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Reportaje:

Integración sin complejos

Una joven con síndrome de Down entra a formar parte de la plantilla del Ayuntamiento de Jaén como conserje

El sueño de Montserrat Passolas se ha cumplido. "Estoy encantada de la vida", afirma con rotundidad. Como para cualquier otro joven, el hecho de haber firmado un contrato de trabajo ya es motivo suficiente para ser feliz, y más aún si, como Montse, se sufre síndrome de Down. Esta joven, de 27 años, ha roto moldes y se ha convertido en la primera funcionaria contratada con esta discapacidad por el Ayuntamiento de Jaén, un organismo que cuenta en la actualidad con cerca de 1.000 empleados. Cumplido este sueño, ahora, el deseo de Montse es que su trabajo le "dure toda la vida".

Pero el empleo de Montse no le ha caído del cielo. Hace un año, y gracias al programa de formación e integración laboral de la Federación Española de Instituciones de Síndrome de Down (FEISA), Montse empezó a hacer prácticas de ordenanza en el Patronato de Asuntos Sociales de la capital. Durante este período de tiempo, ha contado con la ayuda de un tutor del patronato, que le ha enseñado en qué consiste la labor de un ordenanza. Eva Bocero, una mediadora social, ha sido la encargada de explicarle y hacerle entender todo lo que debía aprender. Ahora, Montse ya está preparada para trabajar sola, aunque si lo necesita, sabe que puede recurrir a sus compañeros, reconoce con orgullo.

María Dolores Gómez, la presidenta de la Asociación Provincial de Síndrome de Down, que representa a más de 170 familias, agradeció al concejal de Asuntos Sociales, Antonio Lucas, el compromiso del Ayuntamiento y anunció que hay otros diez chicos con síndrome de Down que están siguiendo un curso de auxiliar de ordenanza. Gómez criticó a los que consideran los talleres ocupacionales "como única salida para los chicos con minusvalías" e hizo hincapié en que la sociedad no sólo debe acabar con las barreras arquitectónicas, sino también con las psicológicas, "que son las que más impiden avanzar". La presidenta de la Asociación en Jaén explicó que, en muchas ocasiones, se encuentran en una situación de "super protección" por parte de las mismas familias.

Con Montse, ya son cuatro los chicos con síndrome de Down contratados por instituciones públicas andaluzas: uno, trabaja en el Ayuntamiento de Málaga y otros dos lo hacen en la Universidad de Granada, recordó María Dolores Gómez.

Ahora Montse se ha convertido en una trabajadora más que cotiza a la Seguridad Social y que deberá declarar sus ingresos. Sin embargo, a pesar de que esto último "no lo tiene muy claro", no le importa. Su trabajo le "encanta, aunque no para". Lo que más le gusta, hacer fotocopias y llevar los encargos al Ayuntamiento. Y lo que menos, "ordenar los documentos, un auténtico latazo", lamenta.

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