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Los polacos respaldan con el 80% de los votos su entrada en la Unión Europea

"Regresamos al lugar que nos corresponde", afirma el presidente Kwasniewski

Polonia, que con 38,5 millones de habitantes tiene más que los otros nueve países que aspiran al ingreso en Europa el 1 de mayo del año que viene, dijo ayer a la Unión Europea. Según los primeros resultados parciales oficiales, la participación en el referéndum fue del 59,6%, más que suficiente para que la votación fuera válida. Por el votó casi el 78,02%, mientras que un poco menos de un 22% votó no. "Hemos esperado mucho tiempo este momento. Hoy podemos decir que regresamos a la gran familia europea", afirmó con júbilo el presidente de Polonia, Alexander Kwasniewski.

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Todo el día de ayer Polonia se movió por el filo de la navaja de haberse visto obligada a entrar a Europa por la puerta falsa. No ocurrió así. A última hora se logró una participación electoral que rebasó con comodidad el 50% que exigía la ley para la validez del referéndum.

No cabía ninguna duda de que el ganaría por amplia mayoría. La única incertidumbre era si el electorado se movilizaría por encima del 50%. Así ocurrió y Polonia evitó la vergüenza de ingresar en la UE con el voto de los parlamentarios por no haber logrado la participación electoral exigida por la ley.

La información del éxito del referéndum se recibió con expresiones de júbilo difíciles de describir en el palacio presidencial de Varsovia y en la sede del Consejo de Ministros. El presidente de Polonia, Alexander Kwasniewski, se abrazaba y besaba con el periodista Adam Michnik y el ex primer ministro Tadeusz Mazowiecki. Todos saltaban y brincaban llenos de sudor en una tarde de un calor asfixiante en una sala convertida en una auténtica sauna.

Kwasniewski tomó la palabra y dijo: "Hemos esperado mucho tiempo este momento. Hoy podemos decir que regresamos a la gran familia europea. Regresamos al lugar que a Polonia y a los polacos les corresponde por sus mil años de historia y por la valentía mostrada por los polacos en los últimos años al cambiar la faz del mundo y del continente europeo". Embalado Kwasniewski, que fue ministro de Juventud y Deportes durante el régimen comunista, preguntó: "¿Hace 10 años alguien se hubiese imaginado este histórico momento?". El presidente de Polonia agradeció al papa Juan Pablo II su apoyo incondicional a la causa europea.

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A lo largo de los dos días de referéndum, con los colegios electorales abiertos desde las seis de la mañana a las ocho de la tarde, 28 horas en total, los 29,5 millones de electores polacos recibieron toda clase de impactos propagandísticos para lograr el objetivo de una votación favorable a Europa. Desde la intervención del Papa y las declaraciones del episcopado, en un país de abrumadora mayoría de católicos practicantes, a los mensajes enviados a los 12 millones de abonados a la telefonía móvil para recordar a los ciudadanos que se celebraba el referéndum. Todo valía con tal de llegar a superar la barrera del 50% de participación electoral exigida para la validez de la consulta.

Un reloj en la primera cadena de la televisión pública polaca marcaba la cuenta atrás y contaba las horas, minutos y segundos que faltaban para el cierre de las urnas. Los votantes apuraron los dos días de espléndido sol y acudieron a votar en gran número a última hora, con lo que salvaron lo que parecía un desastre anunciado.

La jornada electoral del sábado se cerró con una magra participación de un 17,61%, que hizo temer lo peor. Ayer, a las cuatro de la tarde, circuló la información de que sólo había votado un 42% y cundían el pánico y la desesperación. Un destacado periodista, europeísta convencido, comentaba con desesperación al enviado de este periódico: "Entraremos a Europa por la puerta de servicio y se abre una crisis política que no tiene perspectivas de solución". Media hora antes del cierre de las urnas llamaba para anunciar que los sondeos a pie de urna anticipaban que la participación superaba el 52%.

Salvar el obstáculo del referéndum es un paso importante para Polonia y evita, en efecto, una grave crisis política. No obstante, los problemas internos del país persisten y, tras semanas de barrerlos debajo de la alfombra, es inevitable que salgan de nuevo a relucir.

Gobierno impopular

La angustia sobre el resultado del referéndum pone de manifiesto la desconfianza hacia Europa de buena parte de la población de Polonia. Al mismo tiempo, no se puede esconder por más tiempo el desmoronamiento ante la opinión pública y el electorado de la Alianza de la Izquierda Democrática (SLD), el actual equipo de gobierno de los poscomunistas reconvertidos en socialdemócratas proamericanos, con el primer ministro, Leszek Miller, al frente. El actual Gobierno cuenta con un apoyo en torno a un exiguo 10% en los sondeos.

El periódico de referencia de Polonia, Gazeta Wyborcza, que dirige el ex disidente Adam Michnik, apareció el sábado con una doble página primera y última y un patético titular: "Diez siglos nos contemplan". En pequeñas imágenes y fotos se recogían los hitos de la historia polaca: desde que el príncipe Mieszko fundó en 966 el reino de Polonia al ingreso en la OTAN en 1999, la Constitución de 1793, la II Guerra Mundial, Auschwitz, la elección del papa Juan Pablo II, la creación de Solidaridad. Todos estos acontecimientos los situaba el periódico a la misma altura que el referéndum de ayer.

Un grupo de polacos celebra en las calles de Varsovia el <i>sí</i> en el referéndum para la entrada de Polonia a la UE.
Un grupo de polacos celebra en las calles de Varsovia el en el referéndum para la entrada de Polonia a la UE.AP

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