El laboratorio del nuevo Irak
EE UU ensaya con la asamblea de notables de Mosul el nuevo régimen para el país
Mosul, la tercera ciudad de Irak a 396 kilómetros al norte de Bagdad, es el laboratorio donde EE UU está ensayando la creación de un nuevo régimen en el país. Con un Gobierno elegido democráticamente por una asamblea de notables y una policía formada, por ahora, por más de 3.000 hombres, presenta un nivel de funcionamiento normal muy superior al del resto de las ciudades iraquíes a excepción del Kurdistán autónomo.
Sin embargo, Mosul ha sido escenario de cruentos disturbios, varios de ellos con muertos, por la reposición en sus cargos de numerosos militantes del Partido Baaz, especialmente en la policía y la Administración local.
"Yo creo que Sadam era un buen líder e hizo cosas buenas", asegura Thirgham Hisham, policía de 23 años que trabaja sin cobrar un sueldo y se trae de casa el arma que lleva al cinto. "Ningún país árabe tendrá otro presidente como Sadam, y lo digo en el sentido positivo", añade.
En Mosul las cosas avanzan mucho más rápido; incluso dispone de televisión propia.
"¿Por qué están persiguiendo al Baaz? ¿Quieren acabar con él?", pregunta Mohamed Saleh, de 53 años, otro de los policías que desde hace horas permanece sentado a la sombra en la entrada del palacio de la Gobernación, ajeno a las reclamaciones de decenas de ciudadanos que esperan, al sol, para poder acceder al edificio. "El Baaz era un gran partido, pero en 1979 Sadam se apropió de él y mató a sus líderes".
Un tercer agente se añade al grupo: "Es un héroe que ha tenido el valor de enfrentarse a todos. De aquí al Juicio Final no habrá nadie como él"; cuando es preguntado por su nombre, los compañeros le recomiendan que no lo revele. "Porque, digan lo que digan, los americanos siguen mandando", señala Hisham, quien remata: "Esto ni es democracia, ni es nada. No hay seguridad".
"Sólo hay algunos robos. La estabilidad es evidente en toda la ciudad", destaca Ghanen al Boso, gobernador de Mosul, elegido el pasado 5 de mayo. Al Boso rechaza las acusaciones hechas por muchos vecinos de Mosul contra él porque ha ostentado el empleo de general bajo el régimen de Sadam Husein. "Estaba bajo arresto domiciliario acusado de conspiración para matar a Sadam, fui condenado a muerte y un hermano mío, piloto militar, fue asesinado por la policía secreta. Claro que era un general, pero no del modo en que opinan por ahí". Al Boso acaba de salir de una reunión del Consejo local que se ha prolongado durante más de tres horas y ha estado presidida por él y por un general estadounidense. Aunque en teoría sólo se trataban temas de Administración local, el número de militares de EE UU presentes en la sala era el mismo que el de miembros del Consejo local.
"Hemos pedido a los estadounidenses que estén presentes en las reuniones porque tenemos algunas dificultades para ponernos de acuerdo entre nosotros", reconoce el gobernador árabe, que está asistido por un vicegobernador kurdo y por dos secretarios: uno turcomano y otro cristiano asirio. "Las reuniones del Consejo son una clara demostración de la democracia en acción", subraya medio en español medio en inglés el general Benjamín Freakly, de la 101ª División Aerotransportada, que acaba de presidir la reunión. "Aquí habían convivido muchos grupos durante largo tiempo hasta que Sadam rompió esa convivencia haciendo más profundas las diferencias", asegura el general.
Dado que no funciona todavía un sistema judicial, los militares estadounidenses se encargan de emitir veredictos en los casos que podrían desembocar en graves conflictos étnicos. "En la ciudad de Majmur, a unos 60 kilómetros de aquí, durante los años de Sadam la tierra de los kurdos era explotada por los árabes. Se repartían la cosecha. Pero este año los kurdos querían dejar a los árabes sin cosecha y además ser indemnizados por los años del régimen de Sadam. Nosotros mediamos y dictamos que debían repartirse la cosecha al 50%, entonces los kurdos cambiaron su opinión inicial y pidieron el 55%", explica el general estadounidense. "Les dijimos que no se puede negociar un veredicto. Es el imperio de la ley", apostilla.
Sin recursos y muy pocos medios, la efectividad real de la gobernación de Mosul es muy limitada. "Tenemos 3.750 policías y necesitaríamos 6.000", se queja el gobernador Al Boso. Pero en Mosul las cosas avanzan mucho más rápidamente que en el resto del país, incluso dispone de una emisora propia de televisión, la única de todo Irak.
"No hemos recibido presiones de los americanos, únicamente nos han pedido que no emitamos contenidos que puedan desatar conflictos entre las diferentes comunidades, como por ejemplo, escenas de mujeres desnudas o películas porno", asegura Jalil Ibrahim, de 55 años, director de la emisora, quien apostilla con un guiño: "Da lo mismo, porque, total, tampoco las poníamos antes".
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