El discípulo de Guédiguian
A partir de un guión de Philippe Lasry, Marc Abdelnour y el propio realizador, Martin Provost hace una comedia de costumbres, llena de tópicos y lugares comunes en la misma línea de las del director Robert Guédiguian. En la medida en que también transcurre en verano, en Marsella, se desarrolla en un medio obrero, y su esposa, Ariane Ascaride, hace un papel secundario, pero los resultados obtenidos todavía tienen menos atractivo que los logrados por su maestro.
EL VIENTRE DE JULIETTE
Dirección: Martin Provost. Intérpretes: Julie-Marie Parmentier, Stéphane Rideau, Tom Novembre, Carmen Maura, Nathalie Richard, Patrick Chenais. Género: drama. Francia-España, 2002. Duración: 92 minutos.
La historia de la joven de 20 años que se queda embarazada, todos cuantos la rodean quieren que aborte, pero ella se empeña en tener al niño, no es nada original ni en sí ni mucho menos con el tratamiento de comedia de costumbres que le da Martin Provost. A pesar de la presencia de un personaje ajeno a la embarazada, que sustituye al padre que nunca conoció y con el que tiene un breve romance, que es lo único algo original del conjunto.
Rodada por Martin Provost de una manera un tanto tosca y apresurada, como también acostumbra a hacer su maestro Guédiguian, el resultado queda más cerca de la cuidada serie de televisión que de la buena película. Tampoco tiene un especial atractivo la desconocida joven Julie-Marie Parmentier, protagonista absoluta, ni el más conocido Stéphane Rideau, aunque en buena parte se debe al convencional doblaje que deben soportar y que pasa como una apisonadora sobre la coproducción.
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