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CARDIOLOGÍA | Reacciones a la estrategia preventiva lanzada en el 'British Medical Journal'

Los médicos rechazan la propuesta de dar una píldora diaria para prevenir el infarto

Atrevida, disparatada, irrealizable y hasta peligrosa, aunque también provocadora y teóricamente brillante. Éstas son algunas de las valoraciones médicas que ha suscitado la propuesta de dos investigadores británicos de dar a todos los mayores de 55 años una píldora diaria para prevenir el infarto y el ictus, lanzada en el último número de la prestigiosa revista British Medical Journal (BMJ).

La píldora, o polipíldora como la llaman en el BMJ, no existe en el mercado, pero sus componentes teóricos son seis fármacos ampliamente utilizados desde hace más de una década contra las enfermedades cardiovasculares:

aspirina, una estatina para reducir el colesterol, tres fármacos hipotensores y

La 'polipíldora' es un combinado teórico de seis fármacos que no está comercializado
El tratamiento diario en mayores de 55 años reduciría el riesgo de infarto e ictus un 80%

ácido fólico. Con este cóctel de seis ingredientes, administrado diariamente a los enfermos cardiovasculares y a todos los mayores de 55 años, con independencia de su riesgo cardiovascular, los investigadores calculan que el riesgo de infarto en la población tratada se reduciría en un 80% y el de ictus (infarto cerebral) en un 88%.

Esta radical estrategia preventiva, formulada por los epidemiólogos de la Universidad de Londres, Nick Wald y Malcolm Law, se deriva del análisis estadístico de más de 750 ensayos clínicos con unas 400.000 personas. Los investigadores basan su recomendación en que prácticamente todos los mayores de 55 años, al menos en las sociedades occidentales, tienen el riesgo cardiovascular elevado. Con sus cálculos, estiman que una de cada tres personas tratadas obtendría, de media, un beneficio directo de "unos 11 o 12 años de vida libres de infarto o ictus" (20 años en el grupo de población de 55 a 64 años).

Pero estas conclusiones estadísticas, como advierten muchos expertos, hay que demostrarlas. Porque una cosa es hablar en términos de metaanálisis y poblaciones, como hacen los epidemiólogos, y otra de enfermos concretos. La principal pega que ponen los médicos a esta propuesta es la falta de individualización. "No tiene sentido aplicar esta medida a la población general. En cada persona hay que valorar si los beneficios del tratamiento compensan a sus inevitables riesgos", afirma José María Cruz Fernández, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). "Seguro que hay un grupo de población que podría beneficiarse. De hecho, muchos pacientes cardiovasculares ya están tomando todos estos fármacos, pero por separado y con cada dosis ajustada a su riesgo individual, porque hay quien tiene la tensión más alta y quien la tiene más baja, lo mismo que el colesterol".

Jordi Soler Soler, jefe de cardiología del hospital del Vall d'Hebron de Barcelona

, recuerda que todos los fármacos eficaces tienen efectos secundarios y que los que aquí se consideran no son una excepción. Por eso, recalca que "medicalizar a toda la población con polifarmacia es erróneo y puede ser peligroso". En la misma línea, el presidente de la American Heart Association, Robert Bonow, recela de esta propuesta porque el tratamiento masivo implica inframedicar a unos y exponer a otros a riesgos innecesarios.

Los cardiólogos subrayan que es más importante poner el énfasis preventivo en hacer ejercicio físico, seguir una dieta saludable y evitar el tabaquismo y la obesidad. "Además, desde el punto de vista psicólogico es una medida desacertada, porque puede dar a la persona que toma la pastilla una falsa sensación de protección y seguridad", añade Soler Soler.

Una pega no menor es que la píldora no está en el mercado, y que antes habría que resolver el problema de su fabricación manteniendo la eficacia de todos sus principios activos.Luego, como reconocen los autores de la investigación, hay que realizar los pertinentes ensayos clínicos que demuestren la seguridad y eficacia de esta combinación de fármacos.

Pero aprobar y realizar un ensayo de estas características, con un combinado de fármacos y en la población general, no sería nada fácil, según los farmacólogos. Además, la píldora tampoco sería fácilmente aprobada por las autoridades sanitarias, porque "las combinaciones de fármacos en dosis fijas chocan frontalmente con la filosofía regulatoria", apunta el farmacólogo Fernando García Alonso, director de la Agencia Española del Medicamento.

Medicalizar o no medicalizar

Si la propuesta de la polipíldora no hubiera aparecido en una revista del máximo prestigio científico y calidad intelectual como el BMJ, habría sido sencillamente ignorada por su osadía y por la falta de pruebas. De todas formas, el amplio eco logrado en los medios de comunicación de todo el mundo ha sido, en general, crítico con la propuesta. Incluso muchos de los lectores del BMJ que han participado en el debate abierto en Internet han tachado la investigación de fantasiosa, aventurada o simplista. Algún lector ha escrito que "hace un flaco favor a la excelente reputación que ha caracterizado al BMJ".

Con todo, para algunos, el papel de agitador intelectual del debate médico que viene desarrollando la revista británica y su director, Richard Smith, ha salido reforzado. "En tanto que hipótesis de trabajo, el planteamiento de Wald y Law es simplemente brillante", señala el epidemiólogo Andreu Segura, profesor de Salud Pública de la Universidad de Barcelona, aunque reconoce que, en principio, no es la mejor manera de enfocar el control de los factores de riesgo. La propuesta "es intrépida", dice. "Habría que ver, además, si no es temeraria".

Fernando García Alonso, director de la Agencia Española del Medicamento, destaca asimismo que la idea, "que no es ningún disparate", tiene el mérito de provocar y hacer reflexionar a la comunidad médica.

Una de las cosas más sorprendentes de esta medida medicalizadora es que ha surgido precisamente en el BMJ, uno de los abanderados de la antimedicalización. Pero la píldora sería barata (todos los ingredientes son genéricos) y sus beneficios potenciales, en opinión de los autores, compensarían los riesgos. "Sólo una gran reducción del tabaquismo u otros factores de riesgo podría conseguir semejante beneficio para la salud", apunta en un comentario editorial Anthony Rodgers, de la Unidad de Investigación de Ensayos Clínicos de la Universidad de Auckland (Australia).

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