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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cultura melancólica

Algún día comprenderemos por qué los libros que se centran en el cuerpo acaban tratando de la melancolía. Probablemente ese día, digámoslo con una metáfora que ha dejado de usarse, ya no será de este mundo. Por ese camino debe buscarse una explicación a la omnipresencia de la muerte en estas páginas, escritas -Con la literatura en el cuerpo- para propagar la vida mediante algunas vidas extraordinarias. Su precedente podrían ser las "vidas de hombres ilustres" que se escribieron en la Antigüedad y en el Renacimiento. Alberto Ruy Sánchez ha elegido grandes hombres y mujeres del mundo de la cultura, casi todos del siglo XX, para elaborar una visión organizada que, siendo ensayo, participa de la narración. Son esos los dos géneros cultivados por este ilustre escritor mexicano que fue jefe de redacción de la revista Vuelta. Si atendemos al subtítulo, estas Historias de literatura y melancolía se acogen también al modelo de Burton y su Anatomía de la melancolía. Con él comparte el enfoque diferente, más humano de lo que encontramos en los tratados de los eruditos. Un libro tan tensado por el tiempo tenía que salvarse en el espacio. Empieza y termina en París: la ciudad que conoció Rilke y la que vio morir a Roland Barthes. Rilke, agobiado por la visión de los moribundos, escribió allí Los cuadernos de Malte que Ruy Sánchez descifra como un mapa de afectos. Barthes inspira el libro como un dios tutelar. Ruy Sánchez fue alumno suyo en aquel curso, especialmente apasionado, del que surgieron los Fragmentos de un discurso amoroso. A imagen de aquéllos, el cuerpo melancólico que protagoniza estas páginas es también fragmentario y plural, tal como lo concibieron la literatura y el arte del siglo XX. Al final del libro, la muerte accidental de Barthes se eleva a la categoría de símbolo. En medio, una serie de ensayos sobre la melancolía, agrupados -y dosificados en orden creciente- en tres secciones con metáforas tomadas del arte gótico: catedrales, prisiones y tumbas.

CON LA LITERATURA EN EL CUERPO. HISTORIAS DE LITERATURA Y MELANCOLÍA

Alberto Ruy Sánchez

Emecé. Barcelona, 2003

210 páginas. 17,50 euros

¿En qué cuerpo está la literatura? En los cuerpos de los escritores y artistas. También en el cuerpo del propio autor e irremediablemente en el de sus lectores. La sensibilidad de Ruy Sánchez le capacita para interpretaciones totales, sin solución de continuidad entre la persona (la persona física, como querría un jurista) y la obra. En el capítulo que dedica a Pasolini -auténtico ensayo dentro del ensayo- se describe la "poética inestable" que animaba todas sus actividades: primacía de la poesía sobre todas ellas (incluida la política), capacidad constante de oposición, y al final, la Abjuración en la que Pasolini se retractó de sus ideales progresistas, después de haber desafiado a los supuestos revolucionarios del 68. "Muchas de las fotografías

... lo muestran poseído por esa visión: ver, para él, es una forma de padecer, en el sentido sagrado de ese verbo. Sus ojos tristes, por tanto, muestran una gran resignación". También las caras de Italo Calvino o de Shostakóvich -incluidas sus sonrisas- son leídas como emblemas melancólicos.

Seleccionando biografías se esboza una historia de la cultura del siglo XX. Ruy Sánchez recupera sin complejos la noción de genio. Retrata a Marguerite Yourcenar y Mishima. A Nadiezha Mandelstam, Orwell y a otros no siempre tan reconocidos. Denuncia la represión que los totalitarismos, especialmente el soviético, ejercieron sobre los intelectuales. Y la que algunos de éstos ejercieron sobre sus colegas. Es una guía de disidentes y castigados, convertidos aquí en héroes cercanos contra el que podría ser el mayor castigo: el olvido. La fotografía del propio Alberto Ruy lo "in-corpora" a la galería de sus escritores melancólicos. Avisa de lo mucho que tiene de autobiográfico todo libro que habla de aquellos a los que leemos.

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