Tropas de EE UU matan a 97 iraquíes en los ataques contra focos de resistencia
Una explosión provoca un incendio en el oleoducto que une los pozos de Kirkuk con Turquía
El teniente general de EE UU David McKiernan, máxima autoridad militar de las fuerzas de la coalición en Irak, ya había avisado el jueves: "Irak seguirá siendo zona de combate durante algún tiempo". Tropas norteamericanas mataron ayer a 27 iraquíes leales a Sadam Husein que les tendieron una emboscada en la ciudad de Balad, a 60 kilómetros al noroeste de Bagdad, y al menos otros 70 resultaron muertos el día anterior en el ataque a un "campo de entrenamiento terrorista" situado a unos cien kilómetros más al norte, según informaron ayer los militares estadounidenses.
En los combates, que continuaban ayer, sólo fue herido un soldado norteamericano. EE UU está decidido a "erradicar a los baazistas, grupos paramilitares y elementos subversivos" y a no dejarse distraer en su proyecto de reconstrucción del país, pero el hecho es que más de ocho semanas después de la guerra sigue sin haber paz en Irak. El incidente de Balad se produjo cuando un grupo bien organizado de combatientes iraquíes atacó con lanzagranadas un convoy de blindados de la 4ª División de Infantería. Los carros de combate devolvieron el fuego, mataron a cuatro atacantes e hicieron huir al resto. Posteriormente, apoyados por vehículos blindados Bradley y helicópteros Apache, los persiguieron y lograron abatir a otros 23 "enemigos". Balad es una población habitada mayoritariamente por chiíes, pero dentro de lo que los norteamericanos llaman el Triángulo Suní formado por Tikrit, al norte; Faluya, al oeste, y Bagdad, al este, y donde se han producido en las últimas semanas los principales ataques.
En los combates contra el campo guerrillero -que proseguían ayer y que al parecer son muy duros- participan la 101ª División Aerotransportada y fuerzas especiales de EE UU. Los militares norteamericanos comprobaban ayer si entre los muertos o detenidos hay, además de ex guardias republicanos y fedayín de Sadam, combatientes extranjeros, previsiblemente miembros de los miles de voluntarios árabes que llegaron a Irak antes de la guerra para defender el régimen de Sadam Husein de la invasión angloamericana.
Misiles y lanzagranadas
Esta ofensiva contra los leales a Sadam se enmarca dentro de la Operación Ataque a la Península, iniciada el pasado lunes y llamada así por un accidente geográfico del río Tigris en esa zona. En ella participan 4.000 soldados norteamericanos, principalmente de la 4ª División de Infantería, con base en Tejas. Según los militares estadounidenses, los milicianos iraquíes están "bien equipados y muy preparados". Hasta el momento, sus fuerzas han requisado de 70 a 80 misiles tierra-aire, más de 75 lanzagranadas y 20 Kaláshnikov y detenido a más de 300 iraquíes, que están siendo interrogados.
Los responsables norteamericanos en Irak no quieren darle demasiada trascendencia política a estos ataques e insisten en que tanto el sur como el norte del país están pacificados y que sólo quedan pequeñas bolsas de resistencia locales en el centro. Como dijo en conferencia de prensa el jueves el teniente general McKiernan: "Por supuesto que hay chicos malos ahí fuera y por supuesto que vamos a ir a por ellos". Pero el jefe militar también afirmó que "llevará tiempo localizarlos y detenerlos".
Ese mismo día era abatido un helicóptero Apache, probablemente el primero desde el fin de la guerra, en una zona no revelada al oeste del país, y se estrellaba un caza F-16 en un incidente que está siendo investigado. Y ayer volvieron a tener lugar nuevos ataques contra las tropas norteamericanas en otras partes del país. Tres individuos dispararon sus fusiless contra una patrulla en Mosul, al norte, sin causar víctimas y soldados de la 137ª Brigada Aerotransportada lanzaron una operación en las cercanías de Kirkuk, donde fueron detenidos "74 sospechosos simpatizantes de Al Qaeda", según la información oficial del Ejército de EE UU, que posteriormente se limitó a precisar que aún era pronto para poder confirmarlo.
El estratégico oleoducto que comunica los yacimientos del norte de Irak con Turquía sufrió también ayer, tras anunciarse la primera venta de petroléo iraquí, un sabotaje que desencadenó varios incendios y explosiones cerca de la ciudad de Baiji.
Este hostigamiento constante a las fuerzas de ocupación norteamericanas, minoritario y local de momento, está exacerbando día tras día la impaciencia de la mayoría de los iraquíes con las autoridades extranjeras del nuevo Irak. Ayer mismo, decenas de radicales suníes se manifestaron en Bagdad frente a los soldados estadounidenses para pedir su salida de Irak y protestar por el allanamiento de una mezquita cuando buscaban armas.
Las víctimas del conflicto
El número de muertes en Irak, entre soldados estadounidenses y población iraquí, no ha dejado de aumentar desde que el 1 de mayo el presidente George W. Bush declarara oficialmente el fin de las hostilidades; 45 soldados norteamericanos han muerto en diversas emboscadas -diez en las últimas dos semanas- desde entonces. Una cifra que, en tiempos de pacificación, se acerca poco a poco a los 138 hombres muertos durante la guerra, según ha reconocido el Pentágono. Los soldados británicos fallecidos en el conflicto fueron 32, básicamente durante los primeros días de la invasión.
Las estimaciones de muertes se vuelven más difusas cuando se trata de las tropas iraquíes. El régimen de Sadam nunca proporcionó esta información, pero, según las estimaciones estadounidenses, tan sólo en la batalla de Bagdad habrían fallecido unos 2.320 hombres.
En cuanto a las víctimas civiles, el recuento es aún más difícil. El régimen iraquí registró hasta el 3 de abril, días antes de la caídad de Bagdad, 1.252 civiles fallecidos y unos 5.000 heridos. Ahora, la estimación de la organización The Iraq Body Count (el recuento de cuerpos iraquíes), derivada de estudios en hospitales y cementerios locales, varía entre un número máximo de 7.207 y uno mínimo de 5.534. Esta cifra se actualiza diariamente en la página www.iraqbodycount.net.
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