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El Museo Británico evoca la vida de Londres en el siglo XVIII

El centro celebra su 250º aniversario con exposiciones, música y cuentos

Hoy se cumplen exactamente 250 años desde que el Gobierno británico creara el Museo Británico, el primero del mundo que pertenecía a una nación, a su gente, y no al monarca o a un patrón privado. Para conmemorar esta fecha histórica, el museo ha preparado una curiosa exposición, Londres, 1753, que evoca la vida de la capital en los días que vieron nacer al museo. Hoy, todos los rincones del museo se llenarán de actos festivos.

El programa de actos es más bien escuálido. Quizá porque las cuentas no están para muchas fiestas tras un año marcado por la crisis financiera y la reducción de plantilla. O quizás porque su nuevo director, Neil MacGregor, no tiene aún la cabeza en el feliz aniversario y ha preferido concentrar fuerzas en el día a día.

Con ese panorama, cualquier exposición que se celebra desde hace meses se ha enmarcado en el 250º aniversario, pero sólo Londres, 1753 se ha concebido especialmente para la celebración. Se trata de una exposición corta pero agradable que permite curiosear entre más de 300 objetos tan llamativos como un par de rudimentarios condones de la época, grabados, mapas, algunas piezas de céramica, joyas, etcétera.

"Era un Londres muy peligroso el de aquel tiempo, lleno de alcohol, pobreza y violencia", rememoró ayer Neil MacGregor. Por eso, aunque la entrada era y seguirá siendo gratuita, en aquellos tiempos las puertas no estaban abiertas de par en par y los ciudadanos tenían que acudir a ver el museo con cita previa.

La capital del Reino Unido, con una población cercana a las 700.000 personas, había alcanzado a Constantinopla y París, las mayores ciudades europeas del momento. En sus callejuelas del centro, en lo que ahora es la poderosa City, el mayor centro financiero de Europa, una de cada seis familias producía ginebra en una ciudad que se había convertido en un gran lugar "de depravación y borrachera", pero también en "un modelo de libertades políticas para Europa, el único lugar en que sus ciudadanos podían criticar sin miedo a sus gobernantes".

Londres, 1753 permanecerá abierta hasta el 23 de noviembre para celebrar los 250 años de un museo que nació del legado que un rico comerciante de Chelsea, Hans Sloane, quiso otorgar a todos los británicos. El Gobierno de la época decidió que el museo se acogiera a la fórmula legal del trust, para que los ciudadanos pudieran ser sus usufructuarios sin convertirse en propietarios y sus rectores pudieran mantener su independencia frente al Gobierno. "Una fórmula que impide que la clase política pueda utilizar los museos en beneficio de su propia agenda política".

Un inmenso lazo rojo abraza la conocida fachada neoclásica del edificio del museo en Great Russell Street, simbolizando el regalo que sus tesoros encierran para los británicos y el mundo entero. Para subrayar el cumpleaños de hoy, habrá música y cuentistas por todos los rincones, rememorando docenas de historias transmitidas a través de la palabra de generación en generación.

Neil MacGregor con un grupo de escolares a las puertas del Museo Británico, ayer.
Neil MacGregor con un grupo de escolares a las puertas del Museo Británico, ayer.REUTERS
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