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Columna
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Satisfacciones

Mi opinión particular es que aquí, en general, porque siempre hay casos excepcionales, no somos ni muy perfeccionistas ni muy exigentes, sino eso que llamamos "de buen conformar". Es un estado que proporciona la felicidad de la comodidad y evita nerviosismo, estrés y malos humores, pero también da mucha satisfacción ver el resultado de cosas bien hechas que implican mucha dedicación para afinar y asegurar el acierto. Es como si en la obra que se hiciese en una casa todo resultara tal como estaba previsto y en el tiempo calculado. Creo que me he pasado en un ejemplo que más que satisfactorio es sueño.

Dando un pequeño paso atrás, ocho o diez mirones, entre los que me encontraba, vimos montar una enorme plataforma para algún espectáculo en apenas veinte minutos, con un atino y una seguridad en sus movimientos que nos dejó a todos sonriendo y satisfechos; resolvían la dificultad de la técnica como si fuera un juego. También asombraba el espléndido montaje de la exposición de Vittorio y Luchino, con la luz cenital y la indirecta tan bien combinadas, con la división de los temas por colores y tan fácil de ver cada modelo, que no suele ser corriente. Eso es el fruto del conocimiento, claro, pero también del arte y de mucha exigencia. Como para sentirse satisfecho. Tanto como con Manon Lescaut, una ópera que ha sido maravillosa.

Por último, me queda nombrar a la Feria del Libro, que este año se disfrutaba mejor que otros. Tantos libros juntos ya es un placer y una tentación, pero además el diseño de las casetas era estupendo; muy agradable el espacio central cubierto con una lona tan sevillana dando sombra y cobijo, y Robles, con dos barras y unas mesas, ofreciendo la satisfacción de un café o una caña en medio de una enorme librería. Comprendo que a los editores y los libreros les guste la Plaza Nueva porque es un lugar muy acogedor para tanto libro; toda una plaza en pleno centro, frente al Ayuntamiento y rodeada de paradas de autobuses para que quien no vaya allí directamente se lo encuentre. Sólo dos inconvenientes: que hay que solucionar el problema de espacio para que ninguna editorial ni librería se quede fuera, y bajar los mostradores de los temas infantiles para que puedan verlos de cerca, tocarlos y antojarse de ellos.

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