un edicto o fatwa en la que critica los planes del administrador estadounidense de Irak, Paul Bremer, de formar un consejo encargado de redactar una nueva Constitución para Irak. "No hay garantías de que ese consejo vaya a redactar una Constitución acorde con los intereses del pueblo iraquí y su identidad nacional, fundamentada en el islam y en altos valores sociales", afirma el líder religioso en su fatwa. El ayatolá Sistani -un moderado partidario de la separación entre Iglesia y Estado que raramente hace declaraciones políticas- defiende que los iraquíes elijan a los miembros de ese consejo y luego se pronuncien en un referéndum a favor o en contra de la nueva Constitución.

Los chiíes constituyen entre el 55% y el 70% de la población iraquí, pero nunca han ejercido el poder, dominado siempre por clanes suníes del centro y el norte del país, como el liderado por Sadam Husein. "Sin perder de vista el problema kurdo, el encaje de los chiíes en el proceso político es la clave del futuro de Irak y marcará el éxito o el fracaso de la intervención estadounidense", dijo una fuente diplomática europea en Bagdad. "Los chiíes son muy conscientes de que son la mayoría y están esperando el momento propicio para que esa mayoría se refleje en el reparto de poder". Sin embargo, la misma fuente cree que EE UU jamás permitirá que los chiíes controlen totalmente el Gobierno en Irak por su cercanía a Irán, una república islámica dominada por clérigos chiíes.

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