Prohibir
Prohibir es un placer: el que prohíbe se siente fuerte y seguro, obedecido. El prohibido es el ciudadano en general, y muchos pueden ver grata la prohibición de otros: los que admiran la manera fuerte. Muchos están a gusto con la prohibición del "No a la guerra" en las solapas de los votantes; quien prohíbe honra a la izquierda atribuyendo a sus partidos la exclusiva del grito humano. Otros aparecen satisfechos de que se persiga a la emisora que dio fragmentos de una entrevista a tres enmascarados; terroríficos terroristas. Pero es una información. Supongo que a todo el mundo le habrá producido el mismo efecto: grotescos, con los ojos del Fu Manchú miserable del cine. Hay un caso muy especial, el del libro Todas putas, porque contiene dos cuentos en que se describen violaciones. Lo que atañe a la mujer es muy sensible: estamos en un momento (siglos) de transición, se cometen muchos uxoricidios, y asaltos: pero un libro, por principio, no se prohíbe, sino que se repudia. No se cierran periódicos, y si un juez lo hace sin juicio previo, habrá que limitar los poderes de los jueces. No se prohíbe un partido. Si una parte de la sociedad civil acepta que se prohíba, está autorizando todo. La palabra "apología" no puede figurar en ningún texto legal. Se ha de condenar al asesino, no al que explica el crimen. La expresión libre se va corroyendo: y es una libertad básica. Cuando se hace en nombre de la democracia se está destruyendo la democracia. Leo en el artículo de un catedrático de Derecho Procesal: "La defensa de la libertad, incluida la de información, exige que el periodista sea absolutamente parcial en la defensa de los valores democráticos, bien distanciándose sin lugar a equívoco de informaciones contrarias a esos valores, bien impidiendo que la noticia se transmita de forma tal que favorezca causas o planteamientos carentes de toda legitimidad" (Jesús María Santos Vijande, Abc, ayer). Simplemente, no puede ser así.
No hay quien defina cuáles son esos valores. Democracia y libertad suponen estar definiendo continuamente; jamás perderse en interpretaciones jurídicas, constitucionales: la parcialidad es enemiga de la democracia, mientras no se presente como una opinión. (No tengo que distanciarme "sin lugar a equívocos": es obvio que odio el terrorismo, la violación, la desigualdad de la mujer; sólo defiendo las libertades de expresión y la base democrática).
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