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Reportaje:

Los 10 pecados electorales

Un obispo mexicano prohíbe a sus feligreses abstenerse y votar a partidos favorables al aborto

Juan Jesús Aznárez

Es pecado vender, comprar y robar votos. Alguno de los 10 pecados electorales promulgados por el obispo de Querétaro, a propósito de las legislativas del 6 de julio, han sido recurrentes en los comicios mexicanos y su punición sería suscrita por un ateo decente. Pero otros atizaron una controversia que arrancó el 25 de mayo, llegó a los tribunales electorales y pronto alcanzará al Vaticano. Monseñor Mario de Gasparín dice que es pecado no votar, hacerlo por los partidos favorables al aborto, el matrimonio entre homosexuales o apoyar "proyectos de economía salvaje".

El artículo 130 de la Constitución mexicana prohíbe a las iglesias intervenir en política y las admoniciones del purpurado, contenidas en el artículo titulado Un católico vota así, fueron secundadas por los obispos de Tlaxcala, Acapulco y Cuernavaca y los púlpitos de numerosos clérigos. La Secretaría (Ministerio) de Gobernación convocó al obispo, y el partido denunciante, México Posible, protestará por escrito ante el Papa. Las instrucciones del prelado son importantes porque el 90% de los cien millones de habitantes de México es católico. La Comisión Episcopal Mexicana (CEM) no observa delito alguno en la orientación del rebaño por sus pastores.

Es pecado, según los mandamientos del obispo de Querétaro, comerciar con el voto, que renovará los 500 escaños de la Cámara de Diputados, dárselo a personas indecentes e incapaces, a los abortistas o a quienes proponen el condón, la eutanasia y atentan contra la familia monogámica e indisoluble. La ley divina castigará a quienes sufraguen por los partidos que fomentan "caricaturas grotescas de familia integrada por personas del mismo sexo", la intolerancia religiosa y "las formas modernas de esclavitud": alcohol, droga, pornografía, prostitución, etcétera. Es pecado votar por "proyectos de economía salvaje", porque dañan la justicia social y perjudican a los más pobres; y es pecado no saber ganar las elecciones y no saber perderlas.

Los principales partidos de oposición clamaron contra monseñor Gasparín, pero el episcopado invocó su derecho a la libertad de expresión y, contraatacando, pidió a la clase política abstenerse en la oportunista utilización de imágenes y símbolos sagrados en sus mítines. Esa práctica, según arguye, desvirtúa las creencias religiosas y viola la ley. La virgen de Guadalupe, patrona de México, ha sido frecuentemente pendón electoral en un país en el que la convivencia de Iglesia católica y Estado ha sido conflictiva prácticamente desde la fundación de la Nueva España, en 1521, por los conquistadores españoles.

El Estado laico surge con Benito Juárez, a mediados del siglo XIX, con la separación de Iglesia y Estado. El caudillaje de Plutarco Elías Calles, fundador del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en 1920, acentuó el perfil anticlerical de la revolución mexicana. El Gobierno del Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) enmendó la Constitución para establecer relaciones diplomáticas con el Vaticano en el año 1992.

Las causas de las fricciones son diversas e históricas, y algunas son, según Jorge Traslosheros, director del departamento de Humanidades del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, atribuibles a los grupos económicos que explotaban a los indios y se toparon con que Iglesia los defendía. Para México Posible, los obispos "se valen de que la derecha gobierna".

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