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El Senado de Italia aprueba la inmunidad para los altos cargos

La nueva ley paraliza el proceso que se sigue en Milán contra Berlusconi

Con una cómoda mayoría de 146 votos a favor frente a 101 contrarios, el Senado italiano dio luz verde ayer a la inmunidad para los principales cargos del Estado. La nueva norma, una vez aprobada en la Cámara, impedirá que el primer ministro, Silvio Berlusconi, tenga que volver a sentarse en el banquillo de los acusados en el tribunal de Milán, donde está siendo procesado por un presunto delito de soborno a jueces.

La coalición de centro-derecha confía en que la ley sea aprobada definitivamente a finales de junio, despejando así los fantasmas que se agitaban sobre el primer ministro, imputado de lujo en vísperas del semestre de presidencia italiana de la Unión Europea.

En realidad lo que ayer aprobó el Senado, con considerable adelanto sobre los tiempos previstos, no fue la llamada ley de inmunidad, sino, exclusivamente, la enmienda presentada por la Casa de las Libertades (el Polo con la Liga Norte) a la ley de aplicación del artículo 68 de la Constitución italiana, que aborda el tema de la inmunidad.

La ley será aprobada hoy en una sesión transmitida en directo por la televisión italiana. Sin embargo, lo verdaderamente importante del nuevo texto está contenido en las pocas líneas de la enmienda, bautizada primero como laudo Maccanico, en honor del ex ministro de El Olivo, Antonio Maccanico, que la enunció el verano pasado, y denominada ahora laudo Schifani, el nombre del senador de Forza Italia Renato Schifani, que la ha adaptado a las circunstancias actuales.

El 'laudo Schifani'

La enmienda señala que "no pueden ser sometidos a procesos penales, por cualquier delito incluso relativo a hechos anteriores a la asunción del cargo o de la función, hasta la cesación de la misma: el presidente de la República, el presidente del Senado, el presidente de la Cámara, el jefe del Gobierno, y el presidente del Tribunal Constitucional". La única excepción es que el delito cometido sea un atentado a la Constitución o de alta traición a la patria.

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Al contrario que el 29 de mayo, cuando se presentó la discutida enmienda en el Senado, la sesión de ayer se desarrolló sin ninguna polémica, pese a que, el lunes, la plana mayor de la coalición de oposición se declaró contraria a la medida. También el ex presidente de la República y senador vitalicio Oscar Luigi Scalfaro, que intervino en la sesión de ayer, se distanció de una ley, "que hiere gravemente a la Constitución". Scalfaro se mostró favorable a un cambio en la propia Carta Magna para reintroducir la inmunidad parlamentaria eliminada de la misma en 1993. Quizás el hecho de que el nuevo estatuto del europarlamentario, aprobado ayer en Estrasburgo, reconozca la inmunidad a los miembros de la Eurocámara tuvo un efecto positivo sobre la enmienda del centro-derecha.

Pese a las críticas de la oposición, se había llegado a un consenso entre todas las partes sobre la necesidad de blindar de alguna manera la posición de Berlusconi, extremadamente delicada desde el punto de vista judicial, en vísperas de la presidencia italiana en la Unión Europea.

El presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, había sido el primero en reclamar alguna acción concreta para evitar que Italia sentara un precedente bochornoso en Europa, el de presentar un presidente de turno a caballo entre Roma, Bruselas y el banquillo de los acusados del tribunal de Milán.

La nueva norma congela los procesos y también los tiempos de prescripción del delito, pero su aprobación definitiva hará sumamente difícil el regreso de Berlusconi ante un tribunal de justicia porque sus proyectos políticos no se limitan a la jefatura del Gobierno. Si consigue modificar la Constitución, Il Cavaliere confía en convertirse en el primer presidente de la República por aclamación popular.

Silvio Berlusconi escucha a la oposición parlamentaria en enero de 2002.
Silvio Berlusconi escucha a la oposición parlamentaria en enero de 2002.AP

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