Acertijos para entrar en Microsoft
Un libro revela las pruebas de selección a las que se somete a los candidatos a trabajar en las grandes tecnológicas
Las multinacionales americanas de nuevas tecnologías han convertido sus procesos de selección en un desafío a la imaginación de los aspirantes. How would you move Mount Fuji? ( ¿Cómo desplazarías el monte Fuji?), un libro recién publicado en EE UU, desvela las pruebas a las que son sometidos, en las que se contrastan sus cualidades para reinventar las empresas a cinco y diez años vista.
Sólo uno de cada cuatro candidatos que llegan a las ronda final de la empresa de Bill Gates es contratado. Cada día llegan 12.000 currícula
"No importa la escuela a la que fuiste o dónde trabajaste. Lo que interesa es la capacidad de resolver problemas", dice el autor
En una entrevista de trabajo de Microsoft no resultarían extrañas preguntas del tipo: " ¿Cómo calcularía el peso de un avión sin usar una báscula? o ¿Cómo diseñaría el baño de Bill Gates?". En los últimos años esta técnica de selección se ha ido afianzando en EE UU y hoy los acertijos son una tendencia aceptada en las grandes empresas.
El autor del libro How would you move Mount Fuji? es William Poundstone, que tiene publicado también de El dilema del prisionero (en España por Alianza Editorial). Su nueva obra lleva un explícito subtítulo: El culto al acertijo en Microsoft. Cómo las multinacionales más listas seleccionan a los pensadores más creativos.
"Hace unos pocos años empecé a recibir e-mails desquiciados de mis amigos, diciéndome que les habían pedido que resolvieran cuestiones absurdas en sus entrevistas de trabajo", explica Poundstone a través del correo electrónico". Éste fue el origen de la obra. "Me pareció una gran oportunidad de escribir un libro que fuera a la vez divertido y práctico", señala el autor.
¿Qué sentido tiene orientar las entrevistas hacia este extravagante terreno? El escritor no tiene dudas: "Se busca comprobar la capacidad de resolución de problemas. Tú puedes tener detrás una triunfal carrera académica o empresarial sin por ello ser especialmente apto para afrontar situaciones infrecuentes, en las que se requiere responder de forma creativa y, al mismo tiempo, efectiva. Para las firmas tecnológicas, sometidas a cambios constantes, no tiene sentido contratar a gente acostumbrada a trabajar bajo un conjunto de pautas fijas. Por eso recurren a este tipo de pruebas".
Como señala el libro, estas prácticas han saltado a compañías más tradicionales. Y es probable que también acaben implantándose en otros países. Él mismo asegura que tiene conocimiento de que en India, Italia, Irlanda, Reino Unido y Rusia se están empezando a instaurar.
La pauta la marca la dirección de Recursos Humanos de Microsoft en EE UU. Por eso absorbe la máxima atención del libro. La compañía de Bill Gates, que tiene 50.000 empleados y una tasa de rotación que equivale a un tercio de la media del país, recibe 12.000 currícula cada mes. Estos historiales pasan por un escáner que detecta palabras clave. Los candidatos más prometedores se someten a una entrevista telefónica; los que superan la criba son convocados para un maratón de un día entero en la sede de Redmond, a 30 minutos de Seattle, donde pasan por un tercer grado final.
"No importa ni la escuela a la que fuiste, ni dónde trabajaste antes, ni cómo vistes. Lo que interesa es tu capacidad para resolver problemas, tu lógica y tu imaginación", indica Poundstone. Es la "meritocracia igualitaria" de la que tan orgullosos están en Microsoft y en la generación digital. Cualquiera puede someterse a las mismas pruebas, con el objetivo de eliminar a los "meramente competentes". Sólo uno de cada cuatro candidatos que llegan a las entrevistas finales es contratado. Es la aplicación más cruda de la divisa de la empresa de Gates: "colocar sólo al 10% del 10% superior". Microsoft no quiso colaborar oficialmente en la elaboración del libro, pero ya ha invitado a su autor a una charla en Redmond en el mes de junio.
Los consejos de William Poundstone
"Yo les aconsejaría a los entrevistadores que eviten acertijos con truco", dice William Poundstone, "como el de colocar seis cerillas de tal forma que formen cuatro triángulos regulares. La clave está en disponerlas tridimensionalmente", continua, "pero el peligro es que nunca se puede saber si el candidato ha alcanzado la respuesta por su gran imaginación". Para este experto, las mejores preguntas son aquéllas en las que "la explicación es más importante que el acierto en la respuesta".
Algo en lo que no cayeron en Zefer Corporated, una puntocom de Boston que usaba piezas de los juguetes Lego para probar a sus aspirantes. Poundstone confiesa que éste es el procedimiento más absurdo que ha visto. "Zefer ya no está en el mercado", remata con ironía.
Muy diferente es el caso de otro de los acertijos recogidos en su libro: la pregunta sobre cómo pesar un avión sin usar básculas. La respuesta de un candidato -la obra se basa en entrevistas a aspirantes y seleccionadores- fue la siguiente: se transporta el avión sobre un barco; se señala el punto del casco en el que queda el nivel del agua; se saca el avión del barco y en su lugar se cargan fardos de algodón de 50 kilos cada uno; cuando el barco se hunda hasta alcanzar el nivel marcado sabremos cuánto pesaba el avión. Alguien así reinventará Microsoft dentro de 10 años.
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