El Senado investigará si Bush falseó las pruebas sobre las armas de Irak
Powell, Rumsfeld y Tenet serán interrogados por los legisladores de Estados Unidos
La CIA pudo equivocarse al informar al presidente George W. Bush sobre la existencia en Irak de armas de destrucción masiva. O tal vez Bush y su Gobierno tergiversaron y exageraron los datos que les proporcionaba la CIA, con el fin de justificar una invasión decidida de antemano. Dos comités del Senado estadounidense abrirán en las próximas semanas una investigación para comprobar si hubo error del espionaje o manipulación política en los meses previos a la guerra.
"Nuestra credibilidad será cuestionada en muchas zonas del mundo si finalmente no aparece ninguna de las armas prohibidas", indicó el senador demócrata Joseph Biden. La iniciativa de la investigación procede de un senador republicano, John Warner, presidente del Comité de Fuerzas Armadas.
Warner se puso de acuerdo la semana pasada con Pat Roberts, también republicano y presidente del Comité de Servicios de Inteligencia, para convocar conjuntamente a los altos cargos del Gobierno y de la CIA que aseguraron sin ningún margen de duda que Irak poseía armas químicas y biológicas y un programa encaminado a fabricar armas nucleares. Entre los altos cargos que serán interrogados por los senadores, ante las cámaras de televisión, figuran el secretario de Estado, Colin Powell; el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y el director de la CIA, George Tenet.
El senador Warner dijo el domingo que Tenet le había garantizado que proporcionaría a los parlamentarios "todas las afirmaciones efectuadas por la Administración sobre el asunto de las armas, y los datos obtenidos por la CIA sobre los que se apoyaban esas afirmaciones". La CIA ya ha abierto un "proceso de reevaluación" interno para comprobar si las conclusiones alcanzadas sobre los arsenales iraquíes se basaron en datos correctos.
Han pasado ya 11 semanas desde que las tropas estadounidenses entraron en Irak y las armas químicas y biológicas no han aparecido. El Pentágono envió ayer a Bagdad a otro millar de especialistas para intensificar la búsqueda, pero Bush parece contar con la posibilidad de que los presuntos bidones de gas nervioso y ántrax no sean hallados jamás, y explora nuevas explicaciones. El jueves pasado aseguró en Varsovia que las acusaciones formuladas antes de la invasión ya habían sido probadas: "Hemos encontrado sistemas de armas y laboratorios biológicos que Irak negaba poseer, y que estaban prohibidos por las resoluciones de la ONU". Los dos laboratorios móviles, en los que no había ningún rastro de armamento, bastarían, según la tesis esgrimida por Bush, para justificar la invasión y ocupación de Irak. La prensa más afín al Gobierno, como el diario The Wall Street
Journal, publica editoriales en los que se minimiza la importancia de las armas y se asegura que la guerra se libró, muy acertadamente, con el fin de acabar con la tiranía de Sadam Husein y liberar a los iraquíes.
Los miembros del Congreso recuerdan, sin embargo, que votaron a favor de la guerra porque el presidente les aseguró que las armas iraquíes constituían una amenaza grave para la seguridad de EE UU. El senador Bob Graham, ex presidente del Comité de Servicios de Inteligencia y uno de los precandidatos demócratas a la Casa Blanca, declaró que la investigación debía aclarar si el Gobierno había mentido públicamente. "Si no encontramos las armas de destrucción masiva, nos encontraremos ante un grave fallo de nuestro espionaje o ante una manipulación política del espionaje con el fin de ocultar la verdad al pueblo americano", afirmó.
El senador Warner, en cambio, matizó que no había prejuicio alguno y que, en principio, confiaba plenamente en personas como Powell o Rumsfeld: "Esos hombres no manipularían la verdad con fines políticos". "Sigo creyendo", añadió, "que debemos conceder a la Administración un tiempo suficiente para buscar las armas. Sólo hemos inspeccionado entre un cuarto y un tercio de los lugares donde esos productos pueden estar ocultos". Warner recordó, sin embargo, que Rumsfeld y Tenet habían comparecido ante el Senado en febrero para contestar a la pregunta de si tras la guerra aparecerían las armas, y que "en ambos casos, la respuesta fue un sí categórico".
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