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Reportaje:

Los 'bonos del rock' desafinan

La crisis complica el futuro de los títulos de David Bowie y otros artistas

Los bonos Bowie o bonos del rock atraviesan un delicado momento. La crisis discográfica y la mala situación del sello que los respaldó, la EMI británica, han conducido a la agencia Moody's a anunciar la revisión a la baja de la calificación crediticia del cantante. Esta situación afecta a una pléyade de pioneros en el desarrollo de un mercado financiero de vanguardia: la conversión de los royalties futuros en dinero en metálico a través de los bonos del rock.

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El pionero en la conversión a bonos de los futuros derechos de autor también sufre los embates de la crisis discográfica. David Bowie ha visto en las últimas semanas cómo la agencia de calificación de riesgo crediticio Moody's ha colocado en revisión la calificación crediticia de sus títulos, con la expectativa de bajarla.

"Esta revisión de la calidad crediticia no supone en ningún momento que exista una amenaza de impago por parte de los bonos emitidos. Se produce por el hecho de que cuando el cantante emitió estos valores existía una coyuntura que ha cambiado", indican fuentes bancarias. "La agencia aplica de forma regular unos modelos de valoración y unos sistemas de seguridad que cubren el 99% de las posibles situaciones, incluidas los posibles problemas financieros y cambio de la coyuntura del mercado", indican las mismas fuentes.

Además de haber seguido siempre un estilo innovador en su música, David Bowie se erigió en pionero de una nueva época en la financiación de los artistas de la música popular. Bowie fue el primer artista que aplicó la titulización de royalties, de la mano de David Pullman, un banquero de Wall Street, que alcanzó la fama a partir del diseño de este modelo de operación, que llegó incluso a patentar. Este invento llevó a Pullman a ser calificado por la revista Time como uno de los 100 primeros innovadores.

La agencia Moody's ha justificado la puesta en revisión del rating de los bonos de Bowie en los menores ingresos de estos títulos debido a la caída de las ventas en la industria discográfica. Los bonos se ven lastrados no sólo por la situación económica mundial, sino por el top manta y las facilidades que existen ahora para grabar discos, que suponen un fuerte hándicap para la industria. En la operación, Bowie cedió todos los derechos de edición de sus discos durante 15 años a EMI y esta compañía sufre una crisis de tal envergadura que el precio de sus acciones ha caído nada menos que el 85%.

Los bonos Bowie se emitieron a 10 años a un tipo de interés del 7,9%. La calificación que recibieron en principio fue la A3, que constituye la séptima mejor de la agencia estadounidense. Los especialistas dicen que no importa en exceso que su rating de riesgo crediticio baje un escalón, porque todavía se encontrará en un nivel calificado de apto para la inversión.

La conversión a bonos de los derechos de cobro futuros de un artista es una operación que simplemente supone un adelanto de los flujos de caja que recibirá el cantante en el futuro. El dinero proviene de los bonos que se emiten, que están respaldados por los royalties futuros.

La operación es compleja. Depende mucho de los análisis previos que se hagan sobre las expectativas futuras de ganancias y también de la capacidad del emisor del bono para convencer a los inversores sobre las proyecciones realizadas, con bases sólidas y consistentes. "Cuanto más documentado se encuentre el comportamiento de los flujos de retorno de la inversión, resulta más fácil la colocación de los bonos", comentan fuentes del mercado.

Pero otros músicos han seguido este camino. El famoso trío de autores del sello Motown Brian Holland, Lamont Dossier y Edward Holland aparecieron en el mercado a continuación de Bowie. Lanzaron bonos por 30 millones de dólares. El grupo de heavy metal Iron Maiden llevó a cabo una emisión de bonos por 30 millones de dólares. Del mismo importe se hizo también una del artista de soul James Brown. Y no sólo músicos. Algunas conversiones a bonos de derechos futuros ofrecen una idea de las posibilidades de este sistema. El museo de cera Madame Tussaud de Londres es un ejemplo de ello, junto a la titulización de la taquilla futura de varios parques de atracciones e, incluso, la de clubes de fútbol.

En cualquier caso, esta no es la fórmula de financiación que ofrezca el mejor precio. Es un sistema en el que los bonos se remuneran a un tipo de interés hasta varios puntos por encima del rendimiento de los títulos de grandes compañías. Hay que tener en cuenta que se trata de operaciones que comportan un mayor riesgo para los inversores y eso se traduce en un rendimiento más elevado.

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