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El paro sube al 6,1% en EE UU, la mayor tasa desde la recesión de 1994

La debilidad del mercado laboral puede forzar un nuevo recorte de los tipos de interés

El desempleo continúa creciendo en Estados Unidos, hasta alcanzar en mayo la cota del 6,1%, la más alta desde julio de 1994, cuando el país salía de la anterior recesión. La debilidad del mercado laboral, ya diagnosticada a principios de semana por el presidente del banco emisor, Alan Greenspan, dio ayer nuevo impulso a la creencia de que el tipo de interés de referencia, estático en el 1,25% desde noviembre, será recortado a finales de mes. Alrededor de nueve millones de norteamericanos no consiguen el puesto de trabajo que buscan, según datos del Departamento de Trabajo.

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La nueva tasa de paro sube una décima sobre el 6% contabilizado en el mes de abril, camino del 6,5% pronosticado a principios de años por la Reserva Federal, que superaría el tope del 6,4% de abril de 1994. Los datos de ayer presentaban un aspecto agridulce. Las nóminas cedieron 17.000 empleados en el sector no agrario a lo largo del mes, pero los expertos esperaban el doble de pérdidas.

Es la cara menos mala de un mercado de trabajo inestable que, sin embargo, muestra sutiles tendencias a la recuperación, según los analistas. Un dato objetivo es que en mayo hubo 58.000 nuevos empleos a tiempo parcial o de forma temporal, fenómeno que los economistas consideran paso previo hacia la creación de empleo estable.

El aumento de la tasa de paro se explica porque ha crecido el número de personas que se han lanzado a la busca de trabajo, en vista del aparente mejor clima laboral, y esa nueva demanda es la que hará subir en el futuro la tasa de desempleo.

La recuperación se resiste

Algunos comentaristas apuntaban ayer que las noticias siguen siendo malas, pero lo son cada vez menos y que datos económicos de esta misma semana, como el aumento de la actividad manufacturera, terminarán por catalizar la recuperación que no acaba de llegar pese a los ingentes esfuerzos fiscales y monetarios.

Desde 2001, el presidente George Bush ha bajado tres veces la carga fiscal para introducir liquidez en el bolsillo de los ciudadanos y la Reserva Federal ha bajado una docena de veces los tipos de interés sin que ni uno ni otro hayan logrado hasta ahora el efecto buscado.

Esta misma semana, Greenspan insistió en la precaria situación del mercado de trabajo e insinuó una nueva rebaja de los tipos cuando apuntó que podría constituir un seguro barato contra una potencial caída de precios, lo peor que ahora mismo podría ocurrir a la economía norteamericana. Los economistas no terminan de creer en el espectro de la deflación y aluden a la aparentemente inextinguible capacidad de consumir de los norteamericanos, que mantienen la inflación en una saludable tasa interanual del 2,2%.

El comité especializado de la Reserva Federal se va a reunir los próximos días 24 y 25 y ayer se consideraba que la pobreza del dato sobre el empleo será un factor que podría llevar a recortar de nuevo el tipo de referencia, probablemente un cuarto de punto. Las anteriores rebajas no han servido para alentar la inversión, uno de los motores que quiere arrancar Greenspan, pero al ser reflejadas de inmediato en el mercado hipotecario han sido cruciales para dar liquidez a los endeudados propietarios inmobiliarios y para mantener muy activo al sector de la construcción. Éste fue uno de los sectores que registraron ganancias de empleo en mayo, junto a los servicios y la sanidad.

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