_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Prohibir

Prohibir es un placer: el que prohíbe se siente fuerte y seguro, obedecido. El prohibido es el ciudadano en general, y muchos pueden ver grata la prohibición de otros: los que admiran la manera fuerte. Muchos están a gusto con la prohibición del "No a la guerra" en las solapas de los votantes; quien prohíbe honra a la izquierda atribuyendo a sus partidos la exclusiva del grito humano. Otros aparecen satisfechos de que se persiga a la emisora que dio fragmentos de una entrevista a tres enmascarados; terroríficos terroristas. Pero es una información. Supongo que a todo el mundo le habrá producido el mismo efecto: grotescos, con los ojos del Fu Manchú miserable del cine. Hay un caso muy especial, el del libro Todas putas, porque contiene dos cuentos en que se describen violaciones. Lo que atañe a la mujer es muy sensible: estamos en un momento (siglos) de transición, se cometen muchos uxoricidios, y asaltos: pero un libro, por principio, no se prohíbe, sino que se repudia. No se cierran periódicos, y si un juez lo hace sin juicio previo, habrá que limitar los poderes de los jueces. No se prohíbe un partido. Si una parte de la sociedad civil acepta que se prohíba, está autorizando todo. La palabra "apología" no puede figurar en ningún texto legal. Se ha de condenar al asesino, no al que explica el crimen. La expresión libre se va corroyendo: y es una libertad básica. Cuando se hace en nombre de la democracia se está destruyendo la democracia. Leo en el artículo de un catedrático de Derecho Procesal: "La defensa de la libertad, incluida la de información, exige que el periodista sea absolutamente parcial en la defensa de los valores democráticos, bien distanciándose sin lugar a equívoco de informaciones contrarias a esos valores, bien impidiendo que la noticia se transmita de forma tal que favorezca causas o planteamientos carentes de toda legitimidad" (Jesús María Santos Vijande, Abc, ayer). Simplemente, no puede ser así.

No hay quien defina cuáles son esos valores. Democracia y libertad suponen estar definiendo continuamente; jamás perderse en interpretaciones jurídicas, constitucionales: la parcialidad es enemiga de la democracia, mientras no se presente como una opinión. (No tengo que distanciarme "sin lugar a equívocos": es obvio que odio el terrorismo, la violación, la desigualdad de la mujer; sólo defiendo las libertades de expresión y la base democrática).

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_