Cuestiones de familia

A finales de los años cincuenta y comienzos de los sesenta, los trabajos de historiografía experimentaron una transformación radical por efecto del nuevo enfoque de la historia como disciplina, desarrollado por la escuela de Ferdinand Braudel. Abandonando la atención tradicional por las grandes gestas, las historias de batallas, conquistas y cataclismos, los historiadores franceses e italianos iniciaron una corriente fecunda de investigación y recreación del pasado donde se ponía el acento en aspectos que la historiografía monumental había dejado a un lado. Surgieron así infinidad de "pequeñas historias" alternativas, de extraordinaria sugestión: de la vida cotidiana (Ginzburg), de la alimentación (Braudel), de la locura (Foucault), de la familia (Flandrin), de la muerte (Ariès)...

El interés que suscita este ti

po de libros de historia radica en parte en que poseen una encubierta evocación literaria, que no surge del estilo -que en ocasiones puede ser tan austero y seco como en las obras de positivistas como Mommsen o Ranke- sino de la materia a la que están abocadas, porque en lugar de ponernos en contacto con hombres y mujeres mitificados por las crónicas, nos acercan a seres humanos reales, a sus penurias, sus pasiones, sus afanes y a la tediosa cotidianeidad soportada durante siglos por nuestros ancestros. Con una diferencia de fondo, mientras que la novela histórica hace del pasado una ficción que sirve a la imaginación para recrearla en sus obsesiones presentes, la historia braudeliana estimula nuestra imaginación, haciéndola productiva. En una palabra: crea una historia que da que pensar.

Éste es el primero de una proyectada serie de tres volúmenes, dedicados a una rigurosa historia de la familia europea, desde el siglo XVI hasta nuestra época, realizados por especialistas, si-guiendo el hálito y la inspiración de la Historia de la vida privada dirigida por Georges Duby. Encontramos examinadas aquí con todo cuidado las transformaciones de la vida europea en el contexto de la Reforma y la Contrarreforma, el incipiente proceso de industrialización, el efecto de los cambios en la alimentación, la relación entre la mortandad producida por las pestes y los códigos de la vida urbana que afectan a la organización y la arquitectura de las ciudades, las rela-ciones entre amos y siervos, la inexorable secularización del derecho, el matrimonio y la crianza de los hijos; e, igual que sucedía con la antología de Duby, se aporta una descripción enorme-mente sugestiva del nacimiento del individuo, como protagonista de la vida europea y como su-jeto social.

Como suele suceder en las obras colectivas, no todos los trabajos que componen este volumen tienen el mismo interés. En algunos de ellos se deja ver el rastro de las estadísticas y se muestra un exceso de celo a la hora de proponer conclusiones y las generalizaciones que el lector quisiera obtener del historiador, pero el balance final es de un gran interés. En particular, sobresale el texto de Rafaella Sarti dedicado a reconstruir las estremecedoras condiciones materiales de la vida familiar en el largo periodo que va de Descartes a Kant. Y como colofón, permítaseme destacar la edición impecable de este libro y la esmerada traducción.