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Un libro desvela la fallida beatificación del marqués de Comillas

Los empeños del Arzobispado de Barcelona para que el Papa eleve a los altares a Antonio Gaudí tuvieron a mediados del siglo pasado un acompañamiento de postín: santificar también al segundo marqués de Comillas, Claudio López Bru, muerto en Madrid en 1925 y amortajado con el hábito de los jesuitas. La prensa de la época lo calificó como "el limosnero mayor de España" y pidió su beatificación, e incluso el rey Alfonso XIII, que fue su huésped en Comillas (Cantabria), ordenó que la comitiva fúnebre pasara ante el Palacio Real, donde rindió homenaje a su dadivoso vasallo.

La historia de los López comillanos, enriquecidos en Cuba y Filipinas, la cuenta el periodista Ramón Vilaró en Tabaco. El imperio de los marqueses de Comillas, un libro sobre la economía y las finanzas de los siglos XIX y XX, pero también un retrato de familias y ambiciones. Claudio López, amigo de Gaudí y protector del extravagante mosén Jacint Verdaguer, el limosnero de la casa antes de ser excomulgado, regaló a los jesuitas la imponente Universidad de Comillas y, entre otras ostentaciones de religiosidad, fletó decenas de barcos para llevar a Roma a 18.000 obreros -todos asalariados suyos- para rendir pleitesía a León XIII con motivo de un aniversario de aquel largo pontificado. El proceso de santificación, que llegó a Roma en 1948, incluso contó con el impulso del dictador Franco en carta a Pío XII de 1954, centenario del nacimiento de rico y, de momento, fallido probeato.

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