Aprender a ver más allá de los números
Los profesores de secundaria piden ayuda pedagógica para enseñar con éxito las matemáticas
En plena era informática, cuando la comunicación humana se compone cada vez más a través de códigos binarios (sistema que utiliza en exclusiva las cifras 0 y 1), las matemáticas siguen siendo la asignatura más temida y oscura para muchos estudiantes, así como el mayor desafío a la tarea de transmitir conocimientos y habilidades de los docentes. Éstos, que no dudan en apuntar a sus carencias didácticas como una de las primeras fuentes del problema, advierten de que el nivel medio de los alumnos de secundaria en matemáticas ha retrocedido de forma progresiva en los dos últimos decenios. Los siguientes párrafos recogen sus principales propuestas para invertir esta inercia negativa.
Para Juan Agustín Calderón, que coordinó semanas atrás en Madrid un encuentro de profesores dirigido a reflexionar sobre el tema, el remedio es aplicar la máxima: "Poco y bien, mejor que mucho y mal". A su juicio, hay que dar más peso a la lectura y a la teoría en lugar de basar el grueso del aprendizaje en la resolución de ejercicios.
Calderón opina que a los alumnos les falla la comprensión plena de ideas básicas porque aprenden de forma mecánica, a partir de reglas y fórmulas que "en cuanto se olvidan un poco se convierten en lagunas catastróficas". Asegura que muchos alumnos llegan al bachillerato ignorando qué significa realmente el signo "=", o sin saber explicar qué es una ecuación, aunque sepan resolverla.
"Hablar claro"
De la misma opinión es Jorge González Aguilar, que lleva 40 años enseñando matemáticas e impartiendo ponencias sobre este tema. "La única solución es hablar muy claro. La forma habitual de enseñar asusta a los alumnos. A veces, por un mal entendimiento de qué es el rigor, se piensa que éste es incompatible con la claridad, con lo que se entiende fácilmente", sostiene el experimentado profesor.
Ofrece como ejemplos González Aguilar que no es un sacrilegio explicar el área de una superficie como "el número de cuadritos que caben en ella", o explicar que "una función es una cuenta". Por el contrario, cree que es contraproducente corregir a un alumno que dice que "3/4" y "6/8" son iguales, en lugar de decir que son equivalentes. "Es mortal corregir a un alumno que dice algo lógico que le dicta su inteligencia natural", afirma.
Los profesores de matemáticas localizan las dificultades explícitas de su asignatura en secundaria frente a otras materias en que exige capacidad de abstracción, cuyo desarrollo aparece muy desigual entre el alumnado de secundaria, y en que su aprendizaje es necesariamente escalonado, por lo cual todo lo que se ignora o se sabe mal impide sumar conocimientos.
Para fortalecer el aprendizaje de lo esencial, los docentes reclaman más tiempo para fortalecer a través de la repetición de ejercicios la asimilación de los conocimientos teóricos. Esto implicaría aumentar las horas de clase de la materia, o bien dotar de una mayor elasticidad a los apretados planes de estudio.
Después de 36 años en la enseñanza de las matemáticas, el profesor del instituto Beatriz de Soabia, de Sevilla, Claudio Fernández-Freire asegura que desde hace 15 años es capaz de adivinar
al tercer día de clase la nota que tendrá cada alumno al final del curso, con un porcentaje de error muy pequeño.
Este docente opina que es necesario introducir en los centros "dinamizadores que expliquen a los profesores cómo hacer suyas las leyes, y ofrecer incentivos, motivación y exigencia". Añade que para aprender bien matemáticas es necesario separar a lo alumnos según su nivel y sus expectativas, y considera imprescindible mejorar la preparación del profesorado
. "No es cuestión de saber matemáticas, sino de ser un buen profesor", concluye.
También incide en la responsabilidad de los docentes la profesora del instituto madrileño Vega del Jarama María Ángeles Polanco. Cuenta esta profesora que los alumnos adquieren conocimientos aislados que no saben relacionar entre sí. "Es necesario que los profesores nos programemos, que pensemos muy, muy bien qué se va a decir al alumno y cómo se le va a decir", propone.
Quizá con mayor trascendencia incluso que en otras materias, la buena disposición para aprender del alumnado es imprescindible para aprender matemáticas.
Es lo que defiende el profesor del colegio privado Aldovea, de Madrid, Julio Íñiguez, para quien la promoción automática en la ESO ha generado desmotivación y relajamiento entre el alumnado, dos factores incompatibles con el orden y la constancia que requieren las matemáticas. "Encuentras alumnos en tercer o cuarto curso de ESO que aún no saben bien lo que debió quedarles claro en primero. Es bueno repasar al inicio de cada curso, pero no es lo mismo repasar que explicar de nuevo", asevera Íñiguez.
Las cifras le dan la razón. El nivel medio en matemáticas de los jóvenes españoles es inferior al de otros países europeos. Según datos de 2001 de la OCDE, uno de cada cinco alumnos españoles de 15 años no alcanza el nivel mínimo exigido, y sólo un 9% tiene un alto nivel. Otro estudio, de 1996, del centro estadounidense TIMSS, situaba a los alumnos españoles de 14 años en el puesto 31 en matemáticas entre 41 países.
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