Carta abierta a Miguel Domínguez
Sr. concejal de Urbanismo, por más vueltas que le doy a mi cabeza, no consigo entender cómo una persona como la alcaldesa de Valencia mantiene a una persona como usted, en las listas del Partido Popular para los comicios del próximo 25 de mayo... Y le diré el por qué de mi incredulidad.
Su labor como concejal se ha caracterizado en los últimos años por un continuo enfrentamiento con la ciudadanía y con sus representantes, las asociaciones vecinales. Su nombre se ha hecho popular, muy conocido en los medios de comunicación, al verse involucrado en quejas y presentación de denuncias administrativas y judiciales. Su "talante", es de sobra conocido: "Mi reino no es de este mundo" y desde esta personal filosofía el autor de estas líneas tuvo que soportar un 20 de abril de 2003, en el Salón de Cristal del Ayuntamiento de Valencia el siguiente exabrupto: "¡Hombre, tú eres esa persona que lleva tanto tiempo dándome por el saco!..." y con un cualificado testigo presencial del sexo femenino, que estoy seguro usted recordará.
Hasta la concejalía de su cargo y debidamente pasados por registro, presenté en las oficinas de la avenida de Aragón 35, en donde usted tiene su flamante despacho, una denuncia administrativa de fecha 18-11-2002 (documentada con un acta notarial y los informes de un arquitecto y de un profesional del derecho, así como una copiosísima prueba documental), relativa a los solares que en su día albergaron el parque central de ingenieros y almacén regional de intendencia, con denuncias por ataque a la salud pública, propiedad privada y condiciones mínimas de escolarización y servicios. Dos meses más tarde solicité conocer el estado de tramitación de dicha denuncia y, finalmente, dejé constancia en el registro de la última solicitud: la de certificación de acto presunto que autoriza la Ley de Régimen Jurídico 30/92, texto legal que usted me aseguró conoce, pero que obviamente ha ignorado con el argumento de que "ante el silencio administrativo, recurra usted a los tribunales de justicia"... fue más o menos lo que me vino a decir.
Lo sonrojante del caso estriba en que esa misma ley que el Ayuntamiento y su concejalía se encarga de recordar al ciudadano de a pie, mediante su colocación en lugares visibles, es de doble tramo o rasero. Para el ciudadano la exigencia de su cumplimiento, so pena de ser sancionado; de puertas para adentro del Ayuntamiento, usted se ha "inventado" una vieja ley no escrita: la del embudo: lo ancho para mí (Administración) y lo estrecho para ti (ciudadano).
Esperamos, confiados, que por el bien de Valencia y de los valencianos, nuestra querida alcaldesa tome cartas en el asunto.
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