El filósofo Félix Duque aboga por una Europa híbrida y flexible
"Europa es Europa cuando, por ejemplo, alguien piensa en francés y termina siendo leído en alemán", explica el filósofo Félix Duque. No se trata de algo que se limite a estas dos culturas. El ganador del Premio Internacional de Ensayo Jovellanos 2003 está convencido de que el futuro de Europa pasa por entender que nunca podrá tener una identidad homogénea. En su libro Los buenos europeos. Hacia una filosofía de la Europa contemporánea (Nobel) desarrolla la idea de que el mayor potencial del continente es su naturaleza híbrida y su capacidad para articularse "a través de nudos con los que tejer una red". A diferencia de Estados Unidos, comenta este catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, "no estamos obligados a ser una piña".
El gigante norteamericano y la Unión Soviética han sido los extremos de una pinza que ha estrujado hasta el final de la guerra fría a "esta pequeña península de Asia volcada sobre el Atlántico" . Pero algo comienza a moverse en Europa. Francia y Alemania muestran opiniones propias frente a Estados Unidos y convierten a la OTAN en un instrumento poco operativo. Tampoco es que hayan triunfado, porque existe "un juego de equilibrios a múltiples niveles, y esto es enriquecedor. Hay naciones que funcionan como atractores y otras que se adhieren como orlas". Hoy Polonia apoya en lo militar a Estados Unidos, pero eso puede variar "porque ese país económicamente es Europa", explica Félix Duque.
Un banco, un ejército
El filósofo recuerda una vieja noción de patria: "Un banco central, un sistema universitario y un ejército", para continuar detallando que "el banco ya está funcionando en Francfort y cada vez son más los profesores y los alumnos que hacen intercambios entre diferentes países". El asunto pendiente es el ejército.
Duque no quiere llamarse a engaño. Las penínsulas y las islas periféricas de Europa (Reino Unido, Italia, España y Portugal) están comportándose como un corsé que limita el desarrollo de un proyecto de defensa continental, pero "también pueden ser la membrana osmótica que nos mantenga en equilibrio con Estados Unidos".
En Los buenos europeos, Duque revisa la posición de diversos filósofos y sus ideas sobre Europa y las ideas de patria e identidad. Husserl, Heidegger, Unamuno, Ortega y Gasset o Hegel aparecen por sus páginas, pero el autor del libro se queda con el Nietzsche de la etapa de La gaya ciencia y Más allá del bien y del mal, un prototipo de "buen europeo", comenta.
También se aborda el desafío de la inmigración, que para Duque es una oportunidad de que "Europa sea a la vez todo el mundo si sabe aglutinar dentro a las viejas colonias". El futuro se construye "cuando una joven alemana da clases para aprender la danza del vientre con una profesora musulmana y una turca empieza a maquillarse como sus compañeras de trabajo". Reconoce que verlo así puede parecer frívolo, pero que también se trata de eso.
Babelia
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