Un mando de la Guardia Civil mata a dos compañeros, hiere a otro y se dispara a sí mismo
El teniente coronel Peñafiel fue sancionado tras denunciar irregularidades de otros mandos
El teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Peñafiel irrumpió ayer en la Comandancia de Albacete y mató con una pistola que cogió en un despacho al comandante Isidoro Turrión y al médico Francisco Naharro. Luego, disparó contra el teniente coronel que le había sustituido en su cargo, Antonio Roberto Lázaro, y a continuación se pegó un tiro en la cabeza. Peñafiel, que denunció irregularidades de los mandos cuando llegó de jefe a la Comandancia, fue relevado del cargo en febrero por pérdida de confianza. Se le habían quitado las armas y estaba pendiente de exámenes psicológicos.
La tragedia se consumó en pocos minutos, pero se venía fraguando desde hace meses. Antonio Peñafiel Fernández, de 51 años, llegó sobre las 10.30 de ayer a la Comandancia de la que había sido jefe hasta el pasado 25 de febrero. Buen conocedor de las costumbres de sus compañeros, acudió a las oficinas de la Plana Mayor a sabiendas de que quienes trabajan allí suelen dejar sus armas en los cajones de sus mesas de trabajo, según fuentes de la Asociación Independiente de la Guardia Civil.
Estas fuentes precisaron que Peñafiel pidió a los guardias que estaban en las oficinas que salieran porque iba a hacer una llamada. El teniente coronel cogió un arma y fue a por el comandante Isidoro Turrión Riera, de 40 años, a quien le disparó en la cabeza y por la espalda. El agresor culpaba a Turrión de haber urdido una trama "con otras 17 personas" para acabar con su carrera.
Luego, se dirigió a la enfermería, donde el médico del cuartel, Francisco Naharro, de 70 años y padre de la delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, Encarnación Naharro, pasaba consulta a un paciente junto a un ATS. Naharro participaba en la elaboración de los informes psiquiátricos que la Dirección General de la Guardia Civil había encargado efectuar a Peñafiel.
El teniente coronel Peñafiel se encaminó entonces al despacho del jefe de la Comandancia, el teniente coronel Antonio Roberto Lázaro Gabaldón, de 55 años, que había tomado posesión del cargo el 22 de abril en sustitución de Peñafiel. En el despacho estaba Eduardo Sánchez. "No dijo nada. Abrió la puerta y le disparó al pecho. El otro disparo lo hizo contra mí, pero el jefe, al caer, se interpuso y la bala le dio en el muslo. Y luego se fue sin decir palabra. Serían las 10.30 o las 10.45", explicó ayer Sánchez telefónicamente. Después, Peñafiel se pegó un tiro en la cabeza.
Turrión y Naharro fallecieron como consecuencia de los disparos. Lázaro Gabaldón fue operado en el hospital Universitario de Albacete, donde se le apreció una herida con orificio de entrada y salida en el hemitórax izquierdo y en el muslo derecho. Su pronóstico es grave y necesita ventilación mecánica. Peñafiel fue llevado al mismo centro, donde fue operado durante dos horas. El parte médico dice que presentaba "herida con orificio en zona parietal derecha, con hemorragia supracranoidea, pérdida de masa encefálica" y ha requerido "extirpación de tejido encefálico". Su pronóstico es "muy grave" y se encuentra en lo que se denomina "coma farmacológico".
La tragedia era el penúltimo capítulo de una historia que había mantenido en jaque a la Guardia Civil albaceteña y que llegó a provocar una interpelación en el Senado del socialista Juan Barranco al ministro del Interior, Ángel Acebes. Todo comenzó cuando Peñafiel, con 28 años de servicio, tomó posesión del cargo de comandante jefe, con cargo de teniente coronel, de la Comandancia de Albacete, el 3 de diciembre de 2001.
Peñafiel, según Barranco y la mayoritaria Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), puso horarios, hizo a los mandos entrar en los turnos de trabajo de los fines de semana y "repartió con criterios equitativos el complemento de productividad que anteriormente se daba preferentemente a los oficiales". Por ello, gozaba "de gran consideración entre los guardias de abajo", según la AUGC. Además, sancionó el 7 de noviembre al ahora fallecido comandante Turrión por incumplir la orden de visitar cada tarde un puesto de la provincia. Y Turrión informó de los hechos a su general de zona, Juan Carlos Rodríguez Burlada, viejo conocido de Peñafiel, que comenzó a actuar contra él.
Según relataron ayer el ministro del Interior y el director general de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso, el proceso contra Peñafiel -expediente por falta grave no delictiva- comenzó el 26 de noviembre. El expediente concluyó provisionalmente con el cese de Peñafiel en el destino el pasado 25 de febrero y con la orden, dictada al día siguiente, de "retirada cautelar de armas oficiales y particulares" y de "inmediata exploración psicológica y psiquiátrica", por "haber perdido las condiciones de idoneidad para el cargo". Ni el expediente ni los exámenes habían concluido. Peñafiel esperaba obtener un nuevo destino cuando acabara el proceso.
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