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Bush se declara "muy impresionado" con la visión del mundo del presidente Lula

El líder brasileño invita al estadounidense a conocer un país que no sólo es "carnaval y fútbol"

Sea por su carisma político o por el interés económico de las relaciones entre Brasil y Estados Unidos, Luiz Inácio Lula da Silva se ha convertido en el primer mandatario que ha sido invitado a la Casa Blanca a pesar de haber mostrado su oposición a la guerra contra Irak. El presidente de Brasil fue recibido con cordialidad extrema por George W. Bush, que incluso mostró su admiración por la lucha personal de Lula contra el hambre y la pobreza. El presidente de Brasil quiere invitar a Bush a su país "para que compruebe que no es sólo carnaval y fútbol".

Lula ha viajado a Washington con 10 ministros de su Gabinete, invitados también a la reunión de la Casa Blanca. Bush convocó a algunos de los homólogos en su Gobierno para que en el futuro pueda haber relaciones directas entre los titulares de cada departamento.

Al margen del contenido, la visita de Lula tenía un atractivo particular porque los líderes de Brasil y EE UU son antagónicos en su comportamiento político y en sus posiciones ideológicas. El talante progresista de Lula, preocupado siempre por la mejora de las capas inferiores de la sociedad, no tiene ni un solo punto en común con el programa conservador de Bush, obsesionado con una doctrina económica basada en la reducción de los impuestos a la clase alta con la esperanza de que las grandes riquezas generen empleo y el empleo mejore la vida de los más pobres.

Bush pareció genuinamente sorprendido por el rigor de Lula en su lucha contra la pobreza, tanto como para perdonarle su oposición a la guerra contra Irak: "No sólo tiene un corazón enorme", dijo sentado a su lado, "sino que tiene también la capacidad de trabajar con su Gobierno y con los brasileños para fomentar la prosperidad y acabar con el hambre".

Confortable en el Despacho Oval de la Casa Blanca, Lula no dejó pasar la ocasión para mostrar un tono didáctico con Bush: "Espero que pronto podamos reunirnos en Brasil para que el presidente Bush pueda comprobar en persona el tamaño de nuestro país y pueda ver que Brasil no es sólo carnaval y no es sólo fútbol. Tenemos otras cosas", manifestó Lula.

La visión política y económica de Bush y Lula es el reflejo de sus pasados: Bush, ex empresario conservador, frente a Lula, ex sindicalista de izquierdas. Aún así, parece haber sintonía entre ambos dirigentes, quizá porque EE UU es el mayor importador de bienes brasileños con más de 15.000 millones de dólares anuales. Es también el mayor inversor en Brasil: hay 400 empresas estadounidenses instaladas en ese país. Fuentes del Gobierno brasileño aseguraban que la reunión no iba a incluir debates sobre la creación de la FTAA, una zona de libre comercio para las Américas que debería estar abierta en 2005.

La Casa Blanca aseguraba que el encuentro era sólo para hablar "de asuntos de interés común, como los avances en el crecimiento económico y la prosperidad, y la promoción de la paz, la libertad y la estabilidad". Se esperaba un comunicado conjunto de apoyo a la política contra el hambre en Brasil y con promesas de cooperación en la lucha contra la pobreza en África.

Por otra parte, Alcir José Tomazi, de 44 años, un policía militar que velaba por la seguridad de Sandro Luiz, uno de los hijos del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, murió en el hospital de Santo André (São Paulo) por varios tiros en la cabeza a manos de dos hombres armados, informa Juan Arias.

Los guardaespaldas esperaban, la noche del miércoles, a que el hijo de Lula bajara del piso de su novia, cuando dos hombres armados y a cara descubierta se acercaron al coche de Sandro Luiz. Tomazi, casado y con dos hijos, recibió 12 tiros, varios en la cabeza. Su compañero, tras disparar contra los bandidos, logró escapar herido del coche, que fue robado y abandonado a pocos kilómetros.

El director general de la Policía Federal, Paulo Lacerda, ha afirmado que "se está indagando en todas las direcciones, sin excluir ninguna hipótesis". Sin embargo, la policía cree muy posible que los ladrones no supieran a quién pertenecía el coche cuando lo robaron. Las autoridades de Brasilia empiezan a preocuparse por los asaltos a varias personalidades de relieve del mundo político en los últimos meses.

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