Baix Llobregat: la comarca invertebrada

Viladecans es una población de 58.000 habitantes situada en el Baix Llobregat. Y casi una metáfora de las difíciles comunicaciones de la comarca. Tiene playa, pero sin acceso directo; es colindante del aeropuerto, pero para ir en transporte público a coger un avión sus residentes tienen que viajar primero a Barcelona, según explica y lamenta Jaume Montfort, su actual alcalde. Estas dificultades para los movimientos en el interior de Viladecans se reproducen en el conjunto del Baix Llobregat. Hay trayectos casi imposibles (por ejemplo, de Collbató a Begues), y mucho más que complicados, consecuencia de la falta de inversiones en transporte público por parte de la Administración competente (la Generalitat), según denuncian el presidente del consejo comarcal, José Luis Morlanes, y Àngel Merino, alcalde de la capital (Sant Feliu de Llobregat).

"El Gobierno catalán ha presupuestado para la comarca 1.717 millones de euros"

"Y eso que desde hace poco tiempo podemos cruzar el río por varios puntos, porque hasta hace muy poco, ni eso", explica Carmen, una vecina de Sant Feliu de Llobregat. Àngel Merino cree que el futuro será diferente. "Con la línea 12 y el tranvía las cosas mejorarán, aunque las soluciones apuntadas", dice, "sean manifiestamente mejorables". El problema, resume, es "la falta de planificación territorial del Gobierno catalán", opinión que comparte José Luis Morlanes. El Gobierno catalán cree que se trata de acusaciones injustas, propias de tiempo de campaña electoral. "Hemos destinado a la comarca un presupuesto de 1.717 millones de euros en el programa 1995-2005, sobre todo en carreteras y transporte público. El Gobierno catalán no hace distinción de colores", afirmó un portavoz. La afirmación responde a las acusaciones de la izquierda, cuyos dirigentes aseguran que la falta de inversión se debe a que en la comarca hay una mayoría de gobiernos de izquierda.

Los responsables de la Autoridad del Transporte Metropolitano creen también que se trata de quejas poco justificadas. Primero, porque el porvenir pinta rosa; segundo, porque se han destinado a la comarca cuantiosas inversiones: 270 millones de euros desde 1990, afirma un portavoz oficial. Y reseña las principales obras: la autovía del Baix Llobregat, la autopista del Garraf, la pata sur y el tercer carril de la A-16. Más el aumento de frecuencias en los Ferrocarrils de la Generalitat y en Cercanías. Además del tranvía, que un día entrará en funcionamiento. Son obras hechas por diversas administraciones, comenta Morlanes. Y Merino añade que hay una gran desproporción entre lo dedicado a transporte público y lo invertido en carreteras y, más aún, en autopistas de peaje, que en realidad, lo que hacen es dar acceso y salida a Barcelona.

Martorell es un importante nudo de comunicaciones. Desde la época de los romanos. Pero ir desde esa ciudad, en el norte de la comarca, a Castelldefels o al aeropuerto resulta muy complicado, destaca Dora Ramon Cabot, candidata socialista a la alcaldía de la ciudad. La ciudad soporta en su interior dos vías de tren (más el AVE que está en construcción), dos autopistas y otra prevista, que se constituyen en verdaderas barreras físicas. Pese a ello, se beneficia poco de ello en su relación con el resto de la comarca, afirma, porque estas vías están pensadas para comunicar con Barcelona.

"Las comunicaciones entre las poblaciones de la comarca", señala Jaume Montfort, "se deben a que pasan por otras localidades de camino hacia la capital. En este sentido, el diseño es muy radial, barcelonés". Montfort señala que se trata de una comarca invertebrada o, si se prefiere, descentrada. La capital es Sant Feliu, pero el territorio se divide, a efectos de movimientos e influencias reales, en tres subcomarcas: la litoral (Castelldefels, El Prat, Gavà); la central, integrada por la capital más las poblaciones de su entorno formado por Esplugues, Sant Just y Cornellà, y la zona norte (Martorell, Pallejà, Esparreguera y Olesa, entre otras).

"Hay que zurcir la comarca", señala José Luis Morlanes. Y apunta que cuando se terminen todas las obras previstas las comunicaciones serán útiles para el 96% del territorio. "Siempre quedará una zona con dificultades, salvo que dispusiéramos de todo el dinero del universo".