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Un agente dice que el acusado del crimen de La Salve se lo contó con mucho "detalle"

El País

Un agente de la Guardia Civil y compañero del único acusado del asesinato del cabo Ángel Manuel Villa Villa en el cuartel bilbaíno de La Salve, en septiembre de 2001, declaró ayer que nadie como el acusado le contó con "tanto detalle" cómo se había producido el crimen. Según ha relatado el testigo ante el jurado popular, el acusado, José Luis García Barrosa, le informó de que a la víctima le debían haber pegado una paliza "porque tenía golpes en el pecho" y que habían tirado unas toallas para impedir que la sangre se filtrara al otro piso. Además, le comunicó que las armas reglamentarias del agente estaban en su sitio y "parecía que no habían sido utilizadas". "Cuando me lo contó a mí no me pareció en su expresión de la cara que estuviera afectado pero de sus palabras se entendía que sí lo había sentido", dijo el agente. Los hechos presuntamente relatados por el acusado coinciden con la declaración de los agentes que hallaron el cuerpo sin vida del cabo, al que se le había extraído una bala de la cabeza.El guardia asesinado Ángel Manuel Villa Villa no se presentó a su servicio durante la mañana del 26 de septiembre de 2001 por lo que dos de sus compañeros, por orden de un superior, fueron a buscarlo a su domicilio. Tras el hallazgo, dieron aviso a un capitán del cuartel. Tal y como ha manifestado éste, en el salón de la vivienda encontraron el cadáver parcialmente tapado con ropa de cama. "Le vi hundida la frente, como si le hubieran golpeado con una maza o algo similar", ha precisado el capitán, al tiempo que recordaba que la televisión estaba encendida, así como que en el salón había dos taburetes.

Durante la sesión de ayer, el fiscal, que solicita 20 años de prisión por un delito de asesinato con alevosía con el agravante de abuso de confianza, y una indemnización de 120.000 euros, y la acusación particular, que eleva la pena a 26 años, han tratado de esclarecer el paradero del cabo Villa Villa durante la mañana del 25 de septiembre, un día antes de que fuera hallado el cuerpo. Uno de los testigos que compareció ayer declaró que entre las 10.30 y las 11.00 acompañó a la víctima a pasar la revisión de sus armas reglamentarias y que lo vio hablar con un amigo que portaba una mochila.

Asimismo, un guardia civil encargado de custodiar la garita más próxima al domicilio de la víctima ha asegurado haber visto cómo una persona, que había sido identificada como miembro del instituto armado, entraba esa misma mañana, hasta en tres ocasiones, en el portal del domicilio de Ángel Manuel Villa Villa. Según su declaración, el sospechoso, que llevaba gafas de sol y portaba una mochila marca Adidas, abandonó el cuartel de La Salve sobre las 10.30.

Reconoce al agente

El testigo reconoció ayer la mochila, una de las principales pruebas de la acusación por tener restos de sangre de la víctima, y ha manifestado "estar seguro" de que aquel individuo y el acusado "eran la misma persona". En este sentido, otro agente encargado de la seguridad del cuartel ha reconocido que el único acusado acudía "con cierta frecuencia" a La Salve. "En agosto", aseguró el testigo, "lo vi alrededor de 8 ó 9 veces".

Por otro lado, tanto la Fiscalía como la acusación particular han intentado en varias ocasiones llegar a esclarecer si la víctima había estado especialmente interesada en el fallecimiento del guardia civil retirado L.R. Graña, en Mungia el 14 de septiembre de 2001, con cuyo asesinato ha sido relacionado en algún momento durante estos años el guardia acusado.

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Al respecto, varios testigos han declarado que se rumoreaba que el agente de Mungia traficaba con drogas y que había amenazado a un capitán por mantener relaciones sexuales con su mujer. Uno de los declarantes dijo que el acusado del asesinato de La Salve estuvo indagando en torno a la muerte de su amigo Graña y que había llegado a establecer un conexión entre ese homicidio y unas supuestas infidelidades.

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