_
_
_
_
Reportaje:

Un contenedor cultural 'prêt-à-porter'

Un grupo de arquitectos, con Oriol Bohigas al frente, visita el edificio que abergará el espacio cultural El Siglo

La moda de "los grandes almacenes como lugar en el que era posible comprar un poco de todo" se inició en 1878 en Barcelona con la apertura de los míticos almacenes El Siglo, convertidos hoy en "icono" de lo que fue "el primer gran almacén de la ciudad" y representación, a la vez, del nacimiento de un nuevo sistema económico basado en el consumo. La conexión inmediata de esta biografía centenaria se halla en el corazón del centro histórico y comercial de la ciudad de Valencia, en un edificio original de finales del XIX que a mediados de los cincuenta albergó el primer almacén valenciano de El Siglo -al que después rendiría también homenaje estableciéndose allí el primer El Corte Inglés-, un inmueble que adquirido el editor Eliseu Climent con la intención de convertirlo en "un gran contenedor cultural del siglo XXI".

Para ello, Climent, inspirado en los proyectos mixtos de rehabilitación y generación de cultura en centros históricos -"como puede ser el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) o como fue el proyecto de ampliación del Pompidou de París (que se hizo en cuatro fases)- reunió ayer en los "sótanos" de El Siglo a cinco de los arquitectos más temidos y amados por su lejanía de los cantos de sirena comerciales y de las modas basadas en la imitación, encabezados por "la bestia negra" de la arquitectura moderna y uno de los creadores más influyentes, el catalán Oriol Bohigas.

Junto a Bohigas, el grupo formado por los arquitectos Frederic Climent, Alfredo Payà, Emilio Giménez y Carles Dolç, recorrió los 3.000 metros cuadrados de un inmueble dotado de una "calidad arquitectónica" y "una modernidad inusual para su época". Un edificio de cuatro plantas que van a dar a un vestíbulo central rodeado de columnas de hierro y coronado por una cúpula acristalada, que tiene la virtud, comentaban Climent y Payà, de "estar conectadas todas entre sí, lo que permite al usuario tener visibilidad desde cualquier punto".

"El edificio rebasa todas las expectativas", resume Antoni Gisbert, el coordinador de la asociación Acció Cultural, empresa matriz de la que nacerá el nuevo "contenedor". Ha sido, precisamente, el descubrimiento de "la amplitud real del espacio" y de la "multiplicidad que ofrece la estructura", lo que ha hecho que "el plan inicial haya cambiado", comentaba un apurado pero prudente Eliseu Climent, hacia el final del paseo por entre los desescombros del altivo esqueleto de ladrido y hierro, cuya "fachada medianera, inusual para su época", discurre en diagonal hacia el Mercado Central, blindada por una decimonónica espalda cubierta de balcones que se erige en paralelo a la emblemática Plaza Redonda, desde la estrecha travesía de Cerrajeros.

Climent, rebasado por la idea de ampliar el proyecto de inicial de Acció Cultural y dar cabida "a multiplicidad de funciones, actividades culturales y en red," cree que lo mejor será apostar "en una primera fase, por un modelo mixto: que simultanee la idea inicial de ubicar las sedes de todas las fundaciones [la Josep Renau, Asusiàs March, Joan Fuster y la propia Acció Cultural] con la creación de un espacio cultural de referencia". Aunque, admite que para ello no serán suficientes el hipotecario a 20 años concedido por Caixa Catalunya para un inversión total de 8 millones de euros, incluyendo los 3,3 millones que costó la compra del edificio que trajo "el prêt-à-porter a Valencia". Un estilo del diseño tan flexible que la alta costura (contra la que nació) se apoderó de él, hasta que el incisivo filme de Robert Altman le devolvió a su lugar, con un final transgresor que abanderaba el nacimiento del "look del desnudo". Una sobria propuesta arquitectónica -la opción de "desnudar un edificio para equiparlo solamente"- que ayer también planeó sobre un proyecto de contenedor cultural muy ¿prêt-à-porter?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_