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Seis británicos mueren en Irak en los peores ataques tras el fin de la guerra

Los sabotajes dejan Bagdad sin electricidad durante más de 24 horas

Seis soldados británicos murieron y otros ocho resultaron heridos ayer al ser atacados en dos incidentes separados en la localidad de Amara, a unos 200 kilómetros al noroeste de Basora, en el sur de Irak. Los soldados, pertenecientes al 1º Batallón de Paracaidistas, fueron sorprendidos en una emboscada por fuerzas enemigas partidarias de Sadam cuando iban de patrulla. Es la primera vez en que las fuerzas británicas tienen bajas en combate por fuego enemigo desde el pasado 6 de abril, todavía en plena guerra. Las tropas estadounidenses también se vieron ayer implicadas en combates.

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Las fuerzas de ocupación, en este caso norteamericanas, sufrieron ayer dos nuevos ataques, en Ramadi, a unos 140 kilómetros de Bagdad, y en Al Daura, a unos 20 kilómetros al sur de la capital iraquí. En ellos, tres iraquíes murieron y un soldado de EE UU y dos civiles fueron heridos. Al tiempo que los incidentes armados entre las tropas de la coalición y los grupos leales a Sadam se suceden, los recientes actos de sabotaje contra oleoductos y gasoductos causaron un apagón en Bagdad que ha durado más de 30 horas.

La cifra de muertos convierte el día de ayer en el peor vivido por las fuerzas de la coalición desde que cayó el régimen de Sadam. Concretamente no se habían producido tantas víctimas mortales en una misma jornada desde la muerte de siete marines en combate en Nasiriya el pasado 23 de marzo. El ataque a las tropas británicas tiene una trascendencia especial dado que su presencia en Basora, la segunda ciudad iraquí en importancia, era más tolerada que la de las tropas de EE UU en Bagdad. En Basora, los británicos patrullan sin casco ni chalecos antibalas. Además se trata de una región de mayoría chíi, una rama del islam perseguida ferozmente por el régimen de Sadam.

Los incidentes de Amara, que anoche aún no estaban claros, se produjeron al caer en una emboscada una patrulla británica. Seis soldados murieron, otro resultó herido y sus dos vehículos destrozados. Al poco tiempo, un helicóptero Chinook enviado para el rescate de las víctimas también fue atacado resultando heridos los siete miembros de su tripulación. Tres de ellos permanecían ayer en estado grave. Los hechos están siendo investigados por el Ministerio de Defensa del Reino Unido.

Las fuerzas norteamericanas, que han tenido en lo que va de posguerra 46 bajas en "circunstancias hostiles", según los cálculos del Pentágono, fueron atacadas ayer en Ramadi y Al Daura. En la primera población se produjo un intercambio de disparos en un puesto de control en el que perdieron la vida tres iraquíes. Un soldado y un civil fueron heridos. En la segunda, los partidarios de Sadam atacaron con un lanzagranadas una comisaría al paso de un vehículo de la Policía Militar de EE UU hiriendo a dos civiles.

Los ataques contra los soldados combinados con los sabotajes no sólo están teniendo el efecto de distraer a EE UU de la tarea de reconstruir Irak -el proceso político y la reactivación económica están casi paralizados-, sino que fomentan la impaciencia y la inseguridad de los iraquíes, cada vez más hartos y decepcionados con la realidad de la posguerra. Bagdad estuvo desde el mediodía del lunes hasta el atardecer de ayer sin luz. El apagón devolvió a sus ciudadanos a los peores días de la primera posguerra con los alimentos pudriéndose en las neveras, sin aire acondicionado y la vuelta de las colas en las gasolineras. Todo ello bajo una temperatura que no desciende de los 45 grados.

Nafie Abu Said, director general de la distribución eléctrica en la capital iraquí, reconoció ayer que los recientes ataques contra oleoductos y sobre todo gasoductos, "tienen una influencia directa en las unidades de producción de energía" y, por tanto, en el suministro de gas a las cuatros centrales eléctricas que abastecen a Bagdad. "La situación actual", aseguró, "es peor que la de antes de la guerra. Habíamos recuperado el 60% de nuestra capacidad hace unas semanas pero con los últimos acontecimientos cayó al 30% y el lunes al 0%". Abas Al Ani, portavoz del Ministerio de Petróleo, también admitió que los cortes de luz "tenían relación con los sabotajes", concretamente con el perpetrado el sábado contra un gasoducto cerca de la localidad de Hit, vital para el suministro de la capital.

Un portavoz militar norteamericano reconoció que el apagón era producto de los sabotajes cometidos, dijo, "por grupos del antiguo régimen que quieren que la vida de los iraquíes sea peor".

En estas circunstancias no paran de crecer los rumores de que tras los ataques se esconde la mano negra de un nuevo partido llamado Al Awdah (el Regreso), creado por familias ricas suníes que defienden un "sadamismo sin Sadam" y que estarían pagando 1.000 dólares a cada nuevo combatiente dispuesto a matar soldados extranjeros y 3.000 a aquel miembro que coopte a otro. A ellos habría que sumar a los antiguos miembros de los servicios de seguridad del ex dictador iraquí, del Partido Baaz y a los voluntarios árabes.

Un paracaidista británico saluda a un niño a través de la verja que rodea la Embajada de Reino Unido en Bagdad.
Un paracaidista británico saluda a un niño a través de la verja que rodea la Embajada de Reino Unido en Bagdad.REUTERS

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