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Las cárceles están sobresaturadas y albergan 2.740 presos de más

Justicia admite la situación y aduce que construye más plazas

Las cárceles están a reventar. Ése es el panorama que describió ayer Comisiones Obreras, que denunció que las prisiones superan en 2.740 personas su capacidad óptima. Es decir, en los nueve centros que hay en Cataluña debería haber un máximo de 4.500 presos y conviven 7.240. Eso origina situaciones de hacinamiento y que, por ejemplo, una celda de ocho metros cuadrados esté ocupada por cinco reclusos.

La población reclusa catalana se mantuvo estable entre 1996 y 2001 en torno a las 6.200 personas. Fue hace dos años cuando se inició un despegue progresivo que resulta imparable. En 12 meses el número de presos aumentó en 600 personas hasta situarse en 6.888 en mayo del año pasado. Desde entonces la cifra ha vuelto a aumentar en 360 presos y se ha alcanzado el récord de 7.240. Pero lo peor es que nada hace prever que vaya a reducirse esa tendencia. La fiscalía mantiene cada vez criterios más duros cuando un detenido pasa al juzgado de guardia y, en consecuencia, los jueces dictan cada vez más prisiones provisionales atendiendo esas peticiones. El endurecimiento del Código Penal aprobado por el Gobierno y otras reformas legales tampoco hacen pensar que la situación vaya a mejorar.

Previsión de 10.000

Comisiones Obreras apuntó ayer que no es disparatado pensar que, así las cosas, en pocos años puede haber en Cataluña 10.000 presos. La Generalitat admite la gravedad de la situación actual y asegura que está trabajando para afrontar el panorama. "Las cárceles están masificadas en Cataluña, en España, en Francia y hasta en Dinamarca, donde hay una lista de espera de 4.000 presos para cumplir condena", reconoció ayer a EL PAÍS Ramon Parés, el máximo responsable de prisiones del Gobierno catalán.

"A final de año habrá 1.000 nuevas plazas que paliarán la situación actual. Lo que pasa es que yo no sé si es una buena noticia decir que se van a construir más cárceles", puntualizó. Los planes del Gobierno catalán pasan por construir dos nuevos módulos en las cárceles de Brians (Sant Esteve Sesrovires) y Quatre Camins (La Roca del Vallès). A eso ha de añadirse el hospital penitenciario de Terrassa, con capacidad para 67 personas y las unidades de alta seguridad en Brians y La Modelo.

Parés también recuerda que en los próximos tres años, la Generalitat construirá otras 4.500 plazas penitenciarias distribuidas en tres centros que sustituirán a la cárcel Modelo, la de mujeres de Wad-Ras y la de jóvenes de La Trinitat, todas ellas situadas en la ciudad de Barcelona.

Pero eso será, en todo caso, dentro de un tiempo. La realidad que ayer denunció CC OO es que las nueve cárceles de Cataluña están muy por encima de su capacidad máxima, aunque ninguna como La Modelo. Las instalaciones del paradigma de lo que no debe ser una prisión del siglo XXI tienen una capacidad para 700 presos y acogen 1.980. La inmensa mayoría de ellos en espera de juicio, lo que indica que no llevan mucho tiempo detenidos y que forman parte de esa bolsa de los dos últimos años que ha disparado la estadística oficial.

Es cierto que la Modelo llegó a acoger más presos de los actuales durante en la década de 1980, pero entonces eran otras épocas y, por ejemplo, la Generalitat no había recibido los traspasos en prisiones. Por eso sorprende que ninguna cárcel escape a la saturación, incluidas las dos únicas que ha construido el Gobierno catalán desde que tiene competencias (ver gráfico). La de Quatre Camins supera en un 73% su capacidad actual y la de Brians en un 12%. "Hacer cárceles no da votos", repiten en ocasiones juristas de varios ámbitos para censurar el abandono de lo que hace tiempo fue el llamado modelo penitenciario catalán.

Más allá de las cifras, la denuncia de ayer de Comisiones Obreras se centró también en las condiciones de vida de las cárceles y el incumplimiento sistemático de la ley penitenciaria: la mezcla de penados con preventivos, de presos jóvenes con adultos y el hacinamiento en las celdas. En la Modelo hay hasta cinco presos en un mismo habitáculo y en la cárcel de Tarragona, cuatro. Xavier Navarro, responsable de prisiones de CC OO, advirtió de que esta situación, unida al calor del verano -la peor época para un preso- y al malestar de algunos funcionarios, puede derivar en "graves conflictos". O sea, motines. Si la Generalitat no aborda la situación en un mes, ese sindicato anunció que denunciará a la Generalitat ante la fiscalía.

Parés calificó ayer de "irresponsables" a los dirigentes de CC OO. "Saben que estas cosas no se pueden hacer en cuatro días, por lo que si quieren ir a la fiscalía, que vayan mañana mismo", advirtió.

El 'regalo' a De la Rosa

El fiscal pidió ayer que el financiero Javier de la Rosa vuelva a prisión para cumplir 20 meses de cárcel por haber intentado estafar al Grupo KIO 50.000 millones de pesetas en 1992. Lo hizo durante la vista del recurso presentado ante la Audiencia de Barcelona en el que pedía la revocación del régimen abierto que le concedió el juzgado de vigilancia penitenciaria a propuesta de la Generalitat.

"El juzgado le regaló el régimen abierto", aseguró en su intervención la fiscal Susana Romero. En su opinión, el financiero no reúne ningún requisito que exige la ley para acogerse al artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario y que le permite pasar el día fuera de la cárcel de lunes a viernes y acudir sólo a dormir. Nada ha cambiado desde enero, cuando ese mismo juzgado revocó al financiero el tercer grado de la Generalitat, lo que causó la crítica de los partidos de izquierda.

Javier Melero, abogado de De la Rosa, recordó que su cliente pasa el día ocupado en preparar la defensa de los numerosos juicios que tiene pendientes. Y si el fiscal pide la cárcel es porque "el preso es quien es", remachó Melero antes de invocar las razones humanitarias para que De la Rosa siga en libertad y no haya de ser traslado en furgón policial a Madrid para acudir a la Audiencia Nacional.

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