Los grandes líderes no dejan margen

El canciller alemán, Gerhard Schröder, y el presidente francés, Jacques Chirac, han dejado muy poco margen para que el proyecto de Constitución sea modificado en la Conferencia Intergubernamental (CIG). Los dos se entrevistaron el martes en Berlín. No sólo se congratularon por el trabajo hecho por la Convención, sino que dijeron estar "decididos a apoyarlo sin restricciones", en palabras del canciller. Chirac vio también ayer en París al primer ministro británico, Tony Blair, cuyo representante en la Convención, el ministro Peter Hain, no ha puesto mayores objeciones al texto final.

El proyecto "corresponde a la iniciativa común que nos hemos marcado", añadió el canciller, quien precisó: "Creo que tenemos buenas oportunidades para lograr un compromiso" en la cumbre de Salónica de la semana próxima. A este apoyo tan cerrado se suma el comentario claramente agresivo del ministro francés de Exteriores, Dominique de Villepin, quien la semana pasada aseguró en la Convención que Europa avanzará con o sin los países que se resisten al proyecto constitucional, en referencia a Madrid y Londres.

Para el Gobierno español, en cambio, el texto cerrado ayer es sólo "un punto de partida" y confía en alcanzar "un acuerdo razonable" en los próximos meses porque estima que aún hay "mucha insatisfacción" en las capitales y se necesita aún alcanzar "un consenso".

En esa línea, pero en términos diplomáticos, el actual presidente de turno de la UE, el griego Costas Simitis, declaró ayer que la Convención "no ha sido sólo un ejercicio" y que en la CIG no deberán discutirse "otra vez los problemas de forma exhaustiva".

Giscard presentará el texto a los jefes de Estado y Gobierno en Salónica. En octubre se formará la CIG. Si todo va bien, la Constitución, convertida en tratado internacional, será firmada por los líderes en Roma. A partir de ese momento se iniciará el proceso de ratificación.