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ANNA PAGANS | Alcaldesa de Girona y candidata por el PSC

Tras la reválida de los votos

Anna Pagans contó con el aval de su carismático antecesor, Joaquim Nadal, para hacerse con la alcaldía. Ahora, después de foguearse durante un año y medio al frente del consistorio de Girona, la alcaldesa y candidata del PSC busca la reválida de las urnas. Pagans, que abandonó hace años la militancia socialista, es una apuesta personal de Nadal, un alcalde que accedió al cargo con la democracia y parecía capaz de salir airoso de su séptima convocatoria electoral en una de las ciudades de mayor renta de España.

Cuando Nadal decidió centrarse en sus labores de escudero de Pasqual Maragall en su asalto a la Generalitat, Pagans recibió la vara consistorial y empezó a aplicar, en enero del año pasado, las lecciones aprendidas junto a su mentor político. Esta licenciada en Geografía e Historia, profesora en excedencia de secundaria, soltera, de 51 años, entró en la política municipal cuando, en 1991, aceptó la oferta de ocupar la concejalía de Educación. Desde entonces, con una tarea que sus colaboradores definen como "callada y eficiente", ha ido asumiendo mayores responsabilidades y ha superado "con trabajo y esfuerzo" a otros más lustrosos delfines del longevo alcalde. Nadal, al ser preguntado por los valores que hacían a Pagans merecedora de la alcaldía, afirmó: "Es trabajadora, es meticulosa y hace tres años que toma apuntes de todo para saber de qué estamos hablando en cada momento".

"Hace tres años que toma apuntes de todo", dijo de ella el entonces alcalde Joaquim Nadal
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Pagans parece bien dotada para la gestión, pero se le reprocha, quizá porque resulta inevitable la comparación con Nadal, su escaso carisma para las relaciones públicas. Su oponente de CiU, Zoila Riera, la ataca en su propaganda electoral llamándola "burócrata". Sus valedores destacan su carácter afable y conciliador, alejado del arribismo de ciertos políticos. "Es discreta y sencilla, cualidades que gustan en una ciudad que permite pasar inadvertido a un vecino del casco antiguo llamado Lance Armstrong", afirma un votante socialista. La discreción de la alcaldesa se extiende a su indumentaria. Viste casi siempre con traje pantalón y algún broche en la solapa. Los críticos aseguran que va a remolque y no ejerce de líder de su equipo.

Pagans puntea sus discursos electorales con constantes alusiones a la "cohesión social", aunque los habitantes más aposentados de una de las cimas del bienestar del país parecen más preocupados por la falta de aparcamientos o el pavoroso incremento del precio de los pisos.

La alcaldesa candidata asegura haberse sentido muy bien acogida por los ciudadanos durante su mandato. En los foros de Internet se pueden hallar visiones contrapuestas. "Se han traspasado el cetro de la ciudad como si fuese un feudo", dice uno. "Tienes poca cultura democrática. Se vota a una lista, no a una persona", le responde otro.

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