Sexo libre

El caso de Nicola Chenery, una británica de 33 años que, según aseguró el viernes, había seleccionado el sexo de sus dos futuras hijas "en una clínica de Valencia", ha vuelto a traer a primer plano una demanda social abrumadora. Según una encuesta del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), el 85% de las pacientes se declaran favorables a la elección libre del sexo de los hijos. El caso más común es el de parejas que ya tienen varios hijos de un solo sexo y desean equilibrar la familia.

Si las declaraciones de Chenery son exactas, la "clínica valenciana" en cuestión habría violado la Ley de Reproducción Asistida, que sólo permite seleccionar el sexo del embrión cuando sea necesario para evitarle una enfermedad genética asociada al sexo, como la hemofilia. Pero ninguna clínica que disponga de la tecnología necesaria (diagnóstico preimplantacional) admite haber tenido a la británica como paciente. El IVI lo negó el viernes, y las otras dos clínicas valencianas que hacen diagnóstico preimplantacional lo negaron ayer.

La selección de sexo fue, junto con la investigación con embriones, una de las principales demandas a los legisladores que destacaron ayer los organizadores del congreso de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología que se celebra en Madrid. La tercera petición se refirió a los úteros de alquiler, también prohibidos por la legislación española. El coordinador del congreso, Antonio Pellicer, defendió esa posibilidadcomo la única salida para las mujeres que, debido a la diabetes, a la extirpación del útero o a otros problemas, no pueden sobrellevar un embarazo. El IVI, explicó Pellicer, envía cada año dos o tres pacientes al extranjero para "subrogar un útero".

Entre los asistentes figuraba el ginecólogo italiano Severino Antinori, presunto clonador de niños, que aseguró que publicará en uno o dos meses una fotografía de un embrión clónico, y añadió con candoroso optimismo: "Señor Aznar, señor Berlusconi, respeten la libertad de reproducción y de investigación".