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Detenido un edil de Sarroca de Bellera por verter purines de forma incontrolada

Agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil detuvieron el miércoles a Ramon Chimisana, concejal de Obras y Servicios del Ayuntamiento de Sarroca de Bellera (Pallars Jussà), por un presunto delito contra el medio ambiente. El edil, que también figura en el segundo puesto de la candidatura de CiU para los comicios del próximo día 25, fue sorprendido por la Guardia Civil cuando vertía purines (mezcla de defecaciones y orines de cerdos) de forma incontrolada en un paraje de las afueras de la población.

La Guardia Civil informó ayer a través de un comunicado de que Chimisana, de 57 años, fue pillado en flagrante sobre las 10.15 horas en un camino vecinal de la partida de La Coma en el preciso momento en que estaba vaciando una cisterna de purines de aproximadamente 7.000 litros. Por este hecho, el detenido tendrá que declarar de nuevo ante el juez. La intervención se produjo a raíz de una investigación iniciada meses atrás al tenerse conocimiento de que en el municipio se estaban realizando vertidos incontrolados de este tipo de residuos en ocho puntos diferentes.

El concejal, que quedó en libertad después de declarar, reconoció ser el autor de media docena de vertidos de purines en lo que va de año, el último de los cuales fue efectuado el día antes de su detención. El ganadero, que tiene una granja de cerdos de ciclo cerrado con capacidad para 4.000 animales, explicó que en todos los casos descargó las cisternas de purines en fincas de su propiedad, como fertilizantes y, en su opinión, nunca de forma incontrolada. Reconoce haber vertido este año unos 25.000 litros después de tratarlos con una máquina que elimina los nitratos. Chimisana dice no entender la detención y que se siente "humillado".

La semana pasada, un juez de Lleida condenó a dos años de prisión a Francisco Suranell, también concejal del municipio vecino de Senterada, por el mismo delito. En este caso, se demostró que el acusado había vertido purines procedentes de su granja al cauce del río Flamicell, causando la muerte de unos 4.000 peces de distintas especies. La sentencia señala que el vertido puso en peligro el medio ambiente. Pese a ser una práctica prohibida, en muchos pueblos de la provincia aún se continúan arrojando purines a los ríos o en campos agrícolas como sustitutivo de los abonos químicos.

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