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Una estrella de 'The New York Times', cuestionada por sus 'exclusivas' de Irak

Un líder de la oposición iraquí le suministró las informaciones

Nueva crisis en The New York Times. Apenas recuperado del escándalo Jayson Blair -el periodista que se inventaba los reportajes y provocó la dimisión de la cúpula directiva- el mítico rotativo ha visto empañada su reputación, esta vez por las informaciones que una de sus reporteras estrella, Judith Miller, publicó sobre el arsenal de armas de destrucción masiva de Sadam Husein. Miller habría obtenido la mayor parte de sus exclusivas del líder de la oposición iraquí, Ahmed Chalabi, acérrimo partidario de la guerra.

Las nuevas revelaciones se conocen cuando las heridas están todavía frescas. Hace tan sólo tres semanas que el director de The New York Times, Howell Raines, y el subdirector, Gerald Boyd, tuvieron que dimitir a raíz del escándalo Blair. En este caso, el daño podría ser aún mayor puesto que se trata de una de las firmas más conocidas del periódico.

Judith Miller no es Jayson Blair, el novato ambicioso y problemático periodista, es una de las reporteras más veteranas del Times, ganadora de un premio Pulitzer y autora de un libro sobre armas bacteriológicas, Germs, que se transformó en un best seller después de los misteriosos ataques con cartas de ántrax ocurridos hace algo más de año y medio.

Poco antes de la guerra, Miller llenó las portadas del Times con sendos artículos sobre el arsenal químico y bacteriológico de Sadam Husein, informaciones que se han visto seriamente cuestionadas. The Washington Post informaba ayer de que la principal fuente de Miller no fue otro que Ahmed Chalabi, el presidente del Congreso Nacional Iraquí, la figura de la oposición iraquí más próxima al Pentágono.

En un correo electrónico enviado a uno de sus colegas del periódico, el también veterano John Burns, la reportera reconocía que Chalabi, a quien conoce "desde hace más de 10 años", le "proporcionó la mayoría de las exclusivas sobre armas de destrucción masiva que han sido publicadas en primera página".

Reportera 'empotrada'

Ahora que el Congreso y los medios, incluido el propio The New York Times, han pedido al gobierno del presidente George W. Bush que aclare la presunta fiabilidad de los informes sobre arsenal de Sadam Husein que se utilizaron para justificar la guerra, las crónicas de Miller han puesto al periódico en un serio aprieto. Ha sido acusada incluso de haber contribuido a manipular la opinión pública a favor de la guerra, pese a mantener una línea editorial crítica con el conflicto.

Esto no es todo. En el amplio artículo que dedicó ayer a Miller, The Washington Post también aseguró que mientras la reportera estaba empotrada en una unidad especial del ejército estadounidense especializada en buscar las armas de Sadam, el Mobile Explotation Team Alpha, usó sus contactos con Chalabi para facilitar la captura del hijastro de Sadam Husein, Jamal Sultan Tikriti, e incluso asistió a su primer interrogatorio. El MET Alpha se convirtió en la "unidad Miller", se quejaron al Post fuentes militares.

"Como muchos periodistas empotrados Miller aceptó que los militares revisaran sus artículos antes de mandarlos como condición para poder viajar con ellos", dijo el Post. Sólo en una ocasión se borraron fragmentos de la historia. El pasado abril, la periodista usó de su influencia para evitar que su unidad fuera retirada de Irak. En una nota a dos mandos del ejército advirtió que sería una pérdida de tiempo y amenazó con escribir artículos negativos sobre la cuestión. La orden de retirada fue suspendida.

A las preguntas del Post, el subdirector del Times, Andrew Rosenthal, aseguró que era absurdo pensar que Miller pudiera tener semejante autoridad. "No llevó al Alpha Team a ningún lado, son acusaciones sin fundamento, ella es una civil y una reportera".

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