El veto a una sede eléctrica en Cataluña
Pujol fue advertido: "¿Pretende que la empresa energética más importante esté en Barcelona?
Las dificultades de la OPA de Gas Natural sobre Iberdrola revelan los temores del Gobierno y ciertos sectores empresariales a un nuevo poder catalán. Pese al silencio de la Generalitat hasta el veto de la OPA, en Madrid la operación tuvo siempre una lectura política. La misma que en Barcelona provocó después el veto de la CNE.
El presidente Jordi Pujol afirma con contundencia: "Un personaje importante de Madrid me dijo: ¿pretende usted que la empresa energética más importante de España tenga su sede en Barcelona? Debe de estar en Madrid".
La semana pasada, el ex presidente del Gobierno, Felipe González insiste. "El veto del organismo regulador y del Gobierno a la OPA es porque la operación no se ha decidido desde la centralidad, es decir, desde Madrid. Era una buena idea, pero no se le podía ocurrir a una empresa con identidad catalana".
Las instalaciones de Catalana de Gas ya fueron "expropiadas" por los franquistas
Blanco: "Sin hostilidad y con la oposición del Gobierno habríamos hecho la operación"
La Caixa es la que ha posibilitado la existencia de Gas Natural como empresa independiente
El rechazo de la OPA ha causado inquietud en amplios sectores del empresariado catalán
Folgado: "En la fusión de E.ON Rhurgas ha sido fundamental la actuación del Gobierno"
La preocupación del Gobierno es clara: "Los catalanes no se pueden quedar con las eléctricas". Los mensajes de Economía son precisos. Repsol no debe seguir con la OPA. No es el momento oportuno en vísperas de la guerra. La gente de Rodrigo Rato simpatiza con otros planes para Gas Natural. Cree que es mejor que la gasista absorba las antiguas instalaciones de Fecsa y Enher en Cataluña, el campo ideal para la entrada de Gas Natural en el sector eléctrico, según uno de los negociadores. La absorción de Gas Natural por Repsol o Endesa entra en la lógica del Gobierno y del establishment eléctrico, pero no al revés.
Los eléctricos tampoco están interesados en aumentar la competencia en el sector. El statu quo actual que les permite recuperar a las eléctricas 1.400 millones de euros en 2001 y 2002 por las compensaciones del llamado déficit tarifario, vía presupuesto, no debe ponerse en peligro. El núcleo del poder económico de estas compañías es especialmente compacto por la autodefensa existente entre las cúpulas empresariales. En este sentido hay que situar los temores de Cortina expresados reservadamente en febrero por el hipotético disgusto que tendría Manuel Pizarro, presidente de Endesa, por no haber sido informado previamente. En algún momento Pizarro comenta a La Caixa que, si la fusión se realizara con Endesa, habrían encontrado una actitud positiva.
- El consejo del 10 de marzo. El fin de semana del 8 al 9 de marzo Gas Natural acelera sus preparativos para lanzar la OPA el lunes 10. La convocatoria del consejo el domingo por la tarde revela que las cartas ya están echadas. Blanco convoca urgentemente a los consejeros de Repsol el domingo a las ocho de la tarde. Invita a Brufau, que declina la oferta, a explicar la OPA, y le advierte de que Repsol se opondrá.
A estas alturas ya no hay dudas de que La Caixa cuenta con mayoría en el Consejo de Gas Natural. Después trasciende que el apoyo decisivo a la OPA lo ha dado nada menos que el consejero delegado, José Luis López de Silanes, un ingeniero de minas propuesto por Repsol, pero que con el tiempo se ha identificado plenamente con el proyecto y el equipo forjado por Antoni Brufau en la empresa gasista. El sábado los arquitectos de la operación urgen a los bancos para que aceleren la preparación de avales. Pasadas las nueve de la mañana del día 10, empieza, en la sede de Gas Natural Madrid, el consejo decisivo, que dura cuatro horas.
Los economistas de Goldman Sachs exponen con imágenes en Power Point y todo lujo de detalles la fusión y sus ventajas. El director general de La Caixa, Isidre Fainé, apoya la posición de su compañero Antoni Brufau y defiende la operación. Fainé poco antes ha firmado la parte de avales que corresponden a La Caixa del montante global, que supera los 6.000 millones de euros. Los otros avalistas son Societé Générale y Goldman Sachs. López de Silanes explica que votará en conciencia y argumenta que la operación es tan beneficiosa para Gas Natural como para Repsol. Sus palabras son recibidas con frialdad, pero con respeto, por los demás consejeros de Repsol. Nadie le hace el más mínimo reproche. Los otros cuatro consejeros de Repsol y el independiente, nombrado por la petrolera, Santiago Cobo, ex presidente de la Federación de Empresarios de Cádiz y marido de Teófila Martínez, líder del PP de Andalucía, votan en contra, pero están en minoría. Al final de la sesión, Ramón Blanco, vicepresidente operativo de Repsol, lee un texto de síntesis: no se deben plantear OPA hostiles, la situación internacional desaconseja la fusión y, sin perjuicio de las ventajas industriales de la oferta, cree que no están debidamente analizados los aspectos que regula la CNE. Para Blanco, "el problema es la hostilidad, no el Gobierno. Rato no la para. Sin hostilidad y con la oposición del Gobierno habríamos hecho la operación". Lo cierto es que ningún consejero pone en duda las ventajas económicas de la operación, según varios miembros del consejo.
Después del consejo, Antoni Brufau inicia una serie de llamadas telefónicas, al vicepresidente del Gobierno, Rodrigo Rato; al presidente de la Generalitat, Jordi Pujol; al consejero jefe del Gobierno catalán, Artur Mas; al consejero de Industria y portavoz del Gobierno vasco, Iosu Ion Imaz, y a los presidentes Manuel Pizarro, de Endesa, e Íñigo de Oriol, de Iberdrola. Habla con todos, excepto con Rato, que no devuelve la llamada hasta pasadas 48 horas. Dos días después, el día 12, Brufau escribe una carta al presidente Aznar en la que le explica los beneficios de la fusión para la economía española.
- La respuesta oficial de Repsol. Por la tarde del día 10, Repsol emite un comunicado para conocimiento del mercado, en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en el que se opone a la OPA con los mismos argumentos esgrimidos por Blanco por la mañana en el consejo. El descuelgue de Repsol significa que la OPA ya es sólo un asunto de La Caixa. Pero tampoco es la primera vez que se lanza una OPA con el consejo dividido. En el intento de fusión entre Endesa e Iberdrola, el BBVA y la caja BBK, socios de referencia de la eléctrica, votaron en contra.
- El recuerdo de la "expropiación" de Catalana de Gas. La negativa a la OPA de Gas Natural sobre Iberdrola ha reabierto muchas heridas en la sociedad catalana. Y es que los 40 años de la historia del gas en España han jalonado un camino de enfrentamientos entre la iniciativa privada y la defensa del monopolio público por parte de la mayoría de Gobiernos. El pasado 28 de mayo, el vicepresidente Rodrigo Rato vuelve a mentar la bicha en una respuesta parlamentaria al diputado de ERC, Joan Puigcercós. "Es la única empresa en la que hay un informe de la Intervención General del Estado porque la privatización se hizo a menos precio del que debería".
La historia real de Catalana de Gas, antecedente de Gas Natural, es bien distinta. Catalana de Gas es una empresa privada; parte de sus instalaciones son "expropiadas" por la dictadura franquista; con la democracia vuelven al sector privado y luego a ser semicontrolada por la pública Repsol. En efecto, en 1965, la ya centenaria Catalana de Gas, presidida por Pere Duran Farell, crea su filial Gas Natural con el objetivo de importar gas de Argelia y Libia. En 1966 empiezan las obras de la planta de Barcelona y de los gasoductos. Las licencias y la fiscalidad son motivo de conflicto con el Gobierno. En 1972, el INI, brazo industrial del Gobierno, crea Enagas con 100 millones de pesetas, para nacionalizar la importación, transformación y transporte de gas. En definitiva, quedarse la actividad básica de Catalana de Gas.
Pero el Gobierno de tecnócratas apoya a la empresa catalana y destituye a los presidentes de Butano (José García Hernández) y de Repesa (Valero Bermejo), defensores del monopolio y contrarios a la actividad libre de Catalana de Gas. En 1973, tras el atentado contra Luis Carrero Blanco, el franquismo se endurece. Llega el Gobierno de Arias Navarro. García Hernández es nombrado vicepresidente, y Bermejo, presidente de Enagas. La suerte de Catalana de Gas está echada. En 1975, por el llamado "pacto de la Atalaya", Catalana de Gas se ve forzada a entregar a Enagas la planta de gasificación de Barcelona y los contratos con Libia y Argelia por 2.900 millones de pesetas. Catalana absorbe la red de transporte y distribución.
Pero, a pesar de la "expropiación" de estas instalaciones, entre 1975 y 1993, Enagas es incapaz de desarrollar las redes necesarias para absorber el gas contratado. En 1985 y 1986, el Gobierno Español tiene que pagar 500 millones de dólares a Argelia para cancelar la deuda por gas contratado y no consumido. Es otra muestra de la ineficiencia de Enagas, que pierde 13.000 millones al año. En 1994, el Gobierno socialista, asesorado por el Santander de Negocios, vende el 91% de Enagas a Gas Natural por 51.000 millones de pesetas. Según el informe al que aludía Rato, el Estado perdió 63.000 millones al privatizar Enagas. Las críticas por el bajo precio olvidan que en aquel momento el principal accionista de Gas Natural, y, por tanto, el supuesto mayor beneficiario es la empresa pública Repsol, con el 45% del capital. En 1997, Gas Natural compra el 9% restante por 140.000 millones. Pero ahora Enagas gana 15.000 millones, cuenta con unos activos de 500.000 millones y el gasoducto Magreb-Europa lleva dos años funcionando.
- La batalla interna en Gas Natural entre Repsol y La Caixa. La vieja pelea entre privados y públicos en el gas ha tenido un corolario particular durante los últimos años entre La Caixa y Repsol, los dos principales socios de Gas Natural, desde hace 15 años. Las relaciones entre ambas empresas constituyen un ejemplo de libro sobre los conflictos de intereses entre el el poder político y el económico en los sectores regulados, por una parte, y entre el centro y la periferia, por otra.
En efecto, las trayectorias de Repsol y La Caixa se cruzan a finales de los ochenta y cristalizan en un primer "pacto" en 1990. La caja tiene que aceptar ciertas condiciones. De lo contrario, el Gobierno del PSOE no le concede las exenciones fiscales necesarias para que sea viable la fusión con la Caixa de Barcelona, que convierte a La Caixa en la tercera entidad financiera española. En 1991 se firma un protocolo por el que ambas sociedades acuerdan nombrar igual número de consejeros en la futura Gas Natural, a pesar de que la petrolera casi dobla su participación accionarial a la de la entidad de ahorro. El acuerdo incluye la elección del presidente de Gas Natural por parte de La Caixa y del consejero delegado por parte de Repsol. A tenor de aquel espíritu pactista, La Caixa, accionista de referencia desde 1988, de Catalana de Gas, facilita a Repsol la adquisición de un importante paquete accionarial al allanarle el camino para la compra del 10% de acciones que posee British Petroleum.
- Dos OPA frustradas. El intervencionismo del Gobierno ha sido permanente en el largo proceso de reordenación del sector energético español. Incluso se intensifica con la llegada del liberalismo del PP, que mantiene el control de las antiguas empresas públicas tras ser privatizadas. En el sector eléctrico, el Gobierno hace y deshace según convenga.
La OPA que lanza Gas Natural sobre Iberdrola el 10 de marzo de 2003 es la tercera de la serie. La primera se plantea en noviembre de 1999, cuando Repsol con el apoyo del Gobierno, intenta una OPA doble sobre Iberdrola y Gas Natural. Repsol retira la OPA sobre Iberdrola tras la resistencia de su presidente Íñigo de Oriol y de Rodolfo Martín Villa, presidente de Endesa. También la retira sobre Gas Natural tras lograr la mayoría en el consejo de esta sociedad y poner fin al pacto de paridad que tenía con La Caixa. Ramón Blanco, vicepresidente operativo de Repsol, advierte, no obstante, que en este caso no se llegó a hablar con el Gobierno. Blanco explica que "la operación se pacta primero con el BBV y después se discute en una mesa en la que también está La Caixa. La operación, que no se cierra por falta de acuerdo con la caja, tiene tres ventajas para nosotros: rebaja el peso de los activos en América Latina, se equilibra el peso entre La Caixa y el BBVA, que también es accionista de Iberdrola, y nos permite aprovechar por primera vez la técnica del ciclo combinado". La producción de electricidad a base de gas mediante las llamadas "centrales de ciclo combinado", que con costes menores de inversión son más rentables y eficientes, ha propiciado las fusiones de eléctricas y gasistas durante los noventa en Europa. En 2002 se constituyó en Alemania E.ON Rhurgas, que controla el 60% del mercado y que ha contado con el apoyo de las autoridades. José Folgado, secretario de Estado de Energía, precisa, no obstante, que "en este caso ha sido decisiva la participación del Gobierno en las negociaciones que han durado más de dos años". Otras fusiones importantes se han producido en el Reino Unido y Bélgica y se preparan en Francia.
Iberdrola se había salvado, pero a La Caixa le esperaba aguantar otro tirón. Alfonso Cortina desiste de la OPA sobre Gas Natural, pero exige a cambio un nuevo puesto en el consejo de Gas Natural. Cortina hace valer su mayoría, 45% del capital, frente al 25% de La Caixa y exige un consejero más en el consejo de Gas Natural. Del cinco a cinco se pasa al seis a cinco. Repsol precisaba ejercer el dominio en la sociedad para poder consolidar las cuentas de Repsol con las de Catalana y así optimizar al máximo su potencial económico. Fue un trágala para La Caixa, que presidía Josep Vilarasau, el firmante junto a Óscar Fanjul, presidente de Repsol de los pactos de 1991. Pero ha sido la voluntad de la Caixa durante los últimos 15 años, la que ha permitido la existencia de Gas Natural como empresa independiente.
Pero de nada sirve a la primera caja española, el pacto suscrito en 1991, ni ser el primer accionista de Repsol, con el 12,5% del capital. Cortina cuenta con una fuerza más decisiva. La del Gobierno, que le nombra en 1996, cuando el Estado aún controla el 10% en la petrolera. La venta de la participación pública al año siguiente no significa ningún cambio. En las empresas de los sectores regulados la influencia del Gobierno es todavía decisiva.
- Segundo intento. Un segundo episodio ocurre un año después, en octubre de 2000, cuando Gas Natural, bajo el impulso de Repsol, entonces su principal accionista (45,7%), acuerda lanzar una oferta sobre Iberdrola. Esta vez, aunque la iniciativa es de Alfonso Cortina, presidente de Repsol, el presidente de Gas Natural, Antoni Brufau, la secunda, al estimar que "se trata de un proyecto muy positivo" para su empresa, según miembros de su equipo.
La idea de las OPA en el sector ha quedado desechada tras el veto del Consejo de Ministros del 26 de mayo de 2000 que frustra la fusión de Unión Fenosa e Hidrocantábrico, a pesar de ser aceptada por los accionistas. La fusión ha sido aceptada por Industria, pero la tumba Economía. Es la época en que cuaja la simplista teoría del cuatro mejor que tres. Cuatro empresas suponen más competencia que tres.
Después del verano, en septiembre de 2000, trasciende la noticia de que Martín Villa, (Endesa) e Íñigo de Oriol (Iberdrola) han convencido a Aznar de la bondad de su integración y Rato acaba por aceptar el modelo, a pesar de que supone una dominante concentración de más del 80% de la actividad. La operación obtiene luz verde de Defensa de la Competencia, pero después Martín Villa considera excesivas las condiciones y desiste.
El cambio de criterio del Gobierno ha tenido sus efectos. "Entonces", explica Ramón Blanco, "es cuando pensamos que si el Gobierno ha variado de posición es el momento de volver a intentar la operación de 1999". En octubre de 2000 se conoce que Repsol, a través de Gas Natural, prepara una OPA sobre Iberdrola. Pero los estudios e informes para la absorción, elaborados por Goldman Sachs, no llegan a ver la luz, a pesar de que se ha previsto todo hasta el más mínimo detalle, incluso un asunto tan delicado como el acuerdo con los bancos para la financiación y los avales. La negativa de Rato, que no quiere entorpecer la fusión Endesa-Iberdrola, ya en marcha y bendecida por Aznar, causa un gran enfado a Emilio de Ybarra, entonces presidente del BBVA, quien ha tenido que vencer la resistencia de los consejeros de Iberdrola, que se sientan también en el consejo del banco, para que apoyen la OPA.
El vicepresidente del Gobierno paraliza la fusión en el último minuto, al indicar al presidente de Repsol, Alfonso Cortina, que suspenda la operación, dejando estupefactos a los consejeros de la petrolera. Blanco da otra versión: "La operación no falla por oposición del Gobierno. "Lo que ocurre", añade, "es que vamos a ver a Iberdrola y se ve que no quiere. Además no puedes lanzar una operación hostil contra otra que está consensuada. Si la hubiéramos podido hacer con dinero lo habríamos hecho".
- Los agobios de Repsol. Pero el dominio de Cortina en Gas Natural apenas dura un par de años. La mala fortuna llega en mayo de 2002. Repsol se ve obligada a desprenderse del 23% de Gas Natural para lograr liquidez y hacer frente a las dificultades de tesorería causadas por la crisis argentina. La situación es delicada. El director financiero, Carmelo de las Morenas, advierte de las dificultades para afrontar a los intereses de la deuda que están muy encima del precio de la competencia. Fuentes de Repsol indican que la empresa llega a una situación muy delicada cuando tiene que pagar la deuda hasta 800 puntos por encima de los precios de referencia, es decir un 8% más.
"Los auditores", afirma Blanco, "nos advierten de que si no firmamos una carta con el compromiso de vender un paquete de Gas Natural para generar liquidez no firman la auditoría". Alfonso Cortina acepta a regañadientes desprenderse de este paquete que significaba la pérdida de su posición de dominio en Gas Natural, conseguida dos años antes. Un acuerdo entre BBVA y La Caixa es el que obliga a Repsol a vender el 23% de Gas Natural. La reducción de la participación de Repsol significa a su vez la vuelta a la paridad en el consejo de Gas Natural, aunque ahora la presencia de La Caixa, 26%, es incluso ligeramente superior a la de de la petrolera, 24%. Repsol asume la vuelta a la paridad en el consejo, pero logra arrancar un nuevo pacto a La Caixa según el cual la nueva situación se produce "sin modificar la estructura de control compartido sobre Gas Natural". Un acuerdo alcanzado de nuevo gracias a la cultura pactista de La Caixa y a su atávica timidez a la hora de plantearse la gestión de sus participadas, que da más poder político a Repsol que el que realmente ostenta como accionista y que le permite una actuación más libre, menos pendiente de la autorización de Defensa de la Competencia para comercializar gas.
- El gesto del Gobierno vasco. La adjudicación el pasado 23 de marzo por parte del Gobierno vasco de Naturcorp a Hidrocantábrico, y no a Iberdrola, como se preveía, es una buena noticia para los promotores de la OPA. La no adjudicación a Iberdrola reduce el grado de concentración que se hubiera producido cuando después esta empresa fuese absorbida por Gas Natural. Es por tanto una decisión que allana el terreno a Gas Natural.
Un mes después, el 24 de abril, la compra del 3% de Gas Natural por parte de Caixa Catalunya, también se interpreta como una iniciativa de soporte a la OPA. Ambas decisiones contribuyen a perfilar la confrontación entre un modelo económico que concentra todas las decisiones y poderes en la capital y otro más descentralizado. Una institución nacionalista como la Fundació Catalunya Oberta, en la que participa el catedrático de la Universidad de Columbia Xavier Sala Martín, no ha dudado en calificar la denegación de la OPA de "arbitraria y discriminatoria, contraria al modelo energético europeo, perjudicial para la libre competencia y hostil con la economía catalana". La Cámara de Comercio de Barcelona anuncia un exhaustivo informe que bucea en el veto a la operación.
- Un inquietante precedente. El rechazo de OPA por parte del Gobierno junto a la oposición de Repsol, Iberdrola y Endesa, han causado honda inquietud en amplios sectores del empresariado catalán, que observan con preocupación las trabas al funcionamiento de la economía de mercado y de los organismos regulatorios. Antoni Castells, catedrático de Hacienda Pública y dirigente del PSC, señala que el rechazo a la OPA de Gas Natural "marca un antes y un después entre las relaciones económicas entre Madrid y Barcelona". Entre los expertos españoles del sector de la energía ha llamado la atención la toma de posición de UNESA, la patronal eléctrica contra la operación. La intervención de este lobby, cuyo poder e influecia es bien conocido por los partidos políticos y las empresas, ha incrementado la inquietud en medios profesionales y empresariales. Sin embargo, la OPA de Gas Natural sobre Iberdrola ya es agua pasada tras el pacto entre Repsol y La Caixa, ya bajo la presidencia de Ricardo Fornesa. Ayer Brufau calificó el intento de fusión de " una oportunidad perdida" pero propuso mirar adelante.
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