Nueva misión para Terminator
Schwarzenegger, presionado para que se presente a gobernador de California
Arnold Schwarzenegger parece decidido a cambiar de profesión. La semana pasada apareció como invitado en el más popular programa nocturno de variedades, The Tonight Show, y el humorista Jay Leno, amigo personal de Schwarzenegger, no le presentó como actor. "Señoras y señores", dijo, "con ustedes, el próximo gobernador del gran Estado de California". El ex culturista austriaco, que promociona estos días Terminator 3, se negó a desvelar, por enésima vez, si aprovecharía la tremenda crisis política y fiscal californiana para presentarse a las elecciones. Pero mantuvo la puerta abierta con su conocido sentido del humor, del que él mismo suele ser la principal víctima, y habló con Leno de posibles lemas electorales. Podía aprovechar, por ejemplo, su pesado acento austriaco: "¿Quién mejor para representar un Estado donde nadie habla inglés?". O sus muy modestas dotes interpretativas: "Schwarzenegger: nunca será lo bastante buen actor como para engañarle con los impuestos".
Se declara republicano centrista, favorable al derecho al aborto y a legalizar las uniones entre homosexuales
Arnold Schwarzenegger tiene 55 años, es militante republicano, siente gran interés por la política y desde muchos sectores se le presiona para que dé el gran paso. Las circunstancias son idóneas. El gobernador demócrata, Gray Davis, bate marcas históricas de impopularidad, acosado por un déficit fiscal de 38.000 millones de dólares que amenaza con hundir en la insolvencia al Estado más rico de la Unión. Los republicanos han puesto en marcha un mecanismo, contemplado por la Constitución californiana, que podría dejar a Davis en la calle: todo lo que necesitan es recoger 900.000 firmas contra el gobernador (dicen tener ya la mitad) y presentarlas antes del 2 de septiembre. A partir de ahí se convocaría con toda urgencia un referéndum-elección, en el que los californianos deberían decidir sobre el despido de Davis y, a la vez, elegir a su sustituto entre una lista de nombres. Sería una campaña corta, muy conveniente para un candidato novato como el actor, y el peculiar formato de la papeleta electoral favorecería los nombres más populares. En ese apartado, Schwarzenegger no tiene rival.
La carrera artística de Arnold Schwarzenegger ha decaído en los últimos años. Sus películas más recientes han sido fracasos, y sólo un fenomenal éxito de Terminator 3, que se estrena mañana, podría devolverle al nivel de antaño. En cualquier caso, su edad no le concede ya mucho margen para interpretar androides musculosos, y la campaña publicitaria del filme, que le permite figurar en decenas de portadas, facilitaría una despedida triunfal como actor y una transición dulce hacia la política. Dinero no le falta: es propietario de un centro comercial en Ohio, de un Boeing 747 que alquila a Singapore Airlines y de fincas urbanas en Santa Mónica (Los Ángeles).
Tampoco le faltan perspectivas políticas. Los sindicatos de maestros, un influyente bastión demócrata, le respetan por su trabajo a favor de las actividades extraescolares para los niños más desfavorecidos y por sus campañas para la mejora de la educación. Él se declara republicano centrista, favorable al derecho al aborto y a la legalización de las uniones entre homosexuales y partidario de un cierto control sobre la venta de armas. Cuando su partido forzó el impeachment de Bill Clinton, declaró sentirse "avergonzado de ser militante". Esas muestras de moderación podrían ser muy valiosas en otoño, si finalmente acudiera como candidato al "referéndum-elección".
Su mujer, la periodista de televisión Maria Shriver Kennedy, y sus cuatro hijos le apoyan sin reservas. El resto del clan Kennedy prefiere distinguir entre el afecto personal y la rivalidad política. "Arnold es estupendo", bromeó el patriarca, el senador Ted Kennedy, "y yo nunca discuto con él, particularmente cuando me agarra por los tobillos y me cuelga cabeza abajo. Pero en caso de elecciones respaldaré al candidato demócrata".
Schwarzenegger ha indicado que tomará una decisión hacia mediados de julio, cuando concluya la gira promocional de Terminator 3. Mientras tanto, no pierde ocasión de criticar al gobernador Davis. "Viajaré a Bagdad para mostrar la película a los soldados", dijo el otro día. "Irak, al fin y al cabo, es como California: el país no tiene un dólar y nadie está al mando".
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