Música interior

Un día, a un músico colombiano le robaron sus instrumentos, pero esto no le entristeció y siguió adelante con su vida, porque lo más importante y auténtico, lo que guardaba dentro de sí, su música, no se lo pudieron llevar. Y precisamente, rescatar y potenciar lo mejor que cada uno guarda en su interior, "su música", ha sido uno de los objetivos del taller de Educación en valores que el Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ) de Jaén ha realizado con un grupo de internos de la prisión provincial de Jaén.

El pasado mes de mayo, cada martes y jueves, durante dos horas, cerca de 25 hombres y mujeres recibían como una bocanada de aire fresco la llegada de Aurora Barranco y María del Carmen Sánchez, las dos monitoras del IAJ, encargadas de dirigir el taller. "Hemos pasado muy buenos ratos e incluso a veces hemos llegado a olvidar que estamos aquí encerrados", reconoce Ruth, una de las internas. Y así ha sido, porque entre dinámicas de grupo, cuentos y juegos participativos, estos hombres y mujeres no han tenido ningún impedimento para viajar a Jamaica y bañarse en sus playas o ir al cine y comer palomitas.

Para Aurora Barranco, lo más importante es potenciar las relaciones personales y de comunicación entre ellos mismos. "Se ha buscado explotar la creatividad y la imaginación de cada uno al máximo y, sobre todo, reforzar la autoestima y la confianza para que se convenzan de que, aunque forma parte de su historia personal, el paso por la prisión no tiene por qué condicionar el futuro de sus vidas", explica la monitora. Otro concepto fundamental del curso ha sido el de la responsabilidad, "con la que se ha venido trabajando, no buscando el sentimiento de culpa, pero sí haciendo hincapié en la idea de ser consecuentes con los actos", añade Barranco.

Al igual que el resto de sus compañeros de prisión, tanto Abselam, Aurora, Txomi y Ruth, son conscientes de que a partir de ahora intentarán "olvidar lo negativo y pensar siempre en lo positivo que uno tiene". La mayoría considera que el curso le ha servido de mucho, pero que ha sido demasiado corto. Dentro, lo peor de la condena es la rutina del día a día. Dormir, comer, salir al patio y asistir a los talleres ocupacionales se convierte en un hábito que pesa más que el mero hecho de estar encerrado. "Lo que necesitamos son más cursos como éstos, para querernos más y demostrar al resto de la sociedad que no somos tan malos como nos pintan", subraya Txomi.

Cuando se les pregunta qué ha sido lo mejor del taller, la respuesta es clara, unánime y llena de agradecimiento: "haber podido conocer a las dos monitoras". El pasado jueves clausuraron el primer curso de educación en valores. "Fue muy emotivo, nos prepararon una sorpresa y nos regalaron poemas y flores que ellos mismos habían creado", explica María del Carmen Sánchez, al tiempo que confiesa que se trabaja más a gusto en los cursos que realizan en prisión que en los que hacen fuera para otra clase de colectivos. "Aquí, los alumnos se entregan y valoran más cualquier tipo de actividad, sobre todo si viene del exterior", afirma Aurora Barranco que destaca el cariño y el respeto que en todo momento han recibido.

El IAJ de Jaén tiene previsto realizar dos talleres más: uno sobre temas afectivos y otro sobre técnicas para la búsqueda de empleo.